Hola, ¿cómo están? Espero que tengan muchas ganas de seguir hablando de cine argentino y, claro, de practicar nuestro idioma español en el proceso. Hace pocos días hablamos de Esperando La Carrosa, un clásico del humor argentino que está a punto de cumplir cuarenta años. Y hoy hablaremos de otro clásico, pero de otro rubro que podríamos llamar acción o aventuras. Y en este caso, se estrenó hace casi veinticuatro años, el treinta y uno de agosto del año dos mil.
Nueve reinas es la obra maestra del director Fabián Bielinski. Cuenta con un elenco de grandes actores y actrices, pero sus protagonistas excluyentes son Ricardo Darín y Gastón Pauls. Dado que se trata de un clásico que ya tiene muchos años, comentaremos aquí el argumento, incluido su final. Y nadie podrá decir que lo spoileamos, porque ya se los estoy avisando. Así que, si no la conocen y quieren verla, pausen este episodio.
Adentrémonos, entonces, en el argumento. Nueve reinas cuenta la historia de dos estafadores que se conocen por casualidad y deciden llevar adelante la venta de unas estampillas y falsas, las nueve reinas del título, a un empresario extranjero. Todos los conocimientos de sus años de trampas callejeras hacen que sea fácil para ellos dar con falsificadores, y los contactos recolectados en esa época los llevan a conocer los datos certeros del negocio. Pero cuando están a punto de cerrarlo, una moto les arrebata el maletín en el que llevaban los sellos. Los ladrones, al conocer el contenido de este, creen que se trata de estampillas sin valor y las arrojan al agua ante la desesperación de Marcos y Juan, que son los nombres de los dos personajes.
Después de largo rato de lamentarse e insultar a su suerte, comienzan a pensar cómo hacer para recuperar el negocio, si es que se puede, Y llegan a la conclusión de que lo que deben hacer es conseguir las estampillas verdaderas comprándoselas a su legítima dueña y venderlas al interesado, Ya que tenían el comprador que estaba dispuesto a pagar una fortuna por ellas, no sería difícil convencer a la propietaria prometiéndole un porcentaje de la venta. Deciden que ellos mismos pondrían de sus ahorros para comprarlas, dado que ya tenían un comprador en el horizonte. Aunque inicialmente Marcos desconfía de entregarle dinero propio a Juan, finalmente accede. Claro que no sale todo tan fácil como ellos creían. La señora dueña de las estampillas es una coleccionista rica a la que le gustaban los jovencitos y se entusiasma con Juan, el personaje de Pauls.
Finalmente, luego de una ardua negociación, la señora acepta participar de la venta, pero por una atajada mayor de la que ellos estimaron en un comienzo. Las complicaciones no terminaban ahí. Marcos, el personaje de Darín, tiene la mala fortuna de encontrar a su hermana entre el personal del lujoso cobrada y despilfarrada por el estafador. Así que la joven lo odia y tiene la intención de complicarle cualquier situación en la que participe. Y claro, eso sucede.
El empresario que va a comprar los sellos, que es español, ve al hombre que intenta vendérselos charlando con la joven en un pasillo y enseguida se muestra interesado en ella. Cuando sabe que son hermanos, agrega una condición indiscutible. La joven, y nadie más que ella, sería la encargada de llevarle el maletín con las estampillas a su habitación. Luego de pasar la noche con ella, él compraría las nueve reinas y volaría a España a primera hora de la mañana siguiente. Imaginen lo que sería proponerle ese negocio a ella.
Como dijimos, lo odia con todo su ser y haría cualquier cosa para que sus actividades fracasen. Sin embargo, acepta conversar con su hermano y proponer algunas condiciones para confirmar su participación en el fraude. Valeria exige que el hermano mayor acepte su responsabilidad en las situaciones que derivaron en la pérdida de la herencia de los hermanos menores, y digo hermanos, porque no son solo ellos dos. Resulta que el jovencísimo hermano de ambos también trabajaba en el hotel como botones, y él creía que un abogado los había estafado, cuando la realidad era que su hermano mayor había cobrado el dinero de todos, con artimañas y mentiras, y se había quedado con él a espaldas de los dos hermanos. Entonces, Marcos debe admitir ante su hermano que les robó el dinero, y es así como Valeria acepta formar parte de la venta de las nueve reinas.
Llegada la hora de la entrega de las estampillas, la joven ingresa en la suite del empresario, quien la espera con un whisky en la mano. Juan y Marcos quedan semiescondidos en los pasillos. A la mañana siguiente, la puerta se abre y la joven sale con el maletín, que entrega a su hermano con malos modos mientras sigue caminando. Marcos lo abre rápidamente y descubre un cheque. En primera instancia, se enoja y se altera pensando cómo ella aceptó ese documento, tan fácil de falsificar como pago por la venta.
Pero Valeria le explica que se trata de un cheque de caja que está certificado por el banco y que tiene el mismo valor que el dinero en efectivo. Además, le dice que el hombre tenía preparados varios cheques en caso de que ellos pidieran más dinero, agregando en tono burlón, le saliste barato. Más tranquilo, Marcos se dirige con el cheque a la sucursal bancaria con el objeto de hacerlo efectivo, pero al llegar al banco comienza a ver tumultos de gente manifestándose violentamente. Algunos gritan, otros golpean bombos, muchos hacen sonar bocinas de autos o simplemente palmean las manos. Al acercarse al local, lo ve cerrado y distingue a los empleados del banco en su interior.
Entonces llama a uno de ellos, a quien conoce, para preguntarle qué sucede. El hombre le cuenta que el banco ha quebrado y que todas las personas que están protestando en la vereda son gente que tiene sus cuentas allí y que ya no va a poder acceder a sus ahorros. Horrorizado, Marcos le muestra el cheque y le pregunta si es real. El empleado lo mira, luego mira el rostro de Marcos y rompe a reír a carcajadas. Entre risas, le dice que sí es real, pero que, lamentablemente, ya no le va a servir de nada.
Por lo que vemos, Marcos también había tenido alguna historia tramposa con el empleado, y este es otro de los tantos que se alegra de su desgracia. Acá empieza el final, que ya es conocido por casi todos, así que lo contaremos. De hecho, es lo que hace increíble a esta película, y especialmente al guión de la misma. Juan, el personaje de Gastón Powles, comienza a caminar por la calle, pasa frente al banco con sus protestas enardecidas, llega a una especie de galpón y entra en él, y allí la sorpresa. En una mesa juegan a las cartas personajes que vimos a lo largo de la historia, pero ninguno es quien creíamos que era.
La anciana millonaria, el experto en filatelia, el empleado del banco y hasta el empresario español, que solo era un actor argentino se jactaba de imitar bien el acento. Un poco más allá, en un sillón, Valeria, la hermana de Marcos, lo recibe con un beso apasionado. Él le dice feliz aniversario y le entrega un bolso repleto de dólares, los que Juan había aportado para comprar las supuestas estampillas, probablemente robados a sus hermanos. La última escena de la película muestra a Juan recordando al fin el nombre de una canción italiana que había estado tratando de recordar durante todo el filme, El Balo del Mattone, de Rita Pavone. Esta película fue premiada en múltiples festivales de cine, entre ellos el de Mar del Plata en Argentina, el de Bogotá, Colombia, y el de Biarritz, en Francia.
Además, estuvo muy cerca de ser seleccionada para los premios Oscar a la mejor película extranjera en el año dos mil uno, lugar que obtuvo finalmente el filme Felicidades. El director de Nueve Reinas, Fabián Bielinski, dirigió solo dos películas, esta que nos ocupa hoy y El aura, de dos mil cinco, también protagonizada por Ricardo Darín. Los críticos de arte le auguraban una gran carrera, pero lamentablemente falleció en el año dos mil seis a los cuarenta y siete años, cuando se encontraba realizando tareas de preproducción para una próxima película en San Pablo, Brasil. En el año dos mil veintitrés, Nove Reinas se reestrenó en el festival de San Sebastián, y luego volvió a emitirse en los cines en copias remasterizadas. Increíblemente, había espectadores que no conocían el argumento y volvieron a sorprenderse con la vuelta de tuerca final.
Hasta aquí llegamos hoy con esta charla sobre cine argentino, en la que contamos la historia de nueve reinas. Muchas gracias por acompañarme. Si quieren tener acceso a la transcripción completa de este episodio y a explicaciones y ejercicios sobre el vocabulario y las expresiones utilizadas el día de hoy pueden hacerlo volviéndose suscriptores premium en nuestra página web, Charlas Hispanas punto com. Yo soy Gabriela, de Argentina, y los espero en nuestro próximo episodio. Cuídense mucho y nos vemos la próxima.
Adiós.