Quiúbole familia, bienvenidos a otro viernes, viernes de conversación entrenados, y me da mucho gusto que estén otra vez acompañándonos en este fin de semana que inicia y, bueno, nosotros les debíamos una segunda parte de nuestro viaje a Cuba. Por eso, está aquí de nuevo Sigrid para terminar lo que empezamos la semana pasada. Entonces, Sigrid, ¿estás lista para darle a la parte dos?
Listísima. Entonces, vamos a continuar con estas experiencias.
Muy bien. Vamos a recordar un poquito de lo que hablamos la semana pasada sobre nuestro viaje a Cuba, que les recordamos a los que ya lo escucharon y si no lo han escuchado, fue nuestro primer viaje, primera vez, a esta isla tan hermosa, y el motivo de esta visita fue porque estábamos celebrando nuestro décimo aniversario. Diez años ya de estar juntos y, bueno, decidimos conocer este lugar que definitivamente valió la pena.
Y hablábamos un poco sobre la comida, nuestra experiencia con los tipos de alimentos que son más populares ahí y cómo ellos los preparaban, y entramos un poquito en el detalle de la infraestructura o de la arquitectura de la ciudad. Entonces, creo que podemos continuar con esta parte de la Habana vieja.
Exactamente. Nosotros estábamos hablando al final del episodio sobre cómo es la Habana vieja, el lugar donde nos quedamos y que está lleno de sorpresas para nosotros.
Y por eso, en esta parte dos, vamos a hablar de todo lo que no pudimos decir en el anterior episodio.
Bueno, nos quedamos ya con la comida y con las casas, las casas que parecía que acababa de pasar un ejército la guerra y que se ven muy bonitas. De hecho, es algo que, pues, no ves en todos lados, porque son casas muy lujosas, construcciones muy bonitas, de hace más de cien años que tienen diseños preciosos que no encontramos en muchas partes en México, pero que están en una condición, pues, un poquito mal o un muchito mal, ¿no crees?
Y esto era en los edificios donde la gente vivía, pero obviamente cuidaban más, o están cuidados más, los edificios que son más turísticos como el Capitolio, algunos hoteles y, pues, todo lo relacionado con el gobierno.
Sí, hay una división entre la Habana vieja y la Habana nueva, que precisamente es una avenida donde se encuentra el Capitolio. Entonces, lo que vamos a hablar ahora es cómo son las calles de la Habana vieja. Las calles de La Habana Vieja obviamente están, pues, rodeadas de estas casas antiguas, un poquito deterioradas, que le dan ese estilo como, pues, antiguo. Pero ¿qué veíamos en las calles? ¿Veíamos a las personas afuera de sus casas sentadas, platicando entre ellas, la gente pasando en bicicletas, algunos repartidores en moto?
Pero era como una paz. Respirabas una tranquilidad que nosotros lo veíamos así, pero la gente se veía muy tranquila. No sé cuál fue tu percepción de cómo es caminar entre las calles de La Habana Vieja.
Sí, me hizo recordar un poco cuando era niña, porque normalmente todos a cierta hora de la tarde, después de comer, de hacer las tareas y todo esto, normalmente junto con los vecinos, todas las personas, específicamente las mamás y los niños, estábamos en la puerta, en las calles jugando. Entonces, me hizo recordar un poco esto, caminabas por las calles y había muchas familias y niños jugando o
platicando. Exactamente. De hecho, nosotros cuando éramos niños salíamos con la pelota a la calle a jugar fútbol o tirarle a un portón grande, y precisamente pasamos por muchos niños jugando con botellas de agua, con latas, algunos también traían sus balones y sus pelotas. Entonces, sí me recuerda a los barrios de nuestra ciudad, a los barrios que eran muy tranquilos, no había mucho tráfico. Hay que decir que en las calles de La Habana Vieja no es común que pasen coches, solo hay ciertas calles que tienen este tránsito, pero la mayoría de la gente está caminando o en bicicletas.
Sí, incluso estos taxis, y estoy haciendo entre comillas, porque eran en bicicletas. Entonces, regularmente podías estar caminando a gusto, solamente cuidándote de de las bicis.
Ahora, también en las calles de La Habana podías encontrar tiendas, pero hay una cosa curiosa. Todas las tiendas o cadenas de autoservicio que conocemos a lo largo de América Latina no existen en La Habana Vieja. De hecho, nosotros estuvimos caminando de norte a sur y lo que encontramos son tiendas pequeñitas que tienen el apoyo del gobierno para poder vender ciertas cosas de la canasta básica. ¿Recuerdas a la tiendita que íbamos constantemente para conseguir café, leche y algunas galletas?
Sí, aquí fue la primera cosa, bueno, entre muchas otras, que pude ver una diferencia enorme, al menos aquí en México, es muy común que en la misma cuadra puedes encontrarte hasta dos, tres tienditas y con todo lo que necesitas. Entonces, sí era algo un poquito difícil ir a estas tiendas y no encontrar incluso lo básico, como leche, por ejemplo.
Aquí en México decimos la tiendita de la esquina, y tú lo dijiste, hay una cuadra donde tenemos cuatro tiendas, incluso aquí en la avenida afuera. Hay cuatro tiendas y todas están bien surtidas. El verbo surtir y estar surtido, ¿cómo lo explicarías a nuestros amigos?
Que sería como cosas variadas, que hay un poco de todo.
Exactamente. Entonces, imagínate estar acostumbrados en México a, en cada esquina, encontrar una tienda y llegas allá y puedes encontrar una en cuatro o cinco cuadras, y tiene cosas muy, pero muy básicas.
Sí, eran unas tiendas muy pequeñas y, como dijiste, artículos muy específicos, y con esto no significa que eran de la canasta básica. Y también, al estar caminando en las calles, nos dimos cuenta que muchas personas tenían sus propios negocios, entonces, si por ejemplo, ellos tienen una planta que da aguacates, un árbol, perdón. Entonces, esas personas, al tener tres, cuatro aguacates en su árbol, ya son cosas que ellos venden para la misma comunidad.
Exacto. Y si no, pueden tener productos que consiguen aparte y los llevan a su casa para venderlos. Estas tiendas, básicamente, es un cuarto de su casa y muchas de ellas tienen una rejilla o una, sí, una reja que protege la ventana, y a través de la ventana puedes comprar tabaco, aguas, este, refrescos, no sé, cigarros, cosas muy, muy, muy básicas que se te pueden antojar mientras vas por la calle.
Y regresando un poquito al tema de la comida, también encontrábamos diferentes tipos de restaurantes para los turistas específicamente.
También preguntando, te dabas cuenta cuáles restaurantes eran los más famosos para personas que, pues, estaban conociendo la Habana vieja, y nos hicimos amigo de uno de estos guías y nos señaló los restaurantes donde comen los locales, que son todavía más baratos y con comida bien auténtica cubana.
Sí, podías diferenciar fácilmente en los precios. Entonces, incluso que para los turistas podías verlo en dólares principalmente y para los locales, pues, en pesos cubanos.
Entonces, obviamente, esta es una estrategia de venta que es muy válida para darle precio y un apoyo a los locales, y tratar de sacar un poquito más de dinero hacia los turistas ofreciéndoles un menú un poquito más selecto. Entonces, de cualquier forma, comer en La Habana vieja es muy rico y no es nada caro.
Y también otra cosa que nos encontramos fue que muchas personas, aunque no se estén dedicando completamente a esto, porque tanto nos tocó estar con personas que trabajaban para restaurantes y trataban de guiarte hacia estos restaurantes, también otras personas que eran taxistas, por ejemplo. Te preguntaban si necesitabas este servicio, cuando decías que no, te preguntaban como, ¿y entonces qué buscas? Y si deseas un restaurante, ellos mismos te llevaban hasta alguno. Entonces, no importa que no se dedicaran a eso, siempre buscaban una oportunidad para poder como tener alguna propina.
Exactamente. De hecho, creo que toda la gente en La Habana Vieja trata de apoyarse entre ellos mismos, y si yo sé de un restaurante que necesita clientela y me preguntas dónde está rico para comer, pues yo llevo al restaurante, y si te quedas y pides tu comida, pues el restaurante va a apoyarme con alguna propina por llevarte ahí. Entonces, es como un sistema de recomendaciones que, me gusta cómo funciona, me gusta cómo funciona. Solamente hay que tener cuidado en pedir cosas que no vayan a ser demasiado caras o revisar el menú primero, porque, pues, tal vez pueden llevarte uno que está un poquito más costoso y tú no te das cuenta. Pero eso pasa en todas partes del
mundo. Y también otra cosa que específicamente tú buscabas era esta música en vivo, entonces, tratábamos de ver en qué restaurantes o bares podíamos encontrar.
¿Y qué creen? Vimos que las esquinas en la Habana vieja son muy populares para tener un bar pequeño e invitar a los músicos para, pues, tocar en vivo. Eso atrae a las personas, se piden unas bebidas y disfrutan la música que están tocando, pues, para ellos. Se lleva una propina, el músico, y pues tú la pasas a todo dar, y eso sí me gustó mucho.
Y como pensábamos que estaría La Habana como en cada esquina con música y todo esto, No sé si fue la temporada o como nos comentaron, que quizás ya no era lo mismo de antes, pero aún así tuvimos la suerte de encontrar algunos lugares y, pues, disfrutar de estos músicos.
Sí, yo me imaginaba que La Habana estaba completamente llena de arte, cultura, música, baile en todas partes y, pues no, o sea, la gente está trabajando, la gente se va temprano a la cama, eran las once de la noche y solamente muy poquitos lugares estaban abiertos. Entonces, durante el día sí podemos encontrar muchas cosas. En la noche ya es un poquito más difícil.
Y es algo que platicamos con personas, porque hablando de estos bares, pudimos hacernos amigos de unos trabajadores de uno de estos bares, y ellos mismos nos comentaban eso, que había cambiado un poco, y como tip también, nos comentaron que toda esta vida nocturna y más movimiento y cultura, también la podemos vivir en Trinidad, otro lugar de Cuba.
La gente que nos atendió en este bar, pues, rápidamente nos preguntó que de dónde veníamos, les dijimos que México, y empezamos a platicar muchísimas cosas, que esto es algo que les recomiendo a todos ustedes. Si van a Cuba y quieren practicar su español, los cubanos son unas personas lindísimas y muy abiertas para tener una buena conversación.
Y tuvimos la suerte de hablar con estas personas, con estos amigos, y nos contaban un poco de sus historias, de las personas que habían podido salir de la isla, cómo lo hicieron. También compartimos un poco de lo que nosotros sabíamos de Cuba antes de viajar, así como lo que ellos saben de México. Y con estas comparaciones nos comentaban lo atrasado que estaba, pues, todo ahí en Cuba, desde el servicio, el Internet, el comercio, muchas cosas.
Y una de las cosas que nos compartían mucho es ese sueño que tienen de poder viajar y conocer otros países, y por eso nos preguntaban qué onda con México, que si lo que ellos escuchaban era real. Fue un intercambio de culturas bastante chido que, la neta, regresamos el día siguiente a seguir platicando con ellos justamente antes de salir a Varadero, que es de lo que tenemos que hablar también ahorita.
Y antes de pasar a Varadero, algo que recuerdo que nos gustó mucho, porque fue una experiencia diferente, fue esto del cañonazo, que es una práctica que tienen ellos cruzando el el mar, tuvimos que pasar por un túnel. Aquí a las nueve de la noche, todos los días hacen una representación en esta como muralla, ¿o qué era?
Es un fuerte, se le llama un fuerte, una construcción que era muy popular en los puertos y está hecha de roca firme que parece como un castillo. Entonces, en este fuerte están colocados cañones, cañones que anteriormente se usaban, pues, para defender la ciudad, pero que ahora es de forma simbólica, pero se sigue haciendo esta práctica que estás diciendo.
Sí, en uno específicamente es el que lo hacen funcionar, entonces lo que hacían es como una caminata con fuego en la mano y, bueno, hacían como un canto, el punto es que lo encendían y a las meras nueve de la noche se hacía este cañonazo y fue una experiencia muy chida porque sentías cómo temblaba tu cuerpo, como Yo lo relacioné como si estuviera enfrente de unas bocinas muy grandes y las hacen sonar al mismo
tiempo. El estruendo se llama la palabra, creo que es estruendo, el golpe de este cañón, pues retumba. Retumbar es cuando las vibraciones, pues golpean tu cuerpo, golpean las cosas y las hacen vibrar. Y sí, la preparación de la pólvora, todo eso es un ritual que lo hacen representando el cañonazo que se hacía en el siglo dieciocho. Entonces, los personajes están vestidos con ropa de ese tiempo, como si fueran militares, y bueno, estuvo muy muy chido.
Esperar ese golpe y sentir ese estruendo, ese impacto en tu cara cuando explota el cañón es algo que vale la pena, vale la pena. Aparte de que tienes una vista de toda la Habana vieja de noche iluminada que se ve súper, súper a todo dar.
Y ahora sí, pasando al tema de Varadero, creo que fue una de las cosas que más me gustó de este viaje porque, bueno, el agua, principalmente, era tan transparente, azul, la arena muy blanca, no había olas, era como una alberca infinita porque podías caminar mucho tiempo y mantenías el nivel del agua bajo. Entonces, era como una alberca, una piscina, pero obviamente con esta cosa bonita de verla.
Recuerdo que llegamos a Varadero después de un viaje de dos horas y cachito de La Habana. Llegamos a un hotel y pues teníamos hambre, fuimos a un restaurante y pudimos ver a lo lejos el color del agua con el sol pegándole a eso de las doce, una de la tarde, y madre mía, qué colores tan preciosos. Azul turquesa con un azul brillante y zonas transparentes. Pero, bueno, el agua más cristalina que he visto en mi vida es esta, y posiblemente en una isla también muy bonita en el Mediterráneo, Malta. Creo que son los dos únicos lugares que he visto el agua así de transparente.
He visto agua muy turquesa y que casi casi es la misma en el Caribe mexicano, en Isla Mujeres, una pequeña isla que está enfrente de Cancún. En la playa norte de Isla Mujeres, creo que esa agua tan turquesa se le puede comparar con la que ves en Varadero.
Sí, prácticamente podríamos decir que son lo más similar, porque incluso con la temperatura del agua. Lo que sí pude ver, o no sé si no tengo un buen recuerdo de Cancún, pero esta arena, en cuanto caminabas, automáticamente bajaba muy rápido, entonces no ponía turbia el agua.
Ok, como si flotara en el agua, como que era arena muy pesada. Y sí, en otras playas, si tú das un paso, pues, se empieza a ver toda gris el agua y se revuelve junto con la arena, pero sí, sí tienes razón. Nosotros, por más que caminábamos o movíamos los pies, la arena se iba para abajo, y yo me puse a nadar, pues, algunos metros, yo creo que un kilómetro dentro en el agua, y miraba hacia abajo y podía ver a, no sé, treinta, cuarenta metros de profundidad, podía seguir viendo el fondo. Entonces, yo creo que sí, definitivamente es el lugar con el agua más transparente que he visitado en mi vida. Y haciendo una comparación, el Caribe cubano con el Caribe Mexicano, pues, básicamente es la misma.
Sí.
No hay mucha diferencia en la temperatura, De hecho, la distancia es muy corta, las playas también son igual de bonitas. Entonces, creo que si lo que quieren es una experiencia de aguas muy bonitas con colores, que no vas a ver en muchos lados, tienen que visitar el Caribe mexicano y si pueden échense un brinquito a la isla de Cuba.
Y pues esto es un poco de tanto que vivimos de todas esas experiencias de nuestro viaje. Entonces, solo para recomendarlo mucho y ojalá puedan viajar a Cuba.
Definitivamente, si tienen la oportunidad, vean la opción de seleccionar un vuelo, quedarse en La Habana vieja y visitar las otras partes de Cuba, porque, pues, solamente estuvimos en La Habana y Baradero. Hay mucho que ver que por eso vamos a regresar. Entonces, mi gente, ojalá les haya gustado este episodio y que hayan obtenido un poquito de recomendaciones por si están planeando su viaje a Cuba. Nos despedimos y nos vemos el próximo episodio de conversación. Yo soy Fredo.
Yo soy Sigrid.
Cuídense mucho.
Pasen la chiva.
Y nos vemos la próxima.
Bye.
Chau. Muchas gracias por acompañarme y no olviden que si quieren acceder a la transcripción completa de este episodio y a explicaciones y ejercicios sobre el vocabulario y las expresiones utilizadas el día de hoy, pueden hacerlo volviéndose suscriptores premium en nuestra página web Charlas Hispanas punto com.