00:00
00:00
Episodio número 38. ¿Vivimos acelerados? Hola, soy César, profesor de español. Te doy la bienvenida a Spanish Language Coach, el podcast para estudiantes de español de nivel intermedio. Si estás buscando un podcast donde puedes mejorar tu comprensión, escuchar temas interesantes y además tener la transcripción del audio de forma gratuita, ha llegado al podcast correcto.

Puedes leer la transcripción en www punto Spanish Languagecoach punto com, y si quieres más contenidos para estudiantes de nivel intermedio, puedes visitar mi cuenta de Instagram o mi canal de YouTube. Los 2 tienen el mismo nombre, Spanish Language Coach. Si ya has visto alguno de los vídeos que he creado en YouTube y te gustaría hacerme alguna recomendación o comentario, por favor, hazlo. Me puedes dejar un comentario en los vídeos, mandarme un mensaje privado en Instagram o un correo electrónico a César SpanishNenguage Coach punto com. YouTube es algo muy nuevo para y estoy aprendiendo, quiero crear vídeos que de verdad sean útiles para estudiantes como tú.

Crear un vídeo es probablemente el triple de trabajo que crear un episodio de podcast. Cuando grabo el podcast, pues no tengo que pensar en la iluminación ni estar presentable, puesto que no me ves. Pero para YouTube tanto la producción como la edición es más costosa, aunque debo reconocer que lo disfruto mucho y estoy aprendiendo a hacerlo mejor. Por último, si eres oyente de este podcast y te está ayudando a mejorar tu español, te pido por favor que lo recomiendes, que lo compartas con otras personas que aprenden español, y además, si escuchas el podcast en iTunes y puedes dejar un pequeño comentario te lo agradeceré muchísimo. Y ahora sí, empezamos con el episodio de hoy.

En las últimas semanas no me he encontrado especialmente bien, Desde principios del mes pasado me empezó a doler la garganta. Puesto que el dolor no desaparecía, después de varios días la doctora me recetó un antibiótico. Me dio la receta para ir a la farmacia y comprar el antibiótico. La receta es sinónimo de prescripción médica y podemos usar el verbo recetar o prescribir, aunque el último suena más formal. El caso es que después de acabar con el tratamiento de antibióticos no me encontraba mejor, de hecho, me encontraba un poco peor y tuve otra consulta con la doctora.

Estas 2 consultas fueron telefónicas, ya que debido al COVID los ambulatorios o centros de salud evitan que mucha gente visite a los médicos físicamente. En la segunda consulta, la doctora me recomendó tomar algo para la acidez de estómago, pues es frecuente que aparezca dolor de garganta cuando sufrimos de acidez de estómago. Esto tampoco funcionó desafortunadamente. Yo no me encontraba muy mal, pero el dolor era constante y tuve que cancelar mis clases durante una semana porque me costaba trabajo hablar. Finalmente fui a una consulta presencial y la doctora me dijo que mis ganglios linfáticos estaban inflamados, por lo que me recomendó un análisis de sangre.

El análisis de sangre salió perfectamente, todo normal, y aunque todavía no estoy recuperado del todo, estoy mejorando poco a poco. El caso es que cada vez pienso más en la posibilidad de que este dolor en mi garganta haya aparecido como consecuencia de mi estilo de vida y no por una infección. Yo sabía que el estrés y la ansiedad podían tener consecuencias en nuestro sistema digestivo, por ejemplo, porque lo he sufrido en el pasado, sin embargo, si me preguntas ahora si estoy ansioso, si tengo ansiedad o estrés, puedo decir claramente que no. Trabajo en casa, me encanta mi trabajo, lo disfruto mucho y tiene mucho sentido para mí. ¿Cuál es el problema entonces?

Bueno, quizás no esté estresado o ansioso, pero no puedo negar que voy algo acelerado. Mi estilo de vida se ha convertido en una constante competición para hacer el mayor número de cosas posibles de la forma más rápida, un estilo de vida acelerado, con prisas. ¿Te suena? ¿Puedes identificarte con lo que te estoy contando? Creo que es algo que nos ha pasado a muchos en este 2020, donde el mundo se ha parado, pero de alguna forma nuestras vidas se han acelerado.

La vida personal y profesional ahora comparten el mismo espacio, la vida social se ha reducido considerablemente y buscamos cosas para tener la mente, la cabeza ocupada. Unos días antes de que apareciera el dolor de garganta, yo estaba en el momento pico, en el punto más alto de mi vida acelerada. Me levantaba antes de que sonara la alarma, antes de las 6 y media de la mañana, y empezaba con mi lista de cosas que hacer entre una clase y otra. Además, había decidido anotar qué hacía exactamente cada día, tenía una hoja en mi mesa de trabajo donde apuntaba, escribía todo lo que hacía, por ejemplo, de 6 a 6 y 20 de la mañana bebía un café y leía un rato, los siguientes 10 minutos los usaba para escribir mis morning pages o páginas matutinas. El objetivo de contar cada minuto era no perder el tiempo y ver al final de cada semana cómo podía aprovecharlo, usarlo mejor.

Esta rutina era de lunes a domingo. Otro ejemplo de mi vida acelerada en los últimos tiempos es la forma en que empecé a escuchar pódcast. Todos los días escucho alguno y decidí que debería escucharlos al doble de velocidad para aprovechar más el tiempo y poder escuchar más. Te pongo un ejemplo de cómo se escucha un podcast cuando doblas la velocidad. ¿Has podido entender algo?

Bueno, escuchaba los pódcast a esta velocidad mientras hacía la compra olimpiadas, siempre buscando como resultado aprovechar el tiempo, usarlo de forma eficiente. En resumen, comencé a acelerarme y mi cuerpo me ha enviado una llamada de atención, una señal que dice, César reduce la marcha, desacelera. No si estás de acuerdo conmigo, pero creo que vivimos en un mundo acelerado. Por un lado tenemos una cantidad ilimitada de cosas que queremos hacer, aprender y mejorar. Por el otro, tenemos el recurso más importante, pero también más limitado, el tiempo.

Por tanto, parece que la única opción que tenemos es acelerar, hacer las cosas de una forma más rápida para poder completar todas nuestras metas y objetivos. ¿Pero es esto realmente efectivo? Pues yo me acabo de dar cuenta de que no lo es, porque las personas no somos máquinas y también tenemos un nivel de energía física y mental limitada. ¿Por qué hemos llegado a este punto? ¿Por qué vamos acelerados?

¿Por qué es tan difícil salir de este círculo? Es difícil por varios motivos, primero porque la velocidad y la aceleración se relaciona con la productividad, la energía, el progreso. La lentitud está mal vista. De hecho, el adjetivo lento se usa para describir a una persona con poca inteligencia. Además, un ritmo frenético nos ayuda a no pensar.

Estamos distraídos, la distracción que proporciona estar ocupado todo el día nos permite no pensar. Además, no valoramos, de hecho infravaloramos, el poder y el valor de no hacer nada. La ciencia ha demostrado que cuando no hacemos nada es más fácil encontrar soluciones a problemas complejos y somos más creativos. ¿Cómo podemos entonces tener objetivos en la vida sin acelerarnos demasiado, teniendo un estilo de vida más saludable y relajado? La psicóloga Patricia Ramírez, que además de ser una excelente profesional es una gran oradora, habla de 7 características de las personas que saben encontrar un buen equilibrio entre sus objetivos y un estilo de vida sosegado o tranquilo.

La primera es que conocen sus prioridades, saben priorizar, saben qué es importante y lo que no lo es. Tener sentido común y responsabilidad con nuestras preferencias. No hay nada de malo en priorizar tu trabajo a tu vida social en un momento dado, por ejemplo, pero necesitas entender que no puedes llegar a todo, y si has decidido priorizar la vida profesional tendrás que aceptar el hecho de que tu vida social se reducirá por un tiempo. La número 2 es que estas personas tienen límites en los horarios. Nuestro cerebro es vago y tenemos que facilitarle todo.

Si tenemos un horario fijado, incluso si trabajamos en casa, sabemos que tenemos que acabar con nuestro trabajo antes de las 6 de la tarde, por ejemplo, lo que nos ayuda a estar más concentrados. Si no hay límite horario, podemos empezar a procrastinar, agobiarnos cuando vemos que es tarde y todavía no hemos acabado, y terminar frustrándonos. La número 3 es que estas personas usan la palabra de 2 letras, n o, no. Podemos pensar que decir no a los demás es egoísta, especialmente si decimos no a aquellos a los que queremos, como familiares o amigos. Pero valorar nuestro tiempo también tiene un bienestar psicológico y físico, tu tiempo es importante disfrutarlo en cosas que disfrutes, de ese modo podrás ofrecer otra parte de tu tiempo a los que quieres estando bien contigo mismo o contigo mismo.

Este tipo de personas saben cuándo desconectar. La tecnología es increíble, pero ha convertido todo en inmediato. Nos pueden localizar en cualquier momento, a través de una llamada, correo electrónico o mensaje de texto. Somos nosotros los que tenemos que ser capaces de poner límites y simplemente no estar siempre accesibles. La número 5 es que usan técnicas de relajación, Y no solo hablamos de meditar o hacer yoga, se trata de hacer cosas que nos hagan disfrutar y no sean obligaciones.

Beber una copa de vino o una charla con un amigo pueden ayudarnos también a relajarnos. La sexta o número 6 es que estas personas no buscan la perfección, buscan estar a gusto, tranquilos con sus vidas. Podemos buscar la mejora, el crecimiento y la superación, sin embargo, obsesionarse con la perfección y con tenerlo todo controlado no sirve de nada. Y esto último sí, podemos aplicarlo también a aprender español. Intentar buscar la perfección y el control en lo que hacemos solo nos alejará, nos distanciará de la relajación y desconexión de la que hablaba antes.

Por último, la séptima o número 7, es que este tipo de personas van con el flow, fluyen, no están pensando constantemente en qué hacer después para aprovechar el tiempo, contemplan y disfrutan sus días, están presentes. Me gustaría decirte que yo soy una de estas personas, pero no, Eso sí, estoy intentando bajar el ritmo, reducirlo y dejar de ver mis días como una simple lista de cosas que hacer. Además, he puesto límite a mis horarios, algo que había dejado de hacer hace mucho tiempo. Gregorio Marañón, un prestigioso médico y político español, dijo en el siglo pasado una frase o cita famosa, dijo, en este siglo acabaremos con las enfermedades, pero nos matarán las prisas, la velocidad. Creo que todavía estamos a tiempo de frenar, de reducir la velocidad y disfrutar la vida a un ritmo más pausado, saborearla.

Hablamos la semana que viene, un abrazo grande y recuerda, no te aceleres.

Podcast: Intermediate Spanish Podcast
Episode: E38 ¿Vivimos acelerados? - Español intermedio