El primer podcast es Spanish for Falls Beginners, para falsos principiantes, este de nivel intermedio y también el de nivel avanzado. Lo puedes buscar como advanced Spanish Podcast o podcast de español avanzado. Verás la portada, la imagen con mi cara. Y sí, no tengo mucha imaginación con el título del podcast. Bueno, quiero decir algo y me quiero dirigir especialmente a una persona que no sé cómo se llama, no sé si es un hombre o mujer, no sé cuántos años tiene, pero sí que sé que ha dejado un comentario en iTunes, que es la plataforma de podcast de Apple.
Solo puedo ver que el comentario fue enviado desde Bélgica, y esta persona dice algo así como, me gusta el podcast, pero necesito la transcripción, y no me das la transcripción, falta la transcripción. Y entonces quiero recordar, y especialmente a esta persona, si me escucha, que la transcripción es gratis. La puedes descargar gratuitamente en la página web WWW punto Spanish Language Coach punto com. Y además de la transcripción, también preparamos flashcards de vocabulario para memorizar las nuevas palabras que vas a aprender. Y también me vuelvo a dirigir a esta persona porque creo que me ha puesto dos estrellas.
Si, por favor, después de usar la transcripción, que es gratis, puedes ponerme, cambiar la valoración y poner alguna estrella más, pues te lo agradecería mucho. Digo esto porque, efectivamente, este tipo de valoración afecta negativamente, cuando es una valoración negativa, a los rankings del de las plataformas de podcast. Por eso siempre digo que la mejor forma de apoyar la continuidad del podcast, si te gusta, es valorándolo con unas estrellas o un comentario, o también recomendándolo a otras personas y darle al seguir, a clicar el botón de follow. Dicho esto, voy a empezar a hablar del tema de hoy, que es un tema que tenía en mente desde hace tiempo. De hecho, es algo de lo que quería informarme desde que llegué a este país.
Yo soy español, pero vivo en Londres desde hace bastantes años, y una de las cosas que me llamaron más la atención de este país y de su sistema educativo es que, primero, la mayoría de coles británicos usan uniforme, los niños y niñas usan uniforme, en España no es tan habitual. Y luego también que la educación diferenciada o segregada por sexo también es más habitual que en España. Y quería hablar de esto porque tampoco tenía clara cuál era la diferencia entre la educación diferenciada y la educación segregada. Me parece un tema interesante, vamos a hablar, vamos a definir los dos conceptos, vamos a ver también la historia de este tipo de educación, que separaba de alguna forma a diferentes grupos, vamos a ver las voces en contra también, y cuál es la actualidad y los otros problemas que puede presentar este tipo de educación. Pero también veremos cuáles son los beneficios que argumentan las personas partidarias de segregar o diferenciar.
Y vamos a empezar poniéndonos en la piel, poniéndonos en el lugar de unos padres que quieren escolarizar a su hijo, una situación que a veces es estresante porque todos los padres quieren la mejor educación para sus hijos y tienen que tomar varias decisiones. La primera, y esto dependerá también de los recursos económicos con los que cuenten, será elegir qué tipo de modelo, qué tipo de centro educativo quieren. Hablo del caso de España, ¿de acuerdo? En España tenemos la escuela pública, que se financia exclusivamente con dinero público, la escuela privada, que se financia de forma exclusiva con dinero privado, y la escuela concertada, que es un híbrido. La dirección es privada, de naturaleza privada, pero se financia parcialmente con dinero público y, por tanto, sí que hay ciertas normas que tienen que cumplir, normas dictadas por el gobierno.
Y aunque a veces el tipo de financiación es importante para los padres, porque esto determinará los recursos que tiene el centro educativo, el colegio, no es la única decisión importante. Y hoy vamos a hablar, como hemos dicho, de dos modelos educativos que son especialmente polémicos en España y que depende de donde vivas, pues también, quizás, en tu país también. Son la educación diferenciada y la educación segregada. Aunque son conceptos diferentes, muchas veces se intercambian. Es común encontrar de manera intercambiable estos términos, pero no son exactamente lo mismo.
Voy a intentar explicar las particularidades de estos modelos. Y empezamos con la educación segregada. Si buscamos en el diccionario de la RAE, la Real Academia Española de la Lengua, el significado del verbo segregar, encontramos dos definiciones interesantes. La primera sería separar o apartar algo o alguien de otra u otras cosas, y la segunda va un poco más allá, y es separar y marginar a una persona o a un grupo de personas por motivos sociales, políticos o culturales. La educación segregada consiste en separar a un grupo homogéneo, igual, en un colegio, en una escuela o universidad.
Lo importante es recordar que hay una separación física, ese grupo de iguales está separado físicamente del resto. Y aunque ha habido a lo largo de la historia distintos tipos de segregaciones, como la racial, separar a las personas por raza, hoy nos vamos a centrar especialmente en la segregación por sexos. Normalmente, esto no es una representación real de la sociedad. La sociedad, al otro lado de las paredes de un colegio segregado, es diferente, ¿no? Hay hombres y mujeres interactuando todo el tiempo.
De entrada, al principio, nos puede parecer que una educación que separa no parece un tipo de educación muy atractiva, pero lo cierto es que este modelo educativo continúa existiendo, así que algunas familias deben verle algo positivo. En la en la práctica, un ejemplo claro de educación segregada, como hemos dicho, son las escuelas que segregan por sexos. Yo creo, nos atrevemos a decir que es la única segregación permitida por la ley en España. Aunque hoy en día, en la actualidad, este tipo de escuelas no puede beneficiarse de financiación pública, es decir, las pocas escuelas segregadas por sexo son privadas en España. Y, de nuevo, quiero recordarte que si hablamos de un colegio de educación segregada por sexos, lo más importante es que hay una separación física, los niños estarán en un edificio diferente al de las niñas.
Y hago este apunte, hago esta aclaración porque en español muchos de estos colegios, a pesar de ser segregados, dicen que ofrecen una educación diferenciada, es decir, evitan, intentan no usar el verbo segregar, porque es verdad que, como hemos visto, tiene una connotación negativa. Entonces, ahora que sabemos qué es segregar por sexos en una escuela, ¿qué es la educación diferenciada? Pues la educación diferenciada parte de la base de que todas las personas son distintas y, por tanto, los métodos educativos también deberían serlo. La idea es que todos los estudiantes lleguen o consigan el mismo objetivo por el mejor camino para ellos, un camino que será diferente para cada uno. Y se diferencia en función de algunas particularidades del del alumnado, por ejemplo, su sexo biológico o determinadas capacidades.
Entonces, a priori, de entrada, podríamos hablar de que los estudiantes pueden convivir en el aula, en la clase, o separarse solo en determinadas materias, asignaturas o momentos de su educación. Es decir, en la educación diferenciada separas el contenido educativo que un grupo u otro va a estudiar. Por tanto, podemos decir que la separación es menos estricta en la diferenciada comparándola con la segregada, que ahí sí que hay una separación física total. Y esto de diferenciar por determinadas capacidades es relativamente nuevo, pero lo de diferenciar por sexo no. En España, el modelo segregado y y el diferenciado suelen darse en escuelas privadas y más de un estilo conservador, y la segregación o la diferenciación es únicamente en torno al sexo.
Y para entender un poco mejor el asunto, vamos a revisar la historia de la educación segregada y diferenciada. Vamos a hablar del caso español, principalmente, y nos transportamos al siglo dieciocho con la ilustración, donde algunos autores consideraron necesario incluir a las mujeres en el sistema educativo. Tomó algo de tiempo, pero las mujeres empezaron a tener relativo acceso a la educación desde el siglo diecinueve. En aquel momento, su rol en la sociedad todavía era el de ama de casa, es decir, una mujer dedicada exclusivamente al trabajo del hogar, que es un trabajo no remunerado, como sabemos. Se consideraba que el mayor acontecimiento vital para una mujer era la maternidad, y su educación giraba en torno al ideal de madre y esposa burguesa.
Por eso las niñas estudiaban en otros centros, es decir, toda la educación era segregada y también estudiaban contenidos diferentes al de los niños, es decir, la educación era también diferenciada. En este contexto surgió una ley, la ley Moyano, que obligaba a que las niñas fueran a la escuela de los seis a los nueve años, pero esto no estaba bien visto en todas las familias. En algunas, los hijos e hijas formaban parte de la fuerza de trabajo, tenían que trabajar. En cualquier caso, y aunque la alfabetización femenina continuaba progresando en esta época, todavía se consideraba a la mujer inferior al hombre, tanto física como biológicamente, y además dependiente. En familias tradicionales, el hombre proveía, era el proveedor, mientras que la mujer era la que se encargaba de todo lo doméstico, de todas las cosas relacionadas con el hogar.
Y, bueno, eso en las familias burguesas, porque aquellas mujeres de familias pobres, generalmente, además de llevar el peso de las tareas de la casa y la crianza de los hijos en exclusiva, también tenían que trabajar fuera de casa, a menudo en trabajos duros en el campo. Hemos visto, pues, que la educación de los seis a los nueve años era obligatoria, pero ¿qué ocurría después? Pues tenemos que decir que no había leyes que prohibieran expresamente que las mujeres continuaran estudiando después. O sea, no se les prohibía el acceso a estudios medios y universitarios, pero no hacía falta porque casi ninguna llegaba por la presión social. A pesar de eso, algunas mujeres adelantadas a su época sí que completaron la secundaria y algunas pioneras llegaron a la universidad, como fue el caso de María Elena Maseras, la primera estudiante universitaria de España.
Ella se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona en mil ochocientos setenta y tres. Así que, en aquella época, por un lado, teníamos una educación segregada por sexos, chicos y chicas no compartían espacio, pero también se trataba de una educación diferenciada, porque no estudiaban lo mismo. Respecto a la educación diferenciada, te voy a explicar en qué consistía en aquella época. El artículo cinco de la ley Moyano que hemos mencionado antes marcaba las asignaturas que iban a estudiar los niños y las niñas. Para ellas, algunas asignaturas estaban vetadas, prohibidas, como, por ejemplo, comercio, geometría, dibujo lineal, historia y geografía, entre otras.
En su lugar, debían estudiar labores, donde se enseñaba a coser la ropa o a cocinar, también elementos de dibujo aplicado a las labores, y ligeras nociones de higiene doméstica y economía doméstica. Las asignaturas que sí que formaban parte del currículum de ambos sexos eran religión, lectura, escritura, gramática castellana o aritmética, aunque no tenían los mismos contenidos exactamente en las escuelas masculinas y las femeninas. En la educación de las mujeres fueron muy importantes algunos manuales, libros, que preparaban a las niñas para lo que se esperaba de ellas, ser esposas y madres ejemplares. Todos ellos buscaban el ideal de una esposa burguesa formada para ser presentable en sociedad. Los títulos de estos manuales eran cosas como principio de urbanidad y decoro propios del bello sexo en verso castellano, venido menú título más largo.
Y en medio de este programa educativo, que se prolongó hasta mediados del siglo veinte, con algunos momentos puntuales en los que se relajó, hubo voces que se levantaron para luchar contra eso. Una de esas voces fue la de doña Emilia Pardo Bazán, una escritora y catedrática que nació a mediados del siglo diecinueve en Galicia. Ella manifestó estar harta de que a la mujer se le valorase por su relación con los demás y no por ellas mismas. Según ella, era un gran error no considerarse en sí ni por sí ni para sí, sino en los otros por los otros y para los otros, como madre o como esposa. Y lo más importante, reivindicó la educación como algo fundamental.
Bueno, ya tenemos claro que la educación segregada se para en el espacio físico y la diferenciada en los contenidos. ¿Y cómo se lleva esa diferenciación educativa en la actualidad al presente? Pues hoy por hoy se traducen en cosas muy diversas. Podemos encontrar algunos programas diferenciados para alumnos con diferentes ritmos de aprendizaje en el mismo centro, en el mismo aula. Podemos tener algunos alumnos con dificultades en una materia y otros con altas capacidades.
Estos estudiantes aprenden de maneras distintas, a los que tienen una cierta dificultad se les puede dar más práctica, más instrucciones, más detalladas o algunas tareas más especiales, mientras que los que tienen altas capacidades se les puede enriquecer un poco el currículum para que profundicen más. Y esa diferenciación, en algunos casos, no se hace en todas las asignaturas ni en todas las etapas. Las personas partidarias, las que están a favor de separar a los niños y a las niñas en la educación, creen que esto puede hacer que los estudiantes se sientan más cómodos y seguros, permitiendo que se concentren mejor y participen más. Piensan que podría ayudar a que cada sexo aprenda de una manera que le beneficie más y ayudar a desarrollar la confianza y el liderazgo, especialmente en las niñas. Por otro lado, los detractores, los que están en contra, creen que separar a los niños y a las niñas en la educación puede hacer más fuertes los estereotipos de género y limitar la forma en que niños y niñas aprenden a interactuar entre sí.
Muchos expertos piensan que la calidad de la enseñanza y el ambiente de aprendizaje son más importantes que el sexo de los estudiantes, y que es mejor tener escuelas que incluyan a todos. ¿Tú qué opinas, estudiante? Por cierto, he mencionado hace un momento la palabra género por primera vez en este episodio, y es que creo que nuestra visión sobre los beneficios o perjuicios de separar a niños y a niñas también dependerá un poco de nuestra visión sobre el género y de cómo pensamos que está influenciado por la sociedad, por las expectativas, etcétera. Si quieres saber un poco más de esto, te recomiendo escuchar el episodio ciento veintidós de este podcast titulado, ¿por qué somos diferentes mujeres y hombres? Yo me despido de ti, hasta el próximo episodio, y te mando un abrazo grande.
Chao, chao.