Yo estuve las dos primeras semanas de agosto trabajando, pero trabajando a medio gas, haciéndolo con menos intensidad. Las otras dos semanas sí que estuve completamente de vacaciones, una de ellas la pasé aquí en Londres, donde donde vivo, y fui un turista más en la ciudad, visité un montón de cosas que todavía no había visitado, como por ejemplo la torre de Londres junto al río Témesis. Y finalmente, la última semana, Oliver, mi pareja y yo nos fuimos con un par de amigas y un amigo unos días a Gozo, una pequeña isla en Malta, en el Mediterráneo. Playa, piscina, lectura, dormir siestas y aperul spritz. Así que el tipo de vacaciones que me gustan mucho, la verdad.
Y hoy te voy a hablar de otro lugar en el Mediterráneo, de Benidorm, una ciudad que si me escuchas desde Reino Unido seguro que conoces, y si lo haces desde otro lugar del mundo, puede que no, pero créeme deberías. Y antes te recuerdo, o te aviso por si no lo sabes, que puedes usar la transcripción gratuita de todos los episodios de este podcast y también las flashcards de vocabulario que preparamos. Todo esto lo tienes en la web Spanish Language Coach punto com. Además verás en esa misma web que mis cursos online de español de diferentes niveles abren las inscripciones en septiembre, en concreto el lunes nueve de septiembre. Así que si tú eres una de esas personas que se toman septiembre como un buen momento para fijarse un objetivo, y ese objetivo es mejorar tu español de una forma estructurada y con la ayuda de profesionales de la enseñanza, te recomiendo que eches un vistazo y que dejes tu email en la lista de espera.
Y no sé si sabes, estudiante, que hace relativamente poco tiempo fue la Eurocopa, una competición de fútbol europeo. La final se jugó en Berlín, entre España e Inglaterra, y es innegable que el fútbol levanta pasiones. Hoy te quiero hablar concretamente de cómo se vivió la final de la Eurocopa entre España e Inglaterra en una ciudad española. Benidorm, vamos a ir a una zona cercana a la playa, una zona de ocio con bares y restaurantes. La final se celebraba por la noche, a las nueve de la noche, y el ambiente se iba animando, caldeando.
En los bares, la afición disfruta y sufre con el partido a partes iguales. Un gol, dos goles, tres goles, termina el partido, dos a uno gana España y no hay ni una sola sonrisa. Pero espera un momento, no estamos en España. Sí, es España, pero es que estamos en Benidorm, y el día de la final de la Eurocopa y en algunas zonas de la ciudad no se escucharon risas ni cánticos de celebración. ¿Por qué?
Porque Benidorm tiene mucho turismo británico, y no solo turistas, tiene mucha mucha población británica instalada durante todo el año. Eso hace que haya calles con puffs que parecen traídos ladrillo a ladrillo desde Reino Unido, o incluso supermercados o tiendas para que la población extranjera se sienta como en casa. De hecho, estoy bastante seguro de que mi primer English Breakfast me lo comí en Benidorm cuando era un niño. Ya sabrás que no es una no es la única ciudad en España con este perfil donde existe una colonia británica, pero lo cierto es que sí fue la pionera. Quiero contarte cómo Benidorm se convirtió en uno de los destinos más populares entre los británicos y también mi historia y de la de parte de mi familia con esta ciudad, pero para eso necesitamos conocer un poco más a fondo, con más detalle, la historia de la ciudad.
Realmente Benidorm tiene una larga historia turística. Primero tengo que decirte que si no has visitado la ciudad puede que la ames o la odies, no deja indiferente a nadie. Es una ciudad con playas muy bonitas, una colonia británica muy destacable, como hemos dicho, y rascacielos, esos edificios tan altos. De hecho, la ciudad también es conocida por la Nueva York del Mediterráneo. Y volviendo a su historia, gracias al buen tiempo, ya desde el siglo diecinueve, la provincia de Alicante, que es la provincia en la que se encuentra Benidorm, empezó a recibir a algunos turistas nacionales, pero fue algo mínimo.
El boom del turismo en Benidorm está indiscutiblemente, sin lugar a dudas, conectado a la figura del alcalde Pedro Zaragoza. Ya sabes que el alcalde o alcaldesa es la máxima autoridad del gobierno de un pueblo o una ciudad. Bueno, pues Pedro, Pedro Zaragoza llegó a ser alcalde de Benidorm en mil novecientos cincuenta y uno y se mantuvo en el cargo hasta mil novecientos sesenta y seis. Era joven cuando llegó al cargo, tenía menos de treinta años, energía y ganas de hacer cosas. En los primeros años de Pedro Zaragoza como alcalde, Benidorm era un pueblito de pescadores en el que no había ni agua corriente.
Las casas no tenían ni siquiera un sistema de tuberías para abrir el grifo y tener agua, o sea, era un pueblo pueblo, con unos pocos habitantes y poca proyección. Y aunque España estaba bastante atrasada respecto a sus países vecinos del norte, las ciudades y los pueblos solían tener al menos agua corriente y ciertas comunicaciones, cosas que a Benidorm le faltaban, no tenía. ¿Y cómo pasó ese Benidorm pueblo de pescadores a la potencia turística del Mediterráneo que es ahora, a la Nueva York del Mediterráneo? Pues obviamente, contribuyeron varios factores. Uno de ellos fue el clima, y es que es raro encontrar un día nublado allí, son casi los trescientos sesenta y cinco días del año.
Esto atrae a turistas nacionales, pero también a turistas internacionales de destinos en los que el clima no es tan benigno o el sol es más tímido que en España, por ejemplo, Reino Unido, Finlandia, Islandia, Noruega u Holanda. Y he mencionado estos países porque, de hecho, tienen consulados en Benidorm, lo que te dará una idea sobre el volumen de habitantes y visitantes de estos países allí. Aunque, bueno, para ser exactos, en el caso de Reino Unido, el consulado está en la ciudad de Alicante, a cuarenta kilómetros. Lo cierto es que en toda la provincia hay muchos británicos y tiene sentido que el consulado esté en la capital de la provincia. Y hemos hablado de sol y del clima, y ahora vamos a hablar de otro factor natural, sus playas.
Las playas de este municipio, de la provincia de Alicante, son innegablemente buenas, playas de arena fina con un mar tranquilo, vamos, playas de postal, resultan un atractivo en sí mismas. Pero claro, las playas sin infraestructuras no atraen turistas, por eso el agua corriente llegó al pueblo gracias a Pedro Zaragoza. Las comunicaciones mejoraron y la oferta de ocio en esta ciudad fue creciendo a la par, al mismo tiempo que la altura de sus edificios. El alcalde entendió que la ciudad tenía potencial y trabajó incansablemente para darle una ayudita y que el potencial se desarrollara. Se aprobó un plan de ordenación urbana en mil novecientos cincuenta y seis para crear el que sería el venidorm del futuro con la intención de que creciera de una manera ordenada.
Ya tenemos sol, playa, hoteles y otros servicios en la ciudad. ¿Qué necesitamos ahora? ¿Turistas? O sea, que llegó el momento de atraer a turistas extranjeros de manera activa. Un hecho interesante es que durante la época del boom turístico en Benidorm, España estaba bajo una dictadura con una estricta moral católica, y asuntos, a los que ahora no damos ninguna importancia, fueron todo un escándalo escándalo en la época.
Sin ir más lejos, es decir, para poner un ejemplo muy claro, el bikini. Benidorm fue la primera ciudad española que aceptó el bikini. Bueno, más que aceptarlo dejó de multar a las turistas que llevaban este traje de baño de dos piezas. Si recibes una multa o la la policía te multa tienes que pagar una cantidad económica por ello. Es decir, que en esta época España vivía entre dos aguas, por un lado, el deseo de mantener los valores del régimen dictatorial y, por otro, la necesidad del dinero de esos turistas para mantener el régimen económicamente.
El dinero de esos mismos turistas que ponían en riesgo los valores fundamentales de la dictadura franquista con sus ideas modernas y sus trajes de baño de dos piezas. Y en este punto quiero contarte algo. Ayer hablando con mi madre le dije que estaba preparando este episodio sobre Benidorm y ella me contó la historia de su primera vez allí, una historia que yo desconocía. Ella en ese momento era adolescente, tenía unos quince años y trabajaba como empleada doméstica interna para una familia en Valencia. Interna quiere decir que vivía en esa casa y su trabajo era el cuidado de los niños y la limpieza y cocina para la familia, así que cuando la familia se iba de vacaciones, mi madre también lo hacía con ellos, y un año se fueron a Benidorm, donde la familia tenía un apartamento.
Allí mi madre me cuenta que, además de los rascacielos, también le llamaba mucho la atención la cantidad de mujeres que usaban bikinis, la mayoría extranjeras. También era bastante nuevo para ella ver a personas de otros lugares de Europa, especialmente británicos. De hecho, me cuenta que uno de sus primeros flechazos, y un flechazo es lo que ahora llamamos también en español Crash, usando el anglicismo, fue un chico inglés, un chico que ella describe como muy inglés, muy rubio y muy guapo, que estaba en el mismo bloque de apartamentos que ella. Se encontraban en el pasillo de vez en cuando y se comunicaban como podían, ya que mi madre no habla inglés y este chico no hablaba español. Y estoy seguro de que a lo largo de los años han surgido muchas historias similares a esta.
Bueno, volvemos a la ciudad. Hemos visto que diversos factores llevaron a esta ciudad, en concreto, a prepararse para ser la pionera en recibir turistas extranjeros y hacerlos sentir como en casa. Hemos explicado el trabajo que se realizó para convertir a Benidorm en lo que es hoy, y también hemos hablado de la figura del alcalde y su empeño, su persistencia por hacer de la ciudad que gobernaba una potencia turística. Pero claro, los hoteles sin turistas no son nada, ¿qué había que hacer? Pues buscar turistas de manera activa, y esa búsqueda activa Pedro Zaragoza, el peculiar alcalde, decidió hacerla con campañas promocionales de la ciudad bastante curiosas.
Por ejemplo, llenó Europa desde Dasseldorf Avenidorm con carteles que indicaban la distancia que había entre ese punto concreto en Europa y la ciudad que gobernaba. Imagínate que vas conduciendo un día de invierno frío, nublado, lluvioso, y ves ese cartel en tu camino al trabajo. ¿No te entran ganas de ir a la playa para disfrutar de tus vacaciones y del sol y la calidez del Mediterráneo? Pues a mí sí. Junto a los planes para Benidorm y las campañas promocionales del alcalde y su gobierno, el nacimiento de los grandes tour operadores turísticos hicieron al resto.
Pero precisamente, ¿qué fue lo que atrajo a esos tour operadores turísticos europeos a Benidorm y no a otro lugar? Pues la verdad es que había muchos lugares con buen clima, buenas playas e infraestructuras. ¿Qué hizo Benidorm especial? Pues hay varios factores, de nuevo, para hablar de uno fundamental nos tenemos que remontar, tenemos que volver a mil novecientos treinta y ocho. Ese año se aprobaron las vacaciones pagadas en Reino Unido.
Ahora piensa en los tour operadores turísticos, tenían millones de clientes potenciales a los que vender sus paquetes de vacaciones. Eso llevó un tiempo, pero dos o tres décadas más tarde comenzó a ser cada vez más popular viajar. Estos tour operadores vendían paquetes turísticos, ya sabes que cuando compramos un paquete turístico pagamos un precio cerrado, por ejemplo, pagas mil euros por un paquete a las Islas Canarias que incluye los vuelos y el hotel, pero no sabes lo que cuestan los vuelos, el hotel, las comidas, pagas mil euros y ya está. Con esos mil euros la agencia o el tour operador cubren gastos y obtienen una ganancia una ganancia o beneficio. Entonces, la clave aquí estaba en que cuanto menos le costaba el vuelo, el hotel o las comidas al tour operador, más ganaba, más beneficio tenían.
Principio se aplicó también en el nacimiento del turismo de masas. Los tour operadores británicos necesitaban vuelos y hoteles que no fueran caros, pero que les gustaran a los clientes. Cuanto más largo es un vuelo, más caro es, porque si el gasto del del combustible es mayor, el precio del paquete de vacaciones también lo sería, y recuerda que estamos hablando de clases trabajadoras, entonces los tour operadores necesitaban crear algo al alcance del bolsillo, algo asequible para esos millones de británicos que ahora querían o podían viajar. La costa mediterránea española cumplía una serie de requisitos muy atractivos para estos tour operadores británicos en cuestión de costes y clima. La distancia del vuelo era de unas dos horas, por tanto, el coste del avión era razonable y los precios de la comida, el alojamiento y otros servicios en España eran mucho más baratos que en otros países.
Todo esto hacía que el precio final del paquete de vacaciones que el trabajador inglés compraba en su país fuera razonable y pudiera disfrutar de ese tiempo de vacaciones pagadas, dándose unos bañitos en el Mediterráneo mientras los tour operadores ganaban dinero. Esto satisfacía a todo el mundo. Además, sobre el asunto de los costes de los paquetes, muchas de estas empresas trabajan con grandes volúmenes, o sea, que reservan muchas plazas hoteleras, muchas habitaciones, porque de esta manera consiguen mejores precios. ¿Y qué hacía falta para eso? Pues los tour operadores querían grandes hoteles, como los que se construyeron en Benidorm, porque tenían mayores ganancias, así que las pequeñas viviendas de pescadores fueron dando lugar a grandes bloques de apartamentos y hoteles, hasta el punto de ser en la actualidad la ciudad del mundo con más rascacielos por habitante.
Así que las bondades del clima, las campañas de promoción turística, las vacaciones pagadas, el volumen de plazas hoteleras y la democratización, poco a poco, de los viajes en avión, contribuyeron a hacer de Benidorm un destino de masas para toda Europa, pero especialmente para los británicos. Por cierto, en mil novecientos sesenta y siete se inauguró el aeropuerto de El Altet, el más cercano a Benidorm, a unos cincuenta kilómetros, y tiene vuelos a casi cualquier ciudad de Reino Unido que puedas imaginar. El alcalde Pedro Zaragoza había inventado esta ciudad para el turismo. ¿Consiguió su propósito? Pues parece que sí, aunque su paisaje y sus rascacielos no son del gusto de todos, Benidorm es una ciudad llena de servicios y donde siempre hay algo que hacer.
La ciudad lleva más de medio siglo recibiendo turistas y parece que muchos de ellos satisfechos. Una gran parte vuelve, otros se lo recomiendan a sus familiares y algunos incluso se instalan en la zona al jubilarse, cuando llega el fin de su vida profesional. ¿Qué tiene Benidorm que atrae tanto? La ciudad está preparada para recibir a todo tipo de turistas. Los niños tienen actividades, pero también sus abuelos, pasando por sus padres.
Da casi igual tu nivel adquisitivo, encontrarás hoteles de lujo también y apartamentos baratísimos. Tampoco importa cuando viajes, en verano vas a tener mejor tiempo, pero aunque viajes en noviembre o en febrero encontrarás cosas para hacer, no es una ciudad estacional. Y es que cuando decimos que la ciudad está preparada para satisfacer las necesidades de los turistas, piensa que hablamos de una ciudad que recibe a millones, o sea, es un coloso del turismo que te engancha o que odias. Si buscas sol, playa y comida y bebida sin muchas complicaciones, puede ser tu sitio. Yo recuerdo haber ido a Benidorm cuando era pequeño con mi padre varias veces, ir al parque de atracciones que hay allí, pasear por el paseo marítimo tomando un helado, o visitar el museo de cera y hacerme fotos con los personajes de cera que nada se parecían a su original.
La última vez que fui fue en dos mil dieciséis y fue mi primer viaje con el inglés, con Oliver. Si lo piensas, qué mejor destino, ¿no? Para un inglés y un español que pasar un fin de semana romántico en Benidorm. Nos alojamos en el hostal más barato que encontramos en Booking dot com y lo pasamos estupendamente en la playa y paseando por la ciudad. Lo cierto, estudiante, es que Benidorm mueve masas igual que el fútbol y eso es innegable.
Te espero en el próximo episodio, estudiante. Gracias por estar de vuelta tú también. Un abrazo grande.