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Esa era la única escuela en Joljabamba. Tenía doscientos alumnos de todas las edades y muchos venían de pueblos cercanos. La mayoría era gente con pocos recursos. Yo fui a la escuela a hacer una donación y hablé con el director. Antes de irme, le pregunté, ¿qué libros están leyendo los niños?

¿No hay libros en la escuela? Eso es imposible. Él me dijo que había una pequeña biblioteca y fuimos a verla juntos. Era un espacio muy pequeño y solo había un estante. No había más de veinte libros.

Le dije al director, esto no es posible. Te prometo que el próximo mes voy a regresar con mil libros. Él no me creyó y, en realidad, hasta yo me fui de allí con una sensación extraña, porque ¿dónde iba a encontrar mis libros? Yo le digo el pueblo perdido de los Andes, porque no está en los mapas. Se encuentra en Ayacucho, una de las regiones más humildes en Perú.

Mis padres no hablaban muy bien el español. Su lengua materna era el quechua, pero había algo más. Mi mamá no sabía leer ni escribir, ella era analfabeta. En la escuela, a veces me pedían la firma de mi mamá, en los cuadernos o en alguna nota, pero como ella no sabía escribir, solo hacía una letra x. Yo tenía que leerle toda la información.

De niño, eso nunca me pareció extraño, era algo normal. Mi madre era muy estricta. Siempre me decía que si quería ir a jugar con mis amigos, primero tenía que terminar mis tareas. Yo hacía líneas o círculos y luego le mostraba el cuaderno. Como ella no sabía leer ni escribir, me creía y yo podía ir a jugar.

Ahora que pienso en esos momentos, veo la importancia que mi mamá le daba a la educación. Ellos decían, no nos queremos morir en la ciudad de Lima viendo televisión, queremos volver a nuestros orígenes y tener una nueva vida. Me pareció algo fantástico, así que los ayudé. Cerca de otras montañas. Llegar ahí es toda una aventura.

Primero, hay que hacer un viaje de veinticuatro horas en autobús y, después, solamente se puede llegar a pie o en caballo. Las casas son muy frágiles. En forma, me sentí libre. Estaba cerca de la naturaleza y respiraba aire puro. Me encantó trabajar en el campo, cosechar papas, quinoa, trigo y estar con los animales.

Mis ancestros eran de esas tierras y yo pertenecía allí. Ayacucho, la región donde se encuentra Poma, es una zona sin recursos. Ver eso es muy duro e injusto. La mayoría de las casas en la montaña no tienen ni luz ni agua. Los hospitales no están en buenas condiciones y las escuelas no tienen ni siquiera lo básico para poder enseñarles a los alumnos.

Cuando llegué, vi que había un solo maestro con quince niños y niñas. Hubo algo que me sorprendió mucho, los alumnos no tenían cuadernos para escribir, solo tenían hojas de papel que el maestro les daba. Yo fui a hablar con el maestro y le pregunté, ¿por qué no tienen cuadernos? Y él me respondió, porque sus padres no tienen dinero para comprarlos. En la mayoría de los pueblos rurales como Poma, solo hay una escuela primaria pequeña, no hay escuelas secundarias.

Para seguir estudiando, a menudo, los chicos tienen que ir a otros pueblos y para llegar allá tienen que caminar por horas. Esa es la razón por la que generalmente ellos abandonan los estudios. En abril de dos mil trece, regresé a Poma con cuadernos y lápices, pero cuando llegué a la puerta de la escuela, vi que ya no existía. La escuela había cerrado. ¿Qué había pasado y qué iba a hacer con todas las cosas que había traído?

Yo llegué a la escuela de Joljabamba y hablé con el director. Él me dijo que tenían doscientos estudiantes de todas las edades y de otros pueblos. Incluso, había gente que vivía antes en Poma y que había decidido irse a vivir allá. Por eso, la escuela ya no existía. Yo no lo podía creer.

La biblioteca era un cuarto muy pequeño y tenía poco más de veinte libros viejos y repetidos. Yo estaba muy preocupado y sorprendido. Para también fue difícil de creer, ¿dónde iba a encontrar mil libros? Pero mi filosofía de vida es sentir, pensar, actuar. Así que tenía que hacer algo.

Yo trabajaba como fotógrafo en diez academias de baile, y cientos de niñas, jóvenes y adolescentes iban a esas academias. Si cada chica hacía una donación, yo podría obtener la cantidad de libros que necesitaba. Pusimos cajas en las entradas de las academias. Los días pasaban y las cajas se llenaban más y más. No lo podía creer.

Injust 4 weeks, Javier managed to collect 983 bugs.

Yo estaba muy feliz. Llevé todos los libros a mi casa, los clasifiqué y los puse en quince cajas diferentes. Lo más difícil iba a ser financiar el viaje de los libros porque tenía que pagar extra por las cajas. No tuve otra opción y pagué con mi propio dinero para enviarlos en autobús a Joljabamba. Luego, yo los iba a llevar en persona a la escuela.

Yo empecé a abrir las cajas y algo hermoso ocurrió. Los niños se lanzaron sobre ellas, tomaron los libros y empezaron a leerlos inmediatamente. Yo nunca había visto chicos tan emocionados con libros, fue increíble.

Juan Javier saw the children, so excited about reading, y became so overwelmed with emotion, that you found imselfmaking, another big

promise. Les dije, voy a regresar el próximo mes y les regalaré una mochila con un cuaderno a todos los alumnos que lean al menos un libro. Los niños empezaron a celebrar. Fue muy emocionante para mí. Cuando regresé con los cuadernos y las mochilas, sentí una emoción muy grande otra vez.

Había dibujos acerca de los libros en todas las paredes de la escuela. Los niños corrían a hablarme de los libros que habían leído. Muchos de ellos habían leído más de uno. En ese tiempo, mientras cuidaba a mi papá, que estaba muy enfermo, llamé al director de la escuela y le pregunté si era posible ponerle el nombre de mi papá a la biblioteca. Él dijo que sí, se llama biblioteca Fructuoso Gamboa.

Se lo dije inmediatamente a mi papá y se sintió muy emocionado. Él quería recuperarse y salir del hospital para poder ir a ver la biblioteca con su nombre. Él respiraba muy mal, pero me dijo, Javier, quiero ir al pueblo a ver la biblioteca, pero ya no puedo. Le dije, papá, tranquilo, descansa, y pocos minutos después él murió.

Los

estudiantes debían tener un rol activo en este proyecto y eso era muy importante para mí. Los alumnos que recibieron los libros ahora podían dárselos a otros estudiantes. Al director le encantó la idea y decidimos compartirla con los chicos. Yo les dije, además de entregarle los libros a esos alumnos, ustedes tienen que hablarles de la importancia de la lectura y para eso tienen que leer más libros. Fue impresionante, los chicos desarrollaron una adicción por la lectura y fue así como en agosto de dos mil trece el primer grupo de alumnos fue a visitar las escuelas cercanas.

Los niños me dijeron que no había casi nada en las bibliotecas. Necesitaban dieciocho mil libros, mil para cada una de las escuelas. Una vez más, me sentí paralizado. ¿Dónde íbamos a encontrar todos esos libros? Alquilamos camiones para poder llevar los libros, porque muchos pueblos estaban muy lejos.

Cada vez que iba a una escuela, me sentía muy emocionado. En general, los niños y niñas viven con muy pocos recursos. Sin embargo, ver sus caras cuando recibían los libros era algo impresionante y me daba la energía para seguir trabajando en el proyecto.

1 Day some Girls from the school in Holjabamba, askt to talk with Javier. Day hat an idea of the around.

Las niñas me dijeron que los fines de semana la escuela estaba cerrada y no tenían acceso a los libros. Ellas querían construir otra Los libros despertaron mucho más que la lectura. Se transformaron en un motor para avanzar dentro de un sistema educativo tan defectuoso. Nunca imaginé que esto iba a suceder. Si mi mamá hubiese tenido esta oportunidad y hubiese aprendido a leer, su vida habría sido muy diferente.

Por esta razón, mi objetivo es que cada escuela rural y pobre de Perú tenga su propia biblioteca, y no voy a parar hasta lograrlo.

Javier Gamboa continues

Hola, soy Javier Gamboa. Qué gusto volver a estar por aquí. Me gustaría contarles que desde el dos mil veintiuno armamos tres nuevas bibliotecas. Pero ahora estamos trabajando en un proyecto muy importante. Muchos chicos que viven en estos pequeños pueblos deciden estudiar en la universidad.

Para mí, eso es una gran satisfacción.

Podcast: Duolingo Spanish Podcast
Episode: El héroe de libros (The Book Hero)