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Episodio número 47, la salud mental de los españoles. Hola, ¿cómo estás? ¿Cómo va la semana? Ya estamos en primavera por aquí, por Londres y, bueno, en en el resto del hemisferio norte también hay más horas de sol, las temperaturas son más agradables y el famoso lockdown o confinamiento se lleva un poquito mejor. Yo estoy muy contento esta semana, primero porque me vacuné la semana pasada porque soy asmático, tengo asma, y entraba en el grupo de prioridad para la vacunación.

Además, mi madre ha encontrado trabajo, perdió su trabajo en marzo del año pasado debido a la pandemia, así que ha estado desempleada o parada durante un año. Ella está súper contenta y yo también. Qué ganas tenemos de que todo, poco a poco, vuelva a la normalidad. Hoy vamos a hablar de salud mental, un tema del que, en mi opinión, se habla poco en España. Considerando los problemas y el malestar que genera en muchas personas, no creo que mi país esté a la altura de las circunstancias en este aspecto.

La semana pasada el diputado Iñigo Rejón defendía en el congreso de diputados de España una mejora en la estrategia nacional de salud mental. Este político del partido progresista más Madrid lleva semanas intentando abrir este debate en el congreso. Durante los últimos 12 meses de pandemia, los problemas de salud mental de los españoles se han disparado. Dispararse es incrementarse muy rápidamente. Un 65 por 100 de los españoles sufren síntomas de ansiedad.

Las consultas médicas por ansiedad y depresión son un 130 por 100 superior al año anterior y el consumo de psicofármacos se extiende. Vamos a escuchar un extracto de lo que dijo este político y las preguntas que hacía al resto de diputados y al presidente del gobierno.

Si yo le digo diazepam, valium, lorazepam, Tranquimazin o Lexatin, ¿por qué todos aquí? Aquí fuera, ¿por qué todos aquí sabemos de lo que estoy hablando? Si estuviera hablando de medicamentos para el riñón o para el hígado, no lo sabríamos. ¿Por qué todos aquí sabemos de lo que estoy hablando? ¿En qué momento hemos normalizado que para que nuestra sociedad funcione tenemos que vivir permanentemente medicados?

¿Cuándo nos hemos acostumbrado a que esto sea una cosa normal?

El diputado mencionaba diferentes nombres comerciales de psicofármacos que, efectivamente, todo el mundo conoce en España. Debido a su uso frecuente, excesivamente frecuente, por desgracia. La verdad es que esto no es un problema nuevo, no es un problema nuevo, es un problema que ha empeorado con la pandemia, eso es cierto. España ya tenía una asignatura pendiente con la salud mental. Del mismo modo que cuando éramos niños y suspendíamos matemáticas, decíamos que teníamos una asignatura pendiente, España suspende en salud mental, tiene una asignatura pendiente con este tema, necesita mejorar.

Probablemente esta intervención del diputado habría pasado inadvertida, especialmente en estos meses donde el debate político está bastante centrado en la pandemia y en las políticas económicas, políticas económicas para suavizar los efectos negativos de la pandemia. Pero esta intervención no terminó pasando inadvertida, y todo fue porque al acabar Iñigo Garrejón sus palabras, otro diputado de un partido diferente al suyo le gritó, vete al médico. Este otro diputado llamado Carmelo Romero gritó esto a modo de broma o de burla, no estoy seguro. Burlarse de alguien es reírse de alguien de una forma despectiva. Este hombre no tardó mucho en darse cuenta de que había metido la pata, de que se había equivocado gravemente con exactitud.

Pocas horas después escribió un tweet pidiendo perdón a todas las personas que se habían ofendido. La verdad es que este hombre tiene un sentido del humor un tanto extraño. Hace años también compartió en su cuenta de Twitter una fotografía que decía, cuando mandaba Franco todos teníamos dinero en el banco. Que un político democrático comparta este tipo de mensajes en las redes sociales es bastante sorprendente, especialmente teniendo en cuenta que Franco fue un dictador fascista. Pero bueno, no vamos a entrar a analizar a este político y sus metidas de pata y faltas de respeto, hablemos de salud mental en España.

Sabes que en este podcast muchas veces hablamos de España. En la mayoría de las ocasiones hablo de cosas positivas, como su astronomía o estilo de vida de los españoles, que en mi opinión es bastante bueno. En general, no me gusta hacer comparaciones, hay una expresión en español que dice que las comparaciones son odiosas. Cuando alguien en España me pregunta si estoy contento con el sistema de salud público en Reino Unido, siempre digo que es muy similar al de España, similar en el coste, puesto que es gratuito y universal, y similar en cuanto al tiempo de espera que necesitarás para ver a un especialista, por ejemplo. Es similar cuando hablamos de la salud física, pero con la salud mental es completamente diferente.

Voy a ilustrarlo con un ejemplo. En el año 2014 fui al médico en España, a mi médico de familia, porque había estado experimentando síntomas de ansiedad desde hacía meses. No había una causa exacta por la que la ansiedad había aparecido en mi vida, pero ahí estaba. Empezaron a aparecer miedos que nunca había tenido. Tenía miedo de estar solo en casa, miedo de estar fuera, estar en el metro me provocaba angustia, y lo peor de todo, tenía miedo a comer.

Mi mente estaba en un estado donde imaginaba el peor escenario posible de cada situación. Cuando iba a comer pensaba que mi cuerpo no iba a reaccionar bien, que iba a parar de respirar, que algo iba a ir mal y que iba a poner en riesgo mi vida. Cuando lo cuento ahora me parece absurdo lo que digo, pero es exactamente cómo me sentía. El miedo a comer era cada vez peor y empecé a comer menos y perder peso de forma involuntaria. Busqué en Internet y vi que muchos de estos síntomas eran frecuentes en personas con un trastorno de ansiedad generalizada, lo que se conoce popularmente como tener ansiedad.

Es un trastorno mental en el cual una persona a menudo está preocupada o ansiosa respecto a muchas cosas y le parece difícil controlar esta ansiedad. Empieza poco a poco pero se generaliza, se expande y puede llegar a ser bastante incapacitante. En mi caso, además de tener problemas con la comida, estaba afectando a otras áreas de mi vida como el trabajo, el deporte, la vida social y mi salud física. Además de perder peso, tenía muchos problemas digestivos, y siendo consciente del problema fui al médico en España para buscar una solución. Mi médica de familia me escuchó, me dijo que eso era claramente ansiedad y me recomendó tomar un ansiolítico.

De hecho, me dio la receta, la prescripción. Yo le dije que prefería poder hablar con un psicólogo, un terapeuta, antes de tomar medicación. Y ahí es cuando descubrí la gran asignatura pendiente de la salud pública española. Si quieres ver a un psicólogo porque tienes problemas de ansiedad, lo más probable es que puedas verlo una vez cada 3 meses, más o menos. Resumiendo la historia, si necesitas, y digo necesitas porque se trata de una necesidad, si necesitas ver a un profesional de la salud emocional en España, tienes que hacerlo de forma privada.

Un psicólogo cuesta en España alrededor de 60 euros por sesión, así que si quieres tener una sesión a la semana necesitarás gastar 240 euros al mes. Este gasto es prohibitivo para muchas personas. Como resultado, en España tenemos a más de 2000000 de personas que toman ansiolíticos de forma regular. Lo más sorprendente es que hay más personas que los toman que personas diagnosticadas con ansiedad o depresión. La medicación es necesaria en muchos casos y somos afortunados de poder acceder a ella, pero no puede ser el único recurso que tiene la gente en España cuando tiene un problema de este tipo.

Según el Ministerio de Sanidad, el 5 coma 5 por 100 de la población española toma ansiolíticos todos los días. El grupo de población que más los consumen son las mujeres de entre 35 y 64 años. Los hombres también los toman, pero son más reacios a ir al médico. Ser reacio a algo es mostrar resistencia a algo o a hacer algo. Los hombres somos más reacios a ir al médico a buscar ayuda por problemas emocionales, y es por eso que hay más hombres que se automedican con este tipo de fármacos.

El médico no se los prescribe, sino que los consiguen de otra forma, y lo que es más preocupante es que según los datos, los hombres tienden también a mezclarlos más con el alcohol y otras drogas ilegales. En palabras de Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, el gran problema es que los ansiolíticos se usan en muchos casos como anestesia, para gestionar problemas de la vida, dormir o tranquilizarse, problemas que podrían solucionarse a través de la terapia. Como he dicho antes, es fácil que tu médico de cabecera te recete un ansiolítico. De hecho, en España solo un 19 por 100 de los ansiolíticos son prescritos por psiquiatras, el 81 por 100 restante lo hacen los médicos de cabecera. Estos médicos tienen 6 minutos de media para poder escuchar a cada persona y decidir qué hacer con ellos.

España es 1 de los países europeos con menos psicólogos y psiquiatras por habitante, así que para muchos médicos la única solución es recetar ansiolíticos a todo quisqui, a todo el mundo. A todo quisqui es una expresión informal que usamos cuando queremos decir que cada persona o que todo el mundo hace algo, de hecho es un latinismo, el pronombre latino quisque significaba cada 1. Es evidente que España necesita ponerse las pilas con este tema, ponerse las pilas es esforzarse más en hacer algo. Las pilas son las baterías que ponemos a nuestro mando a distancia del televisor para que funcionen, por ejemplo. Necesita ponerse las pilas y darse cuenta de que mejorar la salud mental tiene muchos beneficios.

El primero y más importante es ofrecerle a los ciudadanos un nivel de bienestar físico y mental comparable a otros países. Una mejora en la salud mental de los españoles también puede suponer consecuencias económicas positivas. España gasta alrededor de 100000000 de euros solo en ansiolíticos cada año. Además, hay muchos costes médicos asociados que se podrían evitar, por ejemplo, el de personas que van a urgencias porque piensan que están teniendo un ataque al corazón cuando lo que les pasa es que están sufriendo ansiedad. Si estas personas conocieran su ansiedad, se evitarían muchos de estos casos donde lo que se da son trastornos de somatización.

Como dice el psicólogo Canovidl, la ansiedad puede ser una reacción emocional muy útil que nos activa cuando tenemos un problema. Yo estoy completamente de acuerdo con lo que dice este psicólogo, creo que lo que provoca más miedo de la ansiedad es no saber por qué la estás experimentando. Una vez la conoces, puedes identificar qué la causa y poner remedio, pero para eso a veces necesitas ayuda profesional en muchos casos. Esa ayuda no debería estar disponible solo para las personas que puedan pagarlo porque la salud no es un lujo, es un derecho. Antes decía que no me gustaba hacer comparaciones entre países, pero pensaba que en este caso era relevante.

En el año 2018, ya viviendo en Londres, mi ansiedad volvió y empezó a incapacitarme de nuevo. Estuve 15 días sin poder trabajar y casi sin comer por unos dolores de estómago horribles. Fui a mi médica de aquí, le expliqué la situación y en pocos días estaba en un programa de terapia donde podía hablar con un psicólogo una vez a la semana a través de un chat. Quizás no es lo ideal, pero al menos tuve la opción de consultar un experto, estuve varias semanas en este programa y me ayudó bastante. No cómo es la situación en tu país, de todos modos creo que de forma individual también podemos contribuir a mejorar la situación.

Hablo de romper el estigma de la salud mental. Afortunadamente, en los últimos años esto ha mejorado y cada vez son más personas que hablan de su salud mental sin tabúes. Yo he aprendido a hablar de mi ansiedad igual que hablo de mi asma, porque ninguna de las 2 cosas debería ser algo de lo que me tenga que avergonzar. Cuando empecé a sufrir ansiedad de forma intensa y lo hablé con amigos y parte de mi familia, la mayoría de ellos sabía exactamente de lo que hablaba, ellos también lo habían experimentado o todavía lo sufrían de alguna forma. Eso me hizo sentir muy aliviado, ya no me sentía como un perro verde, una persona rara.

No solucionaba mi problema, pero me hacía sentir menos solo. Espero que hayas disfrutado del episodio. Han aparecido, por cierto, bastantes expresiones nuevas que usamos mucho en España. Gracias por llegar hasta aquí y no olvides recomendar este podcast a otras personas que estudian español. Si además escuchas el podcast en iTunes y puedes escribir un pequeño comentario, te lo agradeceré mucho.

Nos escuchamos la semana que viene. Un abrazo grande.

Podcast: Intermediate Spanish Podcast
Episode: E47 La salud mental de los españoles - Español Intermedio