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Charlas hispanas, episodio mil doscientos sesenta y cinco, el porfiriato en México. Bienvenidos a Charlas Hispanas, el podcast diario de español latinoamericano. Puedes ver la transcripción completa de este audio y acceder a ejercicios y explicaciones para aprender el vocabulario y expresiones que utilizamos en este episodio. Ese contenido solo está disponible para suscriptores premium. Forma parte de nuestra comunidad en charlas hispanas punto com.

¿Qué onda, familia? Los saluda su amigo y servidor, acercándonos a una fecha importante en la historia de México, la Revolución. Pero creo que estamos a muy buen tiempo para explicar un tema bastante importante que dio pie a este cambio radical de nuestro país. Sin más preámbulo, acompáñenme a escuchar la historia del porfiriato. El porfiriato es el período de la historia de México en el que el país estuvo bajo el control de un solo hombre, Porfirio Díaz.

Pero no se asusten, no fue por un par de años. Fueron más de treinta años de su gobierno, desde mil ochocientos setenta y seis hasta mil novecientos once, para ser exactos. Este cuate fue presidente una, otra y otra vez, porque se las ingenió para modificar la constitución y reelegirse cada vez que se le acababa el período. Así que imagínense, tres décadas con el mismo presidente. Bueno, para entender el porfiriato tenemos que hablar un poco de quién fue Porfirio Díaz.

Este señor nació en Oaxaca en mil ochocientos treinta y, aunque comenzó siendo militar, acabó siendo político y, eventualmente, dictador. Su llegada al poder no fue muy tranquila que digamos, ya que primero fue parte de una rebelión contra el presidente Benito Juárez. Después de varias luchas, Díaz se apoderó de la presidencia y no la soltó hasta que la revolución mexicana lo quitó del trono. Porfirio Díaz es conocido por ser alguien muy astuto, y aunque algunos lo critican por ser un dictador, también se le atribuyen avances importantes en México. En su gobierno, el país vio grandes cambios, algunos muy positivos y otros que dejaron al pueblo bastante molesto.

Uno de los puntos fuertes del porfiriato fue que México se modernizó bastante. Porfirio Díaz era fanático de la tecnología y el progreso, y aunque todo lo hacía a su manera, el país avanzó en temas como el desarrollo de la infraestructura. Por ejemplo, durante su gobierno se construyeron carreteras, puentes y algo muy importante, el ferrocarril. Este fue uno de los logros más importantes del Porfiriato y del que Porfirio Díaz se sentía muy orgulloso. Imagínense, antes de que el tren existiera en el país, viajar de una ciudad a otra era una verdadera pesadilla.

Los caminos eran complicados, se tardaban días y el transporte era básicamente a caballo o en carretas. Pero con el ferrocarril todo cambió. El tren fue como una bocanada de aire fresco para la economía y la comunicación en el país. Gracias a él, los productos podían viajar mucho más rápido de una región a otra. El comercio creció como nunca antes y, de repente, las distancias ya no parecían tan largas.

Se construyeron miles de kilómetros de vías ferroviarias que conectaban ciudades importantes. Y aunque hoy ya no lo veamos tan impactante, en aquel entonces fue la gran cosa. Además, el tren no solo facilitó el transporte de mercancías, sino también el de personas. La gente podía viajar a distintos lugares del país mucho más rápido y fácil que antes. Así que el ferrocarril fue un avance tremendo que ayudó a modernizar a México.

Claro, como todo en el porfiriato, no todo era perfecto. La construcción de las vías y el manejo de los trenes estaba en manos de empresas extranjeras, lo que hizo que muchos mexicanos sintieran que, aunque el tren era útil, no era del todo nuestro. Además, las zonas rurales donde la pobreza era mayor no se beneficiaron tanto del tren como las grandes ciudades. Algo súper curioso del Porfiriato es que Porfirio Díaz era muy fan de todo lo que venía de Europa y, más que nada, de Francia. El estilo de vida europeo le fascinaba y, de alguna manera, trató de convertir a México en una versión a la francesa.

Si se han dado una vuelta por el centro histórico de la Ciudad de México, probablemente se han topado con edificios elegantes y monumentos que tienen un aire muy europeo. Eso no es casualidad, es una herencia directa del gusto de Díaz por la arquitectura francesa. Por ejemplo, tenemos el famosísimo Palacio de Bellas Artes, que empezó a construirse en esa época. Ese edificio tiene un toque muy europeo con su estilo Art Nouveau. También hay muchos parques, avenidas amplias y edificios con un estilo francés.

Tal vez hayan pasado por la avenida Paseo de la Reforma, pues esa calle, que es una de las más importantes de la Ciudad de México, también es producto de esa época. Díaz quería que México se viera tan elegante como París. Hoy en día, esa influencia sigue bien presente. Si ustedes visitan ciudades como Guadalajara, Puebla o la misma Ciudad de México, van a encontrar ejemplos de esta arquitectura y urbanismo que quedó para siempre en el país. Claro, todo bonito para unos cuantos, pero para la gran mayoría, no tanto.

Por ejemplo, uno de los monumentos más representativos de esta época es el Ángel de la Independencia en la Ciudad de México. Este monumento fue construido para celebrar el centenario de la independencia de México y es un claro ejemplo de la influencia francesa en nuestro país. Aunque hoy en día es un símbolo de la ciudad, en su momento fue un proyecto gigantesco y lujoso que mostraba el poder y la visión modernizadora de Díaz. Otro ejemplo es el palacio postal o la casa de los azulejos, que tienen ese estilo elegante que tanto le gustaba a Díaz. Y si hablamos de infraestructura, no podemos olvidar los teatros y estaciones de tren, que también se construyeron con ese toque europeo.

Así que si alguna vez caminan por el centro de alguna ciudad en México y ven un edificio viejo que parece sacado de París, ya saben que probablemente es de la época del porfiriato. Y aquí es donde el porfiriato se pone oscuro. Mientras Díaz y la gente rica disfrutaban de los avances y el lujo, el pueblo obrero, es decir, la clase trabajadora, estaba siendo explotado. La desigualdad entre ricos y pobres se hizo más grande que nunca. Los campesinos, obreros y trabajadores sufrían condiciones laborales terribles, jornadas larguísimas y salarios bajísimos.

Todo estaba controlado por unos cuantos que se hicieron más y más ricos. Para colmo, el gobierno de Díaz inventó algunos impuestos ridículos que solo empeoraron la situación. ¿Sabían que en esa época había un impuesto que dependía de la cantidad de ventanas que tenía tu casa? Así es. Si tu casa tenía más ventanas, pagabas más.

Y no solo eso, también hubo impuestos absurdos como el de tener puertas o incluso por la cantidad de árboles en tu propiedad. Imagínense eso, tenías que pagar por las cosas tan básicas como las ventanas. Con todo esto, la población pobre fue explotada al máximo. La tierra estaba en manos de muy pocos y muchos campesinos perdieron sus terrenos y se vieron obligados a trabajar como peones en grandes haciendas. En las fábricas, los obreros trabajaban en condiciones terribles y no tenían derechos laborales.

Esta explotación, junto con los abusos del gobierno, terminó por generar un descontento que fue creciendo poco a poco. Como todo lo que sube tiene que bajar, el porfiriato no podía durar para siempre. Después de tantos años de abuso, la paciencia de la gente se acabó y el resultado fue el estallido de la Revolución Mexicana en mil novecientos diez. Aquí es donde el pueblo mexicano dijo, ya estuvo, y se levantó en armas para derrocar a Porfirio Díaz. La revolución fue una lucha muy compleja, pero el objetivo principal era quitar a Díaz del poder y acabar con la desigualdad y los abusos que él y su gobierno habían impuesto.

Al final, Díaz terminó renunciando en mil novecientos once y se exilió en Francia. Qué sorpresa, donde vivió el resto de sus días. Esta revolución es algo que todavía hoy celebramos en México, especialmente cada veinte de noviembre. Ustedes seguramente han escuchado sobre el día de la revolución. Pues bien, ahora saben que uno de los principales motivos de este conflicto fue todo lo que pasó durante el Porfiriato.

La explotación, los abusos, la falta de oportunidades para el pueblo trabajador y el control que Díaz tenía sobre el país. Al final del día, el porfiriato es una etapa de la historia de México llena de contrastes. Por un lado, hubo avances importantes como el ferrocarril, la modernización de las ciudades y la creación de monumentos que siguen siendo parte de la identidad del país. Pero, por otro lado, estos avances se lograron a costa del sufrimiento de millones de personas que vivieron bajo un sistema injusto y explotador. El abuso de poder, los impuestos ridículos, la explotación de los campesinos y obreros y la creciente desigualdad fueron la chispa que encendió la llama de la Revolución Mexicana.

Muchas gracias por acompañarme, y no olviden que si quieren acceder a la transcripción completa de este episodio y a explicaciones y ejercicios sobre el vocabulario y las expresiones utilizadas el día de hoy, pueden hacerlo volviéndose suscriptores premium en nuestra página web, Charlas Hispanas punto com. Yo soy Fredo de México y los espero en nuestro próximo episodio. Cuídense mucho, pásenla chido y nos vemos la próxima. Chao.

Podcast: Charlas Hispanas
Episode: 1265. El Porfiriato en México