Solo tienes que ir a la página web WWW punto Spanish Languagecoach punto com. Decía que el siete de septiembre se cumplieron tres años del primer episodio del podcast. El siete de septiembre es también el título de una canción que me encanta de un grupo de pop español, que ya no existe, llamado Mecano. La canción hace referencia a la fecha en la que uno de los miembros del grupo, llamado Nacho, y sí, Nacho es un nombre habitual en España, conoció a su novia. Una novia con la que tuvo una relación de varios años.
Cuando rompieron la relación lo hicieron de buen rollo, no había demasiado drama, podemos decir. Así que decidieron continuar viéndose cada siete de septiembre para celebrar su aniversario, a pesar de que ya no eran una pareja como tal. La verdad es que me parece una forma muy tierna y poco habitual de celebrar un amor que ya no existe. A pesar de no ser pareja y a pesar de sus diferencias, estaban dispuestos a dejar eso a un lado y a celebrar otras cosas que les unían. De eso precisamente quiero que hablemos hoy, de cómo podemos convivir en un mundo polarizado, dividido, de cómo podemos hablar, conversar con gente que no piensa como nosotros, que piensa distinto.
Y antes de entrar en el tema, quiero recordarte que mi curso online, Español Ágil, un curso de nivel intermedio, está abierto ahora mismo para inscripciones de nuevos estudiantes. Ya sabes que solo abre algunas semanas al año. Abigail, una oyente fiel del podcast y también una de las estudiantes que ya ha completado el curso, ha sido tan amable de enviarme la siguiente reseña, una valoración del curso. Vamos a escucharla.
Me llamo Abigail y soy de Michigan, Estados Unidos, y siento muy orgullosa decirte que he acabado Español Ágil. Estoy muy agradecida haber encontrado este curso porque fue tan, tan útil para mí. Siento muy bien, sobre todo que he aprendido y cómo ha avanzado a mis habilidades, especialmente con respecto del subjuntivo que siempre has había sido uno de mis retos. Me gustó que el curso fuera cien por ciento en español, porque César habla claramente y te explica los frases, las frases y las palabras que, quizás, no conoces muy bien, y te explica en una manera que puedes entender con facilidad. Pero si necesitas, puedes utilizar los subtítulos.
César es definitivamente un profesor cariñoso que ha creado un curso que celebra tu viaje de aprendizaje, con lecciones divertidas, agradables y, a veces, un poco chistoso. Por todo el el curso se siente como si un amigo te estuviera enseñando. He disfrutado este curso más que puedo decir, no puedo esperar a tomar un un curso avanzado con César.
Muchísimas gracias, Abigail, y enhorabuena. Algo que menciona Abigail es una de las preguntas que más recibo sobre el curso. ¿Es el curso completamente en español? Y efectivamente, todo lo explico en español, como en este podcast, y nadie tiene ningún problema para entender las lecciones. Además, si tienes alguna duda sobre la lección, puedes dejar un comentario preguntándomela, no estás solo.
Otra pregunta habitual es si hay una fecha determinada para empezar y acabar el curso, y la respuesta es no, puedes empezarlo y acabarlo cuando quieras. Cuando te inscribes, tienes acceso para siempre. Por último, te recuerdo que puedes inscribirte hasta el viernes próximo dieciséis de septiembre, día en el que cierran las inscripciones. Tienes toda la información sobre Español Ágil en la página web. Y ahora, volviendo al tema del que hablábamos hoy, quiero contarte una cosa que me parece muy curiosa.
En estos tres años en los que he estado haciendo el podcast he recibido muchos correos electrónicos, comentarios en redes sociales, etcétera. Y la mayoría, el noventa y nueve coma nueve por ciento de ellos muy positivos. Muchísimas gracias de nuevo por esto, de corazón. Pero hay un tipo de comentario, positivo también, que me hace especialmente ilusión recibir. Hay personas que me dicen algo así como, César, me gusta escuchar lo que dices en tu podcast, aunque no estoy de acuerdo contigo en casi nada de lo que dices, no comparto la mayoría de tus opiniones.
Esto no es un mensaje específico de nadie, es una especie de de resumen genérico de ese tipo de mensaje. Y me hace especial ilusión y me gusta mucho saber que haya personas que, a pesar de no estar de acuerdo con mis ideas, están dispuestas a escucharlas. Me da la sensación de que esto hoy en día no es muy habitual, ¿no crees? Mira, el domingo pasado estuve dando una vuelta por una librería gigante cerca de Picadilly Circus, y me llamó la atención la cantidad de libros que hablan sobre la división del mundo. Libros que usan en su título palabras como divididos, polarizados, ellos y nosotros, enemigos.
Libros que analizan la situación y otros que proponen soluciones. A mí esta división no es solo algo que me molesta cada vez que veo las noticias sobre política o veo la reacción de la gente en cualquier red social, también es algo que me preocupa. Por eso, hoy quiero recuperar y compartir contigo una charla que vi en dos mil diecinueve de la científica, profesora y escritora argentina Guadalupe Nogués, en la que hablaba de cómo hablar con otros que piensan distinto. Esa charla me dio mucho que pensar y espero que tú también puedas sacar tus propias conclusiones. Guadalupe es científica y dice que la ciencia es una forma de preguntar al mundo y de escuchar sus respuestas, y aunque seguro que nunca sabremos todo, nunca podremos tener todas las respuestas, ya sabemos bastante, en parte gracias a la ciencia.
Por ejemplo, sabemos que la Tierra, nuestro planeta, es redonda, pero hay personas que lo niegan y dicen que es plana, los llamados terraplanistas. Y es que como dice Guadalupe, las evidencias son necesarias para poder conversar con alguien que no piensa como nosotros, pero no suficientes. Cada vez que esta mujer se enfrentaba a alguien que ponía en duda una evidencia científica, ella, como buena profesora, intentaba dar la mejor de las explicaciones para hacerle ver a la otra persona la realidad. De nuevo, no siempre funciona. Y aquí tenemos que hablar del término posverdad, también llamado mentira emotiva.
Cuando en lugar de darle valor a la información o a los datos, a los hechos, le damos valor a los sentimientos, emociones o creencias, estamos creando una posverdad. Y te digo por experiencia personal que es muy fácil caer en esto. Muchas veces, cuando busco información para preparar algún episodio, me doy cuenta de que la creencia inicial, emotiva o intuitiva que yo tenía de algún tema estaba equivocada. Por ejemplo, recuerdo que yo siempre había pensado que el problema de los altos precios de los alquileres de las casas en grandes ciudades se podría solucionar limitando los precios, problema que he sufrido toda mi vida adulta, llegando a pagar una vez el cincuenta por ciento de mi salario por una habitación. Sin embargo, después de buscar información sobre las consecuencias de esa solución, me di cuenta de que la evidencia y la experiencia mostraban algo muy diferente, y que a pesar de mi creencia inicial, la solución no era tan simple, y que otras medidas pueden ser más eficaces que simplemente limitar los precios.
¿Es un problema de comunicación entonces? ¿Por qué no podemos entendernos y no aceptamos que alguien nos explique con evidencias que algo no es como pensamos? ¿Por qué nos continuamos resistiendo? Pues ella se hacía estas preguntas y entonces empezó a buscar activamente conversaciones con personas que tenían opiniones muy diferentes a ella, en diferentes temas, y se dio cuenta de que no sabía conversar correctamente. Y es que es muy complicado hablar con alguien si el problema no es la evidencia, sino un desacuerdo ideológico, cuando hablamos con alguien cuya ideología es distinta o muy distinta a la nuestra.
Y por supuesto, que cada persona tiene el derecho de tener su propia ideología, ese conjunto de creencias, normas, ideas y emociones. El problema viene cuando existen mecanismos que favorecen que las ideologías sean más extremas. Hay experimentos que demuestran que cuando la gente habla solo con personas que piensan como ellos, sus opiniones se vuelven más extremas. Por ejemplo, las redes sociales, gracias a los algoritmos, son un mecanismo perfecto para que pase esto. Así llegamos al tribalismo, es decir, nos juntamos y solo escuchamos a las personas que piensan lo mismo que nosotros.
Cuando tenemos que tener una conversación con alguien que no piensa como nosotros, en muchas ocasiones estas conversaciones suelen tender al blanco o negro. Realmente no hay grises, no hay puntos intermedios. Puede que las dos personas escuchen, pero simplemente estén esperando a que el otro termine de hablar para decirle por qué no es correcto lo que dice, no es un diálogo real. Y como dice Guadalupe, todos tenemos opiniones, pero no todas las opiniones son iguales, pueden ser débiles o fuertes, temporales o permanentes, incluso a veces se vuelven parte de nuestra identidad. Si una opinión se ha convertido en parte de nuestra identidad, cualquier duda sobre ella será una forma de cuestionarnos a nosotros mismos.
¿Cómo vamos a estar equivocados tanto tiempo? ¿Cómo voy a cuestionar algo que ha formado parte de mí, de mi familia o de mi cultura tanto tiempo? Por eso a veces ni la evidencia ni la educación funciona. En palabras de la científica, a veces no pensamos algo, somos ese algo. Y uno de los problemas del tribalismo es que los diálogos realmente no son eficientes, porque realmente no hay un intercambio de opiniones buscando un punto en común.
Otro de los problemas es que genera que tengamos miedo a hablar de determinados temas si no sabemos cómo lo van a tomar las personas que nos escuchan. Es una especie de censura o autocensura invisible que también puede ser muy peligrosa. Porque, ¿qué pasa entonces? Pues que si no hay diálogo, hay silencio. Cada vez hay menos voces diversas, las voces disminuyen hasta que queda solo una.
Parece que estamos de acuerdo en algo, pero en realidad no ha habido acuerdo, hay silencio por el miedo a ser rechazado, es una ilusión de consenso, de acuerdo. Solo se oye una sola opinión y parece que solo hay una opinión, y cualquier otra opinión a esa empezará a ser rara, sospechosa, y la querremos eliminar. Provocar este silencio es una amenaza a la libre expresión y, por tanto, a la democracia. Entonces, parece que en el tribalismo hay solo dos opciones, o nos metemos en el barro confrontando las ideas de los que no piensan como nosotros, despreciando sus ideas, o nos callamos, dando el control a los pocos que deciden hablar. Pues ella propone algo diferente, ¿cuál es la opción fuera del tribalismo?
Podemos tener opiniones definidas e incluso muy fuertes, sin usar el discurso intolerante. Tenemos que salir de la dinámica de amigo y enemigo. La propuesta de Guadalupe es la siguiente. Diferenciar entre qué creemos con cómo lo creemos. Si a este cómo lo volvemos no tribal, podemos ofrecer nuestras opiniones sin que lo que pensamos se convierta en lo que somos.
Es decir, nuestra opinión no es nuestra identidad y, por tanto, ofrecemos una posición más tolerante y abierta al diálogo. Eso hace que aparezcan los matices, los grises y las conversaciones reales posibles. Se construyen consensos que pueden llegar a convertirse en acuerdos, porque quizás tengamos más en común con quienes piensan distinto, pero quieren conversar, que con quienes comparten nuestra opinión, pero son intolerantes. Seguro que alguna vez te has encontrado a alguien así, alguien con opiniones similares a las tuyas, pero tremendamente intolerante con la de los demás. Redflag, banderita roja.
Tenemos también que aprender a conversar mejor, y creo que aquí la labor de educadores, como padres y escuelas, puede tener un peso muy importante para futuras generaciones. Conversar es escuchar para entender al otro, intentar ver su visión del mundo. Sin escucha activa no hay conversación. Muy importante también separar las ideas de las personas. Si atacas de forma frontal la idea de alguien, esa persona va a sentirse amenazada.
Las ideas hay que discutirlas para que sobrevivan las mejores. Las personas merecen respeto. Las ideas tienen que ganarse ese respeto, y obviamente hay ideas que no merecen ningún respeto. Por último, quiero mencionar una metáfora que hace la charla sobre las conversaciones y el fuego. Dice que las conversaciones y el fuego se parecen.
Los dos están expuestos a dos peligros, el de extinguirse y el de crecer de modo descontrolado. Con el fuego hemos aprendido a manejarlo para que no se extinga, que no se apague, ya que nos da muchas cosas, ¿verdad? También hemos aprendido a controlarlo para que no nos destruya. Es un buen momento para hacer lo mismo con las conversaciones, ser capaces de mantenerlas vivas, que no se extingan, pero que tampoco lleguen a destruirnos. Pues ya está, ya hemos llegado al final del episodio, y espero de verdad que te haya gustado y hayas podido sacar alguna conclusión.
Te recuerdo de nuevo que si te interesa estudiar mi curso online, Español Ágil, puedes inscribirte hasta el viernes dieciséis de septiembre. Y, como siempre, te animo también a que me des tu opinión sobre el tema del podcast, dejando un comentario en la página web. Conversemos, creemos conversaciones. Nos escuchamos en el próximo episodio, un abrazo grande.