¿Podemos realmente cambiar nuestra forma de ser? Todos tenemos algún rasgo de personalidad que no nos gusta, ¿es posible modificarlo? Hoy vamos a hablar de esto. Recuerda que puedes usar la transcripción gratuita y memorizar las flashcards de vocabulario. Estos 2 recursos los encontrarás en la página web WWW punto Spanish Language Coach punto com.
Y, bueno, espero que estés muy bien. Por aquí, por Londres, los días se van haciendo más cortos conforme entramos más en el otoño. Yo he empezado a escribir un libro, era una idea que llevaba unos años en mi cabeza, quería escribir un libro de ficción, un libro para estudiantes de nivel intermedio. Y aunque he tenido muchas ideas, la semana pasada me vino una que me entusiasmó especialmente. Primero me vino a la cabeza el mundo en el que quería que se desarrollara la historia, un lugar muy específico y muy peculiar.
Es un lugar que amas u odias, pero que no te deja indiferente. Cuando ya tenía el mundo donde se iba a desarrollar la historia, me vinieron los personajes y la historia, la trama. De momento, no te puedo contar nada más, es todavía pronto, para dar para darte más detalles, y además, seamos honestos, corre el riesgo de que no lo acabe nunca. Ahora mismo estoy muy ilusionado por los 2 proyectos que vienen para el 2023, el nuevo curso online para estudiantes de nivel avanzado y el libro. Yo no, no sé si eres una de esas personas, pero yo necesito algo de de novedad para motivarme, desafíos profesionales nuevos.
Y hablando de desafíos, quiero recomendarte, si estás preparado o preparada para 1, escuchar también el último episodio de mi podcast para estudiantes de nivel avanzado, Advanced Spanish the Spanish Lennont Coach. Hablo con Fernando de Córdoba, un experto en branding, experto en marcas. Disfruté muchísimo haciendo esta entrevista y espero que tú también lo hagas escuchándola. Y continuamos hablando de desafíos, qué mayor desafío para una persona que el cambio, ¿verdad? Cambiar de trabajo, cambiar de casa, cambiar de hábitos.
Y es que el cambio es todo un desafío. En el episodio de hoy vamos a hablar de nuestro propio cambio y vamos a responder a la pregunta de si como personas podemos verdaderamente cambiar. Vamos a ver qué dice la ciencia de esto también, y de si factores como la edad afectan a este cambio. Y antes de buscar información sobre este tema, yo parto de una premisa, yo creo que es posible cambiarnos a nosotros mismos, creo que es posible, aunque complicado. Hay una canción muy famosa de la cantante Alaska que dice, yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré.
¿Cuántas veces hemos oído a alguien a quien queremos o a nosotros mismos decir algo como yo soy así, resistiéndonos al cambio? Además, en mi opinión, lo que creo que no es posible es cambiar a otra persona. Para mí esto es como pegarse cabezazos contra la pared, es decir, intentar conseguir lo imposible. Hace tiempo una persona de mi círculo me contó que estaba conociendo a una chica, que llevaban varias semanas quedando y que la relación estaba fluyendo muy bien. Yo me alegré mucho por él, obviamente, y después de contarme esto empezó con los peros.
Me gusta mucho ella pero, es un poco así, me encanta estar con ella pero no me gusta que haga esto o aquello. Luego empezó a justificar estos peros, diciendo que eran cosas que se podían cambiar. En ese momento yo le interrumpí y le dije que era posible que esas cosas fueran modificables, pero que en todo caso no era sumisión ni responsabilidad cambiarlas, que la única que puede cambiarse es ella misma, y que se si realmente estos rasgos de personalidad de esta chica chocan tanto con lo que busca él, no debería empezar una relación con ella con la esperanza de que un día cambie. Como ves, tengo una opinión bastante fuerte sobre la posibilidad de cambiar a otras personas. Como he dicho antes, para mí es como pegarse cabezazos contra la pared, una misión que acaba en frustración.
Lo que sí que pienso es que podemos influir en el comportamiento de alguien, pero el cambio real depende de cada persona, ese es mi punto de vista. Todos sabemos que si empezamos a ir al gimnasio de forma regular y cambiamos nuestra alimentación con tiempo empezaremos a cambiar nuestro cuerpo, dependiendo de nuestros objetivos, ganar músculo, perder peso, tonificarnos. Pues algo similar pasa con nuestro cerebro, Como dice el psiquiatra canadiense Norman Deutsch en su libro, el cerebro se cambia a sí mismo, durante mucho tiempo se ha pensado que el cerebro, una vez formado por completo, permanecía sin cambios hasta empezar a deteriorarse por la edad. Hoy se sabe, gracias al estudio de la neuroplasticidad, que esto no es así. La neuroplasticidad es la habilidad de nuestro cerebro de cambiar constantemente.
El prefijo neuro hace referencia a las neuronas, las células de nuestro sistema nervioso, y plasticidad significa maleable, algo que cambia. La neuroplasticidad nos dice que el cerebro cambia su estructura y funciones nerviosas a través del pensamiento y de la actividad. En cuanto a la generación de nuevas neuronas, la ciencia ya ha demostrado que el hipocampo es un lugar donde se generan nuevas neuronas constantemente. El hipocampo está relacionado con la percepción del espacio y la afianzación de la memoria. Afianzar algo es reforzarlo.
Muchos investigadores afirman que trabajar nuestra memoria, ponerla a trabajar, estimula la creación de nuevas neuronas en esta zona. Aprender un idioma extranjero es una muy buena forma de trabajar tu memoria, como sabes. Así que, si no tenías suficientes motivos para aprender español, ahora tienes 1 más, mejorar tu memoria y crear nuevas neuronas. Ya sabes que cuando empezaste a aprender español, una de las lecciones habituales es aprender a definir la personalidad de alguien. Aprendiste adjetivos como divertido, tímido, espontáneo, mal pensado o bienintencionado.
Todos estos son adjetivos que describen la personalidad de las personas. Y ahora vamos a responder a una pregunta clave, ¿podemos cambiar nuestra personalidad? Pues la respuesta corta es no, pero esta respuesta, tan tajante, tampoco es correcta del todo. Vamos a verlo con detalle y por qué la respuesta es no, pero con matices. La personalidad se define como la diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra.
Hay una parte de personalidad que está marcada genéticamente. Otra forma de hacer referencia a la personalidad de alguien, que se usa mucho en español, es hablar de su forma de ser, y esta forma de ser puede ser separada en 2 dimensiones. La primera es el temperamento, la parte más instintiva y que está determinada biológicamente cuando nacemos, está en nuestro ADN, DNA en inglés, y es por eso que a veces tenemos rasgos de personalidad similares a nuestra madre o nuestro padre. Podemos heredar la nariz de 1 de ellos, pero también su templanza, alegría o nerviosismo. La segunda es el carácter, relacionado con nuestra educación y ambiente, es decir, relacionado con lo que aprendemos de nuestro contexto.
Por otro lado, de la misma forma que nuestro cuerpo está compuesto por huesos, músculos y órganos, la personalidad también puede dividirse en 3 elementos relacionados con nuestro cerebro. Estos 3 elementos determinan quiénes y cómo somos, nuestra personalidad, es algo con lo que nacemos. Vamos a ver cada 1 de los elementos y sus opuestos. El primero es la extroversión, y su opuesto, la introversión. Tenemos a personas muy introvertidas o muy extrovertidas en los extremos, y luego personas que se mueven en puntos intermedios.
No voy a definir estos 2 adjetivos porque todos sabemos los rasgos característicos de este tipo de personas. Por cierto, te recomiendo, si eres introvertido, escuchar el episodio número 28 de este podcast titulado, el poder de los introvertidos. Lo interesante es saber que detrás de estos comportamientos hay una actividad diferente en nuestro cerebro. Una persona introvertida tiene una mayor actividad en el córtex cerebral, Esta parte controla, entre otras cosas, las habilidades sociales. Los introvertidos generan, por defecto, más movimientos de neuronas con muy poco estímulo.
La configuración de un extrovertido es diferente y necesita más estímulos, como luces, ruidos y experiencias. Por eso, un mismo nivel de estimulación puede ser satisfactorio para un extrovertido, pero muy agobiante para un introvertido. El segundo elemento de nuestra personalidad es el neuroticismo y su opuesto extremo, la estabilidad emocional. Estos rasgos están vinculados con el sistema límbico, el cual regula algunos estados emocionales como la atracción sexual, el miedo o la agresividad. Las personas neuróticas pueden vivir en un estado de tensión continuo, mientras que las más estables lo viven todo de forma más plana, sin altibajos.
Podríamos pensar que esta es la mejor situación, aunque en realidad las personas con un nivel muy bajo de neuroticismo viven la vida con menos colores, no experimentan ciertos estímulos y las relaciones con otras personas pueden ser menos intensas. Un nivel de neuroticismo adecuado hace que tengamos una mayor riqueza emocional. Y por último, el tercer elemento de la personalidad es el psicoticismo y su extremo opuesto, el autocontrol. Estos están regulados por hormonas como la testosterona y enzimas como la monoaminoxidasa. Cuando el psicoticismo es bajo, la persona tiende a tener más miedo y huye del peligro, además, son más empáticas.
En el opuesto extremo tenemos a las personas con un alto grado de psicopatía, personas muy independientes y frías, que en casos muy extremos pueden llegar a disfrutar del sufrimiento ajeno, es decir, de otra persona. La proporción de extroversión, neuroticismo y psicoticismo viene de nacimiento y se mantiene estable, aunque es verdad que cambia con la edad. Los adolescentes y jóvenes tienden a tener niveles máximos de extroversión, reactividad e independencia. Es por esto que cuando somos más jóvenes solemos buscar más estímulos y peligros, no nos gustan las normas, somos más egoístas y menos estables emocionalmente. Con la madurez esto se regula, afortunadamente.
¿Qué piensas de todo lo que te he contado hasta ahora? Parece bastante claro que estamos muy definidos y que no es tan fácil cambiar como nos hacen creer a veces. Para la mayoría de expertos, las personas no podemos cambiar nuestra personalidad, al menos no de forma voluntaria. Algo que sí que puede modificarla, afirman, es vivir un trauma, y también podemos modelar nuestra conducta a través de la terapia. Otra cosa que también puede llegar a modificarla es una de las mayores motivaciones del ser humano, el amor, y el refuerzo tan positivo que este crea en nuestro cerebro.
Al principio del episodio te hablaba de neuroplasticidad, de cómo podía cambiar la estructura de nuestro cerebro gracias a los pensamientos y la actividad. Parece contradictorio con la afirmación de que la personalidad no se puede cambiar, pero es que, aunque no se pueda cambiar, sí que aprendemos a adaptarnos al medio, a nuestro entorno, nuestro contexto. Todos los que hemos sido muy introvertidos, de pequeños, hemos ido ganando habilidades sociales con los años, por ejemplo, pero nuestra esencia continúa siendo la misma, preferimos un café con un amigo que una fiesta con 20, y nunca nos gustará llamar la atención. Yo mañana tengo la fiesta de cumpleaños de un amigo y él es la única persona que conozco, así que me voy a ver forzado a socializar, a hablar con gente que no conozco, y al final, aunque no sea mi actividad favorita, como es algo que ya he hecho muchas veces, me genera menos estrés que antes. Me pongo la máscara del César social y me adapto al medio.
Según la psicóloga Paula Casado, en la adolescencia empezamos a adaptar nuestra personalidad a los diferentes contextos sociales, no hay personalidades mejores ni peores. Hemos visto que tener rasgos de 1 u otro lado tiene ventajas e inconvenientes, y usa una metáfora que me gusta mucho. Quien nace una bicicleta es una bicicleta, y quien nace autobús es un autobús, ni mejor ni peor, simplemente están hechos para viajes distintos. La verdad es que yo, después de haber leído sobre este tema en profundidad, pienso que quizás los cambios que había experimentado en mí mismo a lo largo de los años no lo son como tal, sino que me he adaptado, he aprendido a moldearme mejor, no lo sé. En todo caso, es una pequeña liberación saber que el cambio no es tan simple como a veces nos quieren hacer ver, y que aceptar quiénes somos, nuestra esencia, con sus claros y sus oscuros, nos puede proporcionar mayor serenidad.
Y hablo, obviamente, de cuando estos rasgos de personalidad no sean demasiado perjudiciales para nosotros o los que nos rodean. Esto de aceptarse a 1 mismo es un tema complicado hoy en día. Decir yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré, como dice la canción, es toda una declaración de intenciones en un mundo obsesionado con el cambio. Nuestra pareja nos pide que cambiemos en la relación y nuestros jefes nos piden cambios en nuestro desempeño o actitud laboral. Aceptarse a 1 mismo es de valientes.
Muchas gracias por estar aquí un episodio más. Estudiante, un placer haber pasado este rato contigo. Si escuchas el podcast de manera habitual, ya sabes que la mejor forma de apoyar la continuidad es recomendándolo a otros estudiantes y valorándolo en la plataforma de podcast desde donde lo escuches. Me despido hasta el próximo episodio. Un abrazo grande, hasta la próxima.