Forma parte de nuestra comunidad en Charlas Hispanas punto com. Buen día queridísimos y queridísimas oyentes, ¿cómo han estado? Los saluda Alejandro, su locutor y amigo colombiano, y quiero iniciar nuestra charla de hoy haciéndoles una pregunta, ¿conocen algún político o alcalde que haya nacido en un país diferente de donde está sirviendo? La verdad es que no es muy común, pero han existido varios políticos así. Por ejemplo, Arnold Schwarzenegger que, aunque nacido en Austria, se naturalizó estadounidense y fue gobernador del estado de California, y creo que ya pueden adivinar que nuestro tema de hoy es otro ejemplo de esto.
Hoy nos sumergiremos en la interesante vida de Mijaíl Krasnov, el visionario alcalde que está dejando una huella imborrable en la hermosa ciudad de Tunja, Colombia. Desde sus humildes comienzos hasta su ascenso al liderazgo municipal, descubriremos cómo este apasionado defensor del progreso está cambiando el rostro de Tunja con innovación y determinación. Mijaíl Krasnov nació en una familia trabajadora en los suburbios de Moscú, Rusia, donde desde joven demostró una extraordinaria determinación y ambición. Su búsqueda constante de conocimiento lo llevó a destacarse en sus estudios, graduándose con honores en economía en una prestigiosa universidad rusa. Como estudiante joven, Mijaíl estaba atraído por la rica tradición académica y los valores progresivos de Alemania.
Se matriculó en la Universidad Humboldt en Berlín, donde se sumergió en el estudio de economía y política. El rigor intelectual y la diversidad de la universidad lo desafiaron a pensar de manera crítica y global. Fuera del aula, abrazó la cultura alemana, aprendió el idioma e hizo amigos para toda la vida. Su estancia en Alemania le inculcó una pasión por la cooperación internacional y la justicia social, que más tarde lo guiaría a su trabajo futuro. Siempre le ha gustado explorar más allá de las fronteras.
Tras graduarse, Mijaíl decidió embarcarse en una aventura que lo llevaría al otro lado del mundo, específicamente a Colombia. En dos mil ocho, gracias a un programa de intercambio de estudiantes, llegó a la vibrante ciudad de Bogotá, donde tuvo la oportunidad de experimentar la realidad socioeconómica del país y se enamoró aún más de su gente y sus paisajes. Sin embargo, fue en Tunja, la histórica capital del departamento de Boyacá y una ciudad de ciento setenta mil habitantes en la Sierra de los Andes, donde encontró su verdadero llamado. Al principio, no había ninguna intención de quedarse permanentemente, pero Mijaíl no pudo evitar enamorarse de la comida y la cultura colombiana. Pasó los últimos diez años en la UPTC, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, estudiando y después enseñando cursos en economía y derechos humanos.
Así recibió su apodo, el profesor. Adicionalmente, y para admiración y motivación nuestra, habla seis idiomas, es lo que llamamos un verdadero políglota. Habla ruso, por supuesto, pero también alemán, inglés, polaco, servocroata y, desde luego, español. Solo hace dos años, en dos mil veintidós, se registró como ciudadano colombiano. Krasnov dice, mi mamá es ucraniana, mi papá es ruso y ahora yo soy colombiano.
Él ha estado involucrado en el mundo político hace un poquito más de un año. La motivación principal surgió al sentirse frustrado por la falta de progreso en la creación de oportunidades laborales en Tunja, y se propuso a sí mismo sacar a la gente de la pobreza mediante el ejercicio de una política honesta y al servicio de la gente. Decidió entrar en el mundo político porque sentía una profunda pasión por el servicio público y el deseo de hacer un cambio positivo en su comunidad. Inspirado por su compromiso con el progreso y la justicia social, vio en la política una plataforma para implementar sus ideas y trabajar hacia un mejor futuro para Tunja y sus habitantes. Al principio, Krasnov quería presentarse como candidato independiente a la alcaldía, reuniendo treinta mil firmas de apoyo de los ciudadanos.
Logró recolectar ese abrumador número de firmas, pero después de recogerlas, Krasnov se enteró de que había otro requisito para registrarse como candidato, una tarifa de diez mil dólares. El profe, como también le llaman, no tenía para pagar esta alta suma de dinero, pero, afortunadamente, el recién creado partido político, Poder de la Paz, estaba dispuesto a respaldarlo como candidato a la alcaldía. En su campaña, Krasnov prometió una guerra contra la corrupción y apoyó la meritocracia. Según él, la meritocracia es necesaria porque la asignación de puestos de trabajo suele recaer en personas con conexiones, lo que también se conoce en Colombia como mermelada política, amiguismo o rosca, que es básicamente cuando un político con poder usa su influencia para beneficiar a sus amigos, socios o familiares. Tristemente, una práctica muy arraigada en todas partes del mundo.
Otra de sus promesas fue reducir la deuda del gobierno de la ciudad de Tunja. El día de elección, el veintinueve de octubre de dos mil veintitrés, fue un día histórico que catapultó a Krasnov al centro del escenario político. Su campaña, centrada en la transparencia, la participación ciudadana y el impulso económico, resonó profundamente en la población, que buscaba un líder comprometido con el verdadero cambio. Krasnov dejó atrás a ocho competidores, incluso el candidato apoyado por el partido político que respalda al presidente colombiano Gustavo Petro. En un resultado sorprendente, Krasnov obtuvo el treinta y un por ciento de los votos y eso fue suficiente para vencer a sus adversarios.
Desde el primer día del cargo, Mijaíl Krasnov se propuso transformar Tunja en una ciudad moderna y próspera, lista para enfrentar los desafíos del siglo veintiuno. Su enfoque en la infraestructura sostenible, la educación de calidad y el turismo responsable han dado lugar a una serie de proyectos innovadores que están cambiando la vida de los habitantes de la ciudad para bien. Entre los proyectos emblemáticos de la administración de Krasnov se encuentra la revitalización del centro histórico de Tunja, que ahora brilla con nuevos espacios públicos, restaurantes y galerías de arte. Además, su compromiso con la educación se refleja en la construcción de nuevas escuelas y la implementación de programas de formación profesional que preparan a los jóvenes para los empleos del futuro. Por supuesto, el camino hacia el progreso nunca es fácil, y Mijaíl Krasnov ha enfrentado una serie de desafíos en su búsqueda de transformar Tunja.
Desde la resistencia de los grupos de interés hasta la falta de recursos financieros, cada obstáculo ha sido una oportunidad para demostrar su determinación y liderazgo. A lo largo de su mandato, Mijaíl Krasnov ha recibido numerosos reconocimientos por su dedicación al servicio público y su visión de futuro. Sin embargo, su verdadero legado radica en el impacto duradero que está teniendo en la vida de los ciudadanos de Tunja, quienes ven en él a un líder inspirador y comprometido con su bienestar. Qué historia tan interesante e inspiradora, ¿no creen? El testimonio de Mijaíl Krasnov nos recuerda que, con pasión y determinación, podemos transformar nuestras comunidades y construir un futuro mejor para todos.
También nos enseña que podemos brillar y aportar a la sociedad en el lugar que estemos, y ese lugar no necesariamente debe ser nuestra tierra. A donde lleguemos, podemos aportar. Yo soy Alejandro y esto fue todo por hoy. Hasta la próxima. Recuerda que puedes ver la transcripción completa de este audio y puedes acceder a una hoja con ejercicios y explicaciones para aprender el vocabulario y expresiones que utilizamos en este episodio.
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