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Español con Juan es un podcast en español para aprender español. Si tienes un nivel intermedio o intermedio alto de español, nuestro podcast te puede ayudar a mejorar tu nivel de comprensión y a aprender gramática y vocabulario en contexto de una forma natural, escuchando los comentarios y las divertidas historias de Juan. Puedes leer la transcripción de cada episodio en nuestra página web 1000 and 1 reasons to learn Spanish Yo la verdad estoy un poco harto, estoy un poco harto de ser guapo. Creo, creo que mi vida hubiera sido mucho mejor si hubiera nacido más feo. lo que estáis pensando, lo que estáis pensando.

¿Cómo se puede, cómo se puede quejar a Juan de ser guapo? Todo el mundo quiere ser guapo, a todo el mundo le gustaría ser más alto, tener los ojos azules, ser rubio... Ya sé, ya sé, ya sé, ya lo que estáis pensando, Ya lo que estáis pensando. Parece, parece que estoy describiendo a un chico de las juventudes hilderianas, ¿no? Al modelo de hombre que tenían los nazis, alto, rubio, ojos azules.

No, hombre, no, hombre, no, no, hombre, no, no es eso, no es eso. No es que para ser guapo Haya que ser rubio y tener los ojos azules necesariamente. Hombre, no, es eso, joder. Lo que pasa es que en cada país, en cada cultura, los guapos son los otros, los que son diferentes. En Suecia, por ejemplo, los guapos son los morenos con los ojos negros o marrones.

Yo no he ido nunca a Suecia, Yo no he ido nunca a Suecia, pero si voy, si algún día voy, estoy seguro de que tendré un éxito total con las suecas, con las chicas suecas. Las suecas, cuando van a España, tienen mucho éxito con los hombres españoles. Bueno, las suecas, las holandesas, las noruegas... En España ese tipo de belleza tiene mucho éxito Y lo mismo pasa al revés. A las suecas les encanta el tipo de hombre mediterráneo, bajito, no muy alto, un poco calvo, con barriga y peludo, con mucho con mucho vello en el cuerpo, ¿no?

El pelo del cuerpo, por cierto, el pelo de los brazos, del pecho, de las piernas, no se llama pelo, se llama vello, con V, con V, ¿vale? El pelo es solo el de la cabeza. En fin, que a las suecas, a las suecas les gustan los hombres con mucho bello en el pecho, en los brazos. Un macho, un macho ibérico, un macho ibérico. Esos son los hombres que gustan en el norte de Europa, los machos ibéricos, los machos mediterráneos.

Recuerdo, recuerdo una vez, recuerdo una vez al principio de estar en Londres, que yo vivía en una casa con otros, con otros chicos, compartía el apartamento. Había gente de otros países. Éramos todos extranjeros y un día, cuando salía de la ducha, todo mojado, con el pelo revuelto, húmedo y cubriéndome con una toalla, solo, solo con una toalla, pues me encontré en la cocina de golpe a una chica rubia que en cuanto me vio exclamó very handsome, o sea, en cuanto me vio, en cuanto me vio, dijo que yo era muy guapo. La tía era sueca o danesa, no me acuerdo, pero era de por allí, del norte. Y desde aquel día, desde aquel día, entendí que el concepto de ser guapo o ser feo es relativo.

Yo en España soy muy feo. Yo en España nunca ligaba, no me comía nunca una rosca. Yo a las españolas les parezco muy feo, yo a las tías españolas yo no les gustó para nada, Pero en cuanto en cuanto salí de España, en cuanto puse el pie fuera de la frontera, las chicas extranjeras empezaron a caer como moscas, como moscas. Tuve un éxito total. Por eso, por eso no vuelvo a España.

Por eso no vuelvo a España. ¿Por qué? ¿Por qué pensáis que no vuelvo a España? Porque yo solo puedo follar con extranjeras, con españolas, ¿no? Así es la vida, así es la vida.

Ya lo dice el refrán, ya lo dice el refrán. Nadie es profeta en su tierra. Hay muchas personas que para tener éxito en la vida, para triunfar en sus carreras profesionales, por ejemplo, tuvieron tuvieron que dejar España para irse a trabajar a Alemania, a Francia, a Estados Unidos. Yo dejé España para follar. Si hubiera, si hubiera seguido viviendo en España, todavía sería virgen, probablemente.

En fin, creo que creo que me estoy enrollando, me estoy enrollando como una persiana. Lo que yo quería decir, lo que yo quería decir es que a los hombres morenos, bajitos, del sur de Europa, les atraen las chicas altas, guapas, rubias, como la cerveza, rubias como la cerveza, del norte de Europa. O sea que cuando yo describo a alguien rubio como muy guapo es porque en España el estereotipo de los guapos son los rubios con ojos azules. ¿Por qué? Pues porque porque no hay rubios, no hay rubios.

Bueno, hay, hay, pero pocos. Los rubios de España escasean, escasean. España es un país de bajitos morenos y todo lo que escasea se valora, como el oro o los diamantes. Bueno, esa es mi teoría, Esa es mi teoría. A lo mejor estoy equivocado, a lo mejor estoy equivocado, no lo sé.

De hecho, yo suelo equivocarme muy a menudo, pero, pero, en fin, a lo que iba, a lo que iba. Que todo el mundo quiere ser guapo, todo el mundo quiere ser guapo, que todo el mundo, todo el mundo quisiera ser más guapo de lo que es, pero yo sinceramente daría cualquier cosa por ser un poco más feo. Sí, ser guapo en principio parece que te da muchas más ventajas en la sociedad, ¿no? Y es verdad, es verdad, ¿para qué nos vamos a engañar? Por ejemplo, en la escuela los niños guapos y las niñas guapas sacan mejores notas que los niños más feos.

Pero no porque sean más listos o más aplicados, No, sencillamente porque los profesores los tratan mejor que a los otros niños. Esto esto no lo digo yo, esto no lo digo yo. Hay muchos estudios que demuestran que los profesores, inconscientemente, sin darse cuenta, tratan mejor a los niños guapos y, en consecuencia, los niños guapos sacan mejores notas. Se meten en menos problemas, son más optimistas, más positivos, tienen una mayor autoestima, se sienten más seguros de mismos. Pero no son sólo los profesores los que tratan de forma diferente a los niños guapos, no.

Todo el mundo trata mejor a los niños guapos que a los niños feos. Los padres, los tíos, los abuelos, los vecinos, los amigos de los padres, los amigos de los niños, los otros niños de la escuela, todos inconscientemente, sin darse cuenta, tratan, tratamos, tratamos mejor a los guapos que a los feos. Cuando cuando te encuentras por la calle con un niño o con una niña guapa, ¿qué le dices? ¿Qué haces? Lo besas, lo abrazas y dices ¡ay, ay, qué niño, qué niño tan guapo, qué guapo es este niño!

Y claro, el niño guapo o la niña guapa crecen dando por descontado que todo el mundo piensa que son guapos. Y eso, en un mundo donde donde la belleza está muy bien valorada, es algo que te da una gran autoestima, una gran confianza en ti mismo y una seguridad que te va a durar, que te va a durar toda la vida y va a hacer, va a hacer el resto de tu existencia mucho más fácil. Todo el mundo va a querer ser tu amigo, tu novio, tu novia, todo el mundo te va a tratar como alguien especial simplemente porque eres guapo. Si eres feo, nadie nadie te va a decir ¡ay qué niño tan guapo! Los amigos de tus padres o tus vecinos, cuando te vean por la calle, te preguntarán ¿Cómo te llamas, niño?

¿Cuántos años tienes, niño? ¿A qué colegio vas, niño? Y en fin, todas esas cosas aburridas que pregunta la gente a los niños, a los niños feos, cuando no saben qué preguntarles. Pero a nadie, a nadie se le ocurrirá decirte que eres guapo a no ser que sea a no ser que sea de coña de forma irónica vamos yo yo de chico tenía un amigo que era muy feo, se llamaba Oscar y era vasco, de Bilbao. Vivía en Granada, pero era vasco y tenía tenía tenía una cabeza enorme, una cabeza enorme, como muchos vascos.

Los vascos tienen una cabeza muy grande, tienen unos cabezones enormes. Y este chico, Oscar, era así, un cabezón. Cuando, por ejemplo, íbamos al cine, íbamos al cine juntos, los de los de la fila de atrás, los de la fila de atrás, siempre siempre le gritaban cabezón, cabezón, que no vemos la película, baja esa cabezota que tienes, que nos tapas toda la pantalla, cabezón. Claro, claro, el pobre Oscar, el pobre Oscar, como os podéis imaginar, creció traumatizado. Quizás en el País Vasco hubiera pasado desapercibido porque allí el que más y el que menos tiene la cabeza muy gorda, pero en Granada, donde casi todos son bajitos y delgados, pues claro, destacaba mucho, llamaba la atención y todo el mundo todo el mundo lo llamaba cabezón.

En el colegio y en el barrio a Óscar nadie lo llamaba por su nombre. Todos lo conocíamos como el cabezón. Cuando teníamos que decirle algo le decíamos oye cabezón, cabezón para arriba, cabezón para abajo. Cuando cuando lo llamábamos para jugar, le decíamos, vienes a jugar con nosotros, cabezón. Y así, así todo el tiempo.

Claro, claro, poneos, poneos en el lugar de Óscar, poneos en el lugar de Óscar. El pobre, el pobre acabó, acabó asumiendo que era feo. El pobre acabó asumiendo que era feo, que todo el mundo pensaba que era feo porque tenía la cabeza muy gorda. Y esas son experiencias traumáticas que un niño guapo nunca habría vivido. Un niño, a un niño guapo, a un niño guapo nadie lo llama nunca cabezón.

Al contrario, le dicen cosas bonitas y si hace algo mal se lo perdonan más fácilmente que si fuera un niño feo. Un niño guapo o una niña guapa que hacen algo que está mal son traviesos, son traviesos, pero un niño feo o una niña fea que hacen algo mal son malvados, malvados, son niños terribles, son niños maleducados. Eso eso es así, eso es así, es injusto, es injusto, pero es así. Si Oscar, si Oscar, si mi amigo Oscar de chico no hubiera no hubiera sido tan feo, habría tenido una infancia mucho más fácil. Por cierto, ahora recuerdo, ahora recuerdo una anécdota curiosa, una anécdota curiosa.

Resulta que un día la lechera, la lechera del barrio, la señora Conchita, que tenía una lechería al lado de mi casa y era donde todas las madres nos mandaban a comprar leche, Pues un día Conchita, la lechera, le dijo le dijo a Óscar ¿Qué quieres? ¿Qué quieres, guapo? ¿Qué quieres? Y Óscar, que era la primera vez que iba, se lo tomó, se lo tomó al pie de la letra, se lo tomó al pie de la letra. La lechera me ha dicho guapo, la lechera me ha dicho guapo.

El pobre, el pobre se pensaba que Conchita le había dicho un guapo en serio. Yo le dije, mira, mira, cabezón, mira, que Conchita, Conchita llama guapo a todo el mundo, no te vayas a creer que piensa de verdad que eres guapo. Es una forma de hablar. Se dice sin pensar. Que no, que no, que me ha dicho guapo, que me ha dicho guapo.

Lo que pasa es que eres un envidioso, me dijo. O sea, estaba seguro, estaba convencido de que la lechera, la lechera pensaba que él era guapo y que yo tenía envidia de él. Total, que Oscar estuvo una semana felicísimo pensando que era guapo porque la lechera le había dicho guapo. Una semana después, un trauma, un drama. Pasó lo que lo que tenía que pasar, Pasó lo que tenía que pasar.

La madre de Óscar, otra cabezona, otra cabezona como él, de Bilbao, le dijo le dijo que fuera a la lechería a comprar leche en polvo, leche en polvo, que le hacía falta leche en polvo para un dulce que estaba haciendo, ¿vale? Y Oscar fue a la lechería, pero como era la primera vez que compraba una cosa así, leche en polvo, Se equivocó y le dijo a la lechera que quería un polvo, un polvo. La lechera, la lechera se puso como una fiera, la lechera se puso como una fiera, como os podéis imaginar. Que un niño de nueve o diez años le dijera que quería un polvo. Se lo tomó fatal, se lo tomó fatal, se enfadó muchísimo y lo mandó a hacer puñetas.

Empezó, empezó a darle voces. Vete de aquí, maleducado, cabezón. Hay que ver el niño con lo feo que es! ¡Encima de feo y cabezón! ¡Un maleducado, un grosero!

¡Ya hablaré yo con tus padres ya! ¡Cabezón! Mira, mira, Conchita, Conchita, como digo, se puso, se puso hecha, se puso hecha una fiera, se lo tomó fatal. Es que no si sabéis, no si no si sabéis, si sabéis que un polvo, un polvo en español se refiere al acto sexual. Es una forma coloquial de hablar de del coito, del coito, digamos.

Por eso la lechera se lo tomó tan mal. Claro, como os podéis imaginar, el pobre Oscar se quedó hecho polvo, se quedó hecho polvo. Él pensaba que la lechera lo había llamado guapo y ahora, de repente y de mala manera, se encontró con que, en fin, que ella también pensaba que era feo, cabezón y un maleducado. Un trauma, un trauma. A partir, a partir, a partir de aquel día, Óscar no volvió a levantar cabeza, no volvió a levantar cabeza, que se quedó traumatizado para el resto de su vida.

Claro, estaréis pensando, pero vamos a ver, pero vamos a ver, ¿cuál es la ventaja, entonces, de ser feo? ¿Por qué? ¿Por qué dice Juan que le habría gustado ser menos guapo, un poco más feo? Bueno, a ver, a ver si me explico, a ver si me explico. Lo que quiero decir, lo que quiero decir es que el guapo o la guapa, el hombre guapo o la mujer guapa, lo tienen todo mucho más fácil en la vida.

Tienen que esforzarse menos para conseguir lo que quieren. Para un guapo o para una guapa es mucho más fácil encontrar novio o novia, sacar buenas notas en la escuela o en la universidad, conseguir un buen trabajo, tener éxito profesional. ¿Por qué? Pues porque la gente inconscientemente piensa que son más inteligentes, que están mejor preparados, disculpan más fácilmente sus errores, les dan más oportunidades y bueno porque a la gente le gusta estar con guapos, no con feos, eso eso está claro. ¿Cuál es el resultado?

Que el guapo, el guapo se esfuerza mucho menos en conseguir las cosas porque lo tiene todo más fácil. Normal, ¿no? En cambio, si eres feo, nadie quiere estar contigo, nadie quiere ser tu amigo, Las chicas no quieren salir contigo. Si eres feo, los profesores, los vecinos, los amigos de tus padres, la gente que te conoce, el cartero, el cartero del barrio, el tendero de la esquina, el camarero del bar, el funcionario que te atiende cuando vas a pagar el recibo de la luz, el taxista que te lleva a la estación, los compañeros de piso, todo el mundo, todo el mundo. En cuanto te ve, lo primero que piensa es cojones qué feo es este tío, cojones qué feo es este tío.

Eso es lo que piensa la gente cuando te ve, que eres feo de cojones, que eres más feo que picio, que eres más feo que pegarle a un padre, como suele decirse, eres más feo que pegarle a un padre. Aunque no te lo digan, aunque no te lo digan, lo sabes. Puedes, puedes leer en sus miradas que lo que lo que están pensando es que eres muy feo, feo y gilipollas, porque la gente cuando ve a un feo piensa automáticamente que es gilipollas. Eso es así, es injusto, pero es así. Y esa primera impresión, esa primera impresión que tenemos la primera vez que vemos a una persona nos va a durar toda la vida.

Eso ya no hay quien lo cambie, ya no hay quien lo cambie. Eso ya está ahí para siempre. Hagas lo que hagas o digas lo que digas, ya eres el feo y ya está. Y eso los feos lo saben, los feos lo saben. Saben que si quieren conseguir algo en la vida tienen que hacer un mayor, tienen que hacer un mayor esfuerzo que los guapos.

Si quieren algo, tienen que luchar el doble que los guapos. ¿Qué pasa, entonces? ¿Qué pasa? Está está claro, está claro. Mira, los feos, los feos tienen dos opciones, tienen dos opciones.

Una opción es resignarse a su destino de feos y no hacer nada, quedarse como están, quedarse como están, con su baja autoestima, con sus inseguridades personales, con su miedo a la gente, al que dirán, En fin, resignarse, resignarse a llevar una vida mediocre. Y otra opción es no resignarse, no resignarse y luchar por alcanzar lo que quieren, aunque tengan que luchar el doble que los guapos. Y eso es lo que hacen muchos feos. Eso es lo que hacen muchos feos, que se ponen a hacer cosas para mejorar su vida, para mejorarse a mismos y compensar así su falta de su falta de belleza. Hay feos que se dedican a cultivar diferentes aspectos de su personalidad.

Eso ya, bueno, depende de las habilidades que tenga cada uno y de sus gustos, pero, Pero bueno, hay feos que se dedican a cantar, a la música o quizás se dedican a escribir o leen mucho y se convierten en intelectuales, en grandes científicos. Algunos desarrollan un gran sentido del humor para intentar atraer a la gente. Otros se dedican al deporte y destacan en alguna actividad deportiva, en el fútbol, en el boxeo, en el ciclismo. Entonces, bueno, en resumidas cuentas, el ceo muy pronto, muy pronto se da cuenta de que si quiere triunfar en la vida, si quiere tener éxito en lo que se propone o incluso si quiere simplemente tener sexo, por ejemplo, tiene tiene que hacer algo para compensar que es feo, tiene que hacer algo para compensar que es feo. Por eso se dedica a desarrollar otros aspectos de su personalidad.

El resultado es que los feos a menudo terminan convirtiéndose en personas muy interesantes, muy creativos, con un gran sentido de humor, inteligentes y ricos, ricos también, porque a menudo A menudo el feo se dedica también a los negocios y hace mucho dinero. El objetivo de todo esto no es otro que follar más. Vamos, vamos a dejar las cosas claras. Todo lo que hacemos en la vida, Todo lo que hacemos en la vida lo podemos lo podemos adornar como queramos, pero el único objetivo, lo que nos mueve es follar más. Ese es el sentido de la vida, ¿no?

Y otro. Estoy hablando, por supuesto, estoy hablando, por supuesto, del punto de vista de los hombres, el punto de vista de las mujeres es diferente, me imagino. Yo hablo como hombre, como hombre, claro. Esto pasa, esto pasa incluso con los idiomas. Mucha gente dice yo aprendo idiomas porque quiero conocer otras culturas, quiero entender otras formas de ver el mundo.

Nah, nah, nah, paparruchas, paparruchas. Eso son tonterías, son tonterías. Si eres un hombre, si eres una mujer no estoy tan seguro, pero si eres un hombre estudias otros idiomas porque quieres follar más. Punto. Déjate, déjate de historia, Déjate de historia.

Y pasa lo mismo con el baile, con el baile. Yo una vez, yo una vez fui a una clase de salsa. A no me gusta la salsa, a no me gusta bailar, a se me da fatal bailar. Fui, fui porque mi amigo Carlos me dijo que en las clases de salsa había muchas mujeres y pocos hombres y que era el lugar ideal para ligar. Yo fui por eso.

No es que yo tuviera mucho interés en aprender a bailar salsa. Fui una vez, fui una vez y no volví más. Lo odié con toda mi alma. Yo fui a lo que fui, yo fui a lo que fui y nada más, pero lo pasé fatal, a se me da muy mal bailar y, en fin, había un montón de mujeres, eso sí, y pocos hombres, lo que está muy bien, pero la mayoría tenía, la mayoría, la mayoría tenía en cara de estar allí por la misma razón por la que estaba yo para ligar yo yo yo yo creo que a la mayoría le importaba muy poco la me portaba muy poco aprender aprender a bailar salsa en fin fue una experiencia fue una experiencia triste pero en fin otro día otro día hablaré de mi experiencia intentando ligar en las clases de salsa. Lo que yo quería decir hoy es que, al final, al final, el feo, el feo hace un esfuerzo extra para compensar los handicaps y y los inconvenientes que le crea la falta la falta de belleza Y eso hace que tenga muchas experiencias diferentes.

Que vaya, que vaya a clases de salsa para aprender a bailar, por ejemplo, o que lea muchos libros para escapar de la soledad, o que se interese por la ciencia o por la política, que se dedique a la música, que haga poesía, que esté interesado en el cine, en la literatura, en el arte o que se dedique al mundo de los negocios. En fin, el pobre feo, el pobre feo lo intenta todo para para para gustar a la gente, para ser aceptado, para que la gente se olvide de que es feo. Y lo que pasa al final es que el feo termina convirtiéndose en alguien muy interesante, en una persona fascinante. Hay feos fascinantes porque porque son personas que han tenido muchas experiencias en la vida, han vivido muchas cosas diferentes, han han sufrido y eso es muy importante porque el sufrimiento te hace mejorar, te hace crecer, hace que te desarrolles como persona. Una persona que ha sufrido, que ha superado grandes hándicaps en la vida, que ha tenido que enfrentarse a grandes problemas en su vida, que ha tenido que superar retos y dificultades, Es una persona que al final es fascinante, al final una persona fea físicamente, pero con una gran experiencia de vida, que ha tenido, que ha tenido muchas experiencias, que ha viajado, que ha leído, que ha conocido gente de todas partes del mundo.

Es una persona muy atractiva, fascinante, con una gran personalidad que atrae a la gente. Es una persona muy interesante, es una persona con la que con la que todo el mundo quiere estar. Hay muchos feos fascinantes que logran tener un gran éxito en la vida gracias precisamente a que son feos. Mi amigo Óscar, mi amigo Óscar, sin ir más lejos, sin ir... El Cabezón, ahora ya nadie lo llama Cabezón, ¿Sabéis por qué?

Ahora todo el mundo lo llama Don Oscar. ¿Don Oscar? ¿Sabéis por qué? Pues porque le gustaba, le gustaba mucho la cocina, le gustaba mucho la cocina. Sus padres, sus padres de hecho tenían un restaurante.

El primer restaurante vasco que hubo en Granada fue el de sus padres y entonces el tío, el tío se dedicó a aprender a cocinar primero con sus padres y luego se fue a una escuela de cocina, una de las mejores escuelas de cocina que hay en el mundo, que está en Italia, y aprendió, aprendió a cocinar muy bien. Aprendió a hacer platos exquisitos, tuvo un éxito tremendo. Con la ayuda de sus padres abrió un restaurante, luego otro y otro, llegó a tener una cadena de restaurantes en toda España que servían comida vasca, tapas, pinchos... Muy popular, muy popular. Ganó, ganó un montón de dinero, ganó un montón de dinero, se hizo se hizo millonario y luego luego vendió la cadena de restaurantes y ahora ahora ahora que ya está un poco mayor pues ahora tiene un ahora tiene solo un restaurante pero es un restaurante con cinco con cinco estrellas michelin 5 o sea es es uno de los mejores restaurantes de españa y del mundo y de mundo carísimo carísimo Comer allí cuesta un ojo de la cara y tienes tienes que reservar mesa con dos meses, con dos o tres meses de antelación.

La gente más rica de España come allí. El restaurante está en San Sebastián, en el País Vasco. El tío se volvió, se volvió al País Vasco porque decía que allí se sentía mejor porque había más gente con la cabeza gorda como él. Bueno, total, total, la cocina vasca es muy buena, es fantástica. En San Sebastián hay unos restaurantes buenísimos, pero el suyo, el suyo es el mejor.

Y como os podéis imaginar, gana un montón de dinero, gana un montón de pasta, tiene un montón de ex mujeres porque él, en fin, tiene un, tiene un gran atractivo para las mujeres y se ha casado y se ha divorciado varias veces. En fin, es un hombre de éxito, un hombre fascinante. Creo que creo que los americanos van a hacer incluso una película contando su vida. Sí, Ridley, Ridley Scott, Ridley Scott, el director de Napoleón, está ya escribiendo el guión, que en fin, seguro, seguro que será un éxito total. En resumidas cuentas, que el ser feo te puede llevar a hacer grandes cosas en la vida.

¿Vosotros pensáis que si mi amigo Oscar, de chico, hubiera sido más guapo, habría acabado teniendo tanto éxito? Seguramente no. El que todos lo llamáramos cabezón de pequeño hizo que el tío, el tío haya llegado donde ha llegado. Y con los guapos pasa lo mismo, pero al contrario. Hay hombres muy guapos y mujeres muy guapas que son personas muy aburridas, que no tienen absolutamente ningún interés, ningún tipo de encanto.

Yo, las personas más aburridas que he conocido eran personas muy guapas, de una gran belleza, de esas personas que en cuanto las ves dices joder qué guapa es esta tía o qué guapo es este tío y durante algún tiempo te quedas un poco así fascinado por su belleza, por su belleza física, Pero luego rascas, rascas un poco, rascas un poco, cuando rascas un poco la superficie, te das cuenta de que, en fin, detrás de toda esa belleza no hay nada, no hay nada. Tienen una conversación muy aburrida, no cuentan nada interesante, no cuentan nada interesante, no entienden de nada, no saben de libros, no han viajado, tienen una personalidad nada atrayente. Son personas que al final acaban acaban aburriéndote, te aburres como una ostra con esas personas. Son son como esas ciudades muy bonitas, con muchos monumentos y muy limpias, todo muy ordenado, donde todo funciona perfectamente. El tren llega siempre puntual, nunca nunca hay huelga en el metro, Los dueños de los perros, los dueños de los perros recogen siempre las cacas.

Pero son ciudades sin vida, sin niños corriendo por la calle, sin ropa tendida en las ventanas, sin mujeres yendo al mercado, sin bares de tapas, sin música callejera, sin risa, sin alegría, sin vida, sin encanto. Yo tenía yo tenía una novia así, yo tenía una novia así, era una chica muy guapa, vamos, estaba buenísima, estaba buenísima. Todos mis amigos me decían, pero esa chica que está tan buena, ¿qué hace contigo, Juan? ¿Qué hace contigo? ¿Cómo es posible que una chica tan guapa y tan sexy esté contigo?

Yo era la envidia, yo era la envidia de todos mis amigos y de hecho Aquella chica era una máquina, era una máquina sexual. En una semana, en una semana sin exagerar, sin exagerar, hicimos todo el Kama Sutra, todas las posesiones del Kama Sutra. Vamos, no nos faltó ninguna. Las hicimos todas, todas. Y la segunda semana, la segunda semana pasamos al siguiente nivel o, como dicen los americanos, fuimos to the next level, to the next level, que es el adanga ranga, el adanga ranga.

El adanga ranga es el siguiente nivel del Kamasutra. El Kamasutra es para principiantes y el Arangaranga es para un nivel intermedio, intermedio alto. Primero haces el Kamasutra y cuando pruebas todo, ya te aburres, entonces pasas al Arangaranga, que es mucho, es mucho más difícil y mucho más mucho más entretenido, claro. Pero, claro, después de dos meses, después de dos meses haciendo el amor en todas las posiciones posibles con aquella chica tan guapa y tan sofisticada que parecía parecía una modelo de Cristian Dior. Al final acabé aburriéndome como una ostra porque la tía, aparte de conocer todas las posturas sexuales habidas y por haber, no sabía hacer nada debajo de aquella sensualidad.

No había nada, era una tía súper aburrida, no le gustaba nada, no le interesaba nada y al final la dejé, la tuve que dejar y me enamoré de una chica de Murcia, una chica bajita, gordita, que tenía tenía una nariz enorme así, larga, puntiaguda, que parecía una bruja, de verdad. Era muy fea, era muy fea. Se llamaba Margarita y era muy fea, pero era una tía fantástica, fantástica, muy divertida. Yo me reía con ella muchísimo. Era muy divertida y muy interesante, muy, muy culta, con unos gustos muy sofisticados.

Había viajado mucho, leía muchísimo, era, era, era muy inteligente, hablaba cuatro idiomas, cocinaba, cocinaba de maravilla, era ingeniera, había estudiado ingeniería y ganaba también un montón de pasta, un montón de dinero. O sea, era fea, pero tenía tenía tenía un encanto y una personalidad que la otra, la guapa, no tenía. Y al final, claro, me quedé, me quedé con ella, con la fea, con Margarita. Ya lo dice, ya lo dice el refrán, la suerte de la fea, la guapa la desea, ¿no? La suerte de la fea, la guapa la desea.

Así es, así es. Al final, a largo plazo, a largo plazo, trae más cuenta ser feo que ser guapo. No siempre, no siempre, no siempre, pero a menudo, a menudo es así, a menudo es así. En fin, lo dejamos aquí por hoy, chicos, porque porque no me quiero enrollar mucho. Ya llevo ya llevo mucho tiempo hablando, creo, pero la conclusión es clara, la conclusión es clara.

Si eres feo, si eres feo, si no tienes mucho éxito en tu país, en el lugar donde vives, vete al extranjero, vete a otro país. Haz como yo. Yo en España soy feo, no oligo nada, pero aquí en Inglaterra soy uno de los más guapos Y conozco, conozco mucha gente, conozco muchos ingleses, profesores de inglés muy feos, muy feos de verdad, sin ningún atractivo, que se fueron a dar clases de inglés a otros países y han tenido un éxito tremendo. Porque un inglés feo en Inglaterra, en otros países es alguien exótico, es alguien que atrae, que llama la atención, que puede resultar incluso fascinante. En España, por ejemplo, hay muchos profesores de inglés que son muy feos, pero que tienen mucho éxito, tanto a nivel personal como profesional.

La gente la gente no los ve como feos, sino como ingleses o americanos y eso cambia las cosas, eso cambia las cosas. Ya no son el feo o la fea. Ahora en España son profesores de inglés y eso cambia mucho, cambia mucho la perspectiva. También conozco bastantes profesores de inglés que se han casado con japonesas porque en Japón un occidental, alguien de Europa o de Estados Unidos, por ejemplo, por muy feo que sea, es siempre un occidental. Y a los japoneses y a las japonesas les gustan los occidentales.

De hecho, yo una vez, una vez que fui a Japón me fue, me fue muy bien, me fue muy bien. En fin, no quiero, no quiero dar detalles, pero me fue muy bien. Conozco gente muy tímida, con muchos complejos, con una baja autoestima, que se fueron a Japón y han tenido allí tanto éxito que ahora han vuelto con una autoestima enorme. Ya no se sienten feos, al contrario, se sienten guapos, interesantes y su personalidad ha cambiado muchísimo después de pasar unos años en Japón, el país, el país del sol naciente, ¿no? Pero bueno, bueno, de eso hablaremos otro día.

Lo dejamos aquí por hoy, chicos. No me enrollo más. La próxima semana, la próxima semana contaré el chiste del perro gorilero. Hoy tampoco, tampoco he tenido tiempo, pero en fin. Ya, ya, ya lo contaré.

Nos vemos, nos vemos. Bueno, no nos vemos, no nos vemos, nos escuchamos, nos escuchamos en el próximo episodio de nuestro podcast. ¡Hasta pronto! Hasta aquí el episodio de hoy. Muchísimas gracias por escuchar hasta el final.

Si quieres leer la transcripción de este episodio o de los episodios anteriores de nuestro podcast, visita nuestra página web 1000 and 1 reasons to learn Spanish. Allí encontrarás también ejercicios y muchos recursos para aprender español. ¡Hasta pronto!

Podcast: Español con Juan
Episode: Ser feo está bien