Me gustaría hablar de este tema aprovechando que ayer, día ocho de marzo, fue el Día Internacional de la Mujer. Si es la primera vez que nos escuchas, te doy la bienvenida a nuestra comunidad y te invito a suscribirte en la plataforma de podcast que uses para recibir el nuevo episodio cada semana. Empecemos con definir la palabra feminismo. Cuando hablamos de feminismo podemos estar hablando de dos cosas relacionadas conectadas pero con significados diferentes. En primer lugar, tenemos el feminismo definido como el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
Por otro lado, tenemos el feminismo entendido como el movimiento que lucha para que estos derechos sean realizados de forma efectiva. Es importante conocer lo que realmente significa la palabra feminismo. Aunque parezca increíble, muchos hablantes nativos de español piensan que feminismo es la palabra opuesta, el antónimo, al machismo. El machismo es la actitud o manera de pensar de quien piensa que el hombre es, por naturaleza, superior a la mujer. Es decir, alguien machista es alguien que piensa que el hombre, el género masculino, es superior al femenino.
En muchas ocasiones, personajes famosos, españoles, han sido preguntados si se consideraban feministas, y una respuesta frecuente ha sido, no soy machista ni feminista, quiero la igualdad. Esta respuesta implica que están a favor del feminismo, ya que, como hemos dicho, el feminismo busca la igualdad de derechos. Estas personas confunden el término feminismo con hembrismo. Embrismo es la actitud o manera de pensar de quien piensa que la mujer es por naturaleza superior al hombre. Por tanto, machismo y hembrismo sí son palabras anónimas u opuestas en su significado.
Antes de hablar de la historia del feminismo actual en España, me gustaría hablar un poco de la historia del feminismo en general. De este modo podremos entender mejor la situación actual en España y otros países similares. A lo largo de la historia, durante siglos, el hombre ha ocupado el lugar más importante en diferentes niveles, político, social y cultural. Mientras tanto, la mujer tenía relevancia en otros niveles menos públicos, como la crianza y educación de los hijos y el cuidado de la casa, entre otros. Volvamos a los siglos quince y dieciséis.
En este momento de la historia, si eras mujer, tus obligaciones eran cuidar de la casa y de tus hijos, criar a tus hijos. Sin embargo, no podías votar, no podías estudiar y tampoco tomar decisiones familiares. En muchos casos, ni siquiera podías elegir con quién casarte. Además, si una mujer trabajaba, el salario que recibía era para su marido. En el siglo dieciocho aparece en Europa un movimiento filosófico y cultural, la ilustración.
Este movimiento cree en el progreso y la igualdad social, y se empieza a cuestionar, entre otras cosas, el papel de la mujer en la sociedad. Este movimiento fue especialmente relevante en Francia, podemos considerarlo la primera ola del feminismo. Sin embargo, la ilustración no tuvo muchos resultados positivos para las mujeres. De hecho, muchas de las mujeres que hablaban de estos derechos tuvieron que enfrentarse a la represión de los gobiernos. La segunda ola del feminismo aparece con el sufragio femenino.
Los países anglosajones son los primeros en reclamar el derecho de las mujeres a votar, y poco a poco se va extendiendo por el resto de países. En España, este derecho llega en la constitución de mil novecientos treinta y uno, de la segunda república española. Sin embargo, si habéis escuchado el episodio número once sobre la dictadura española de Francisco Franco, sabréis que muchos derechos desaparecieron, entre ellos el de sufragio universal. Durante la dictadura, los derechos sociales se vieron reducidos para toda la población en general, y la mujer vio anulados muchos de los derechos conquistados en años anteriores. A partir de mil novecientos setenta y ocho, con el fin del franquismo, aparece la nueva constitución española, donde el artículo número catorce dice lo siguiente.
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Es decir, este artículo iguala los derechos y obligaciones de hombres y mujeres. Un hombre y una mujer tienen exactamente los mismos derechos ante la ley desde hace más de cuarenta años en España. Entonces, si España ya ofrece la garantía a todos los ciudadanos de ser iguales, ¿qué finalidad tiene entonces el feminismo actual? Bueno, pues, el feminismo actual reivindica la igualdad real y efectiva, Lucha por situaciones que afectan principalmente a las mujeres y que son muy graves, como la violencia de género, es decir, la violencia ejercida dentro de una relación sentimental, o las agresiones sexuales.
Además, esta igualdad real y efectiva es mucho más complicada de ver, es mucho más sutil, menos evidente y clara. Para ejemplificar estas desigualdades diarias, voy a usar los ejemplos que menciona la periodista británica Caroline Criado, autora de La mujer invisible, el libro que el pasado año ganó el premio al mejor libro de divulgación científica de la Real Sociedad de Londres y el del Financial Times al mejor libro de negocios. Caroline Criado cuenta en una entrevista a el periódico El País que no creció identificándose como feminista. Cito sus palabras. Pensé que era un montón de basura, las mujeres tenían igualdad ya, y si no lograban, si no conseguían, tanto como los hombres, era porque eran triviales y consumistas, y no tan brillantes, no tan inteligentes.
No me gustaba el feminismo y pensaba muy poco en las mujeres. Ella cambió de opinión cuando le presentaron pruebas, evidencias que, dice, no podía negar. Dice que eso es lo que intenta hacer ahora con su libro, presentar algo que, debido al peso de la evidencia, es simplemente innegable, no se puede negar, la desigualdad. Su libro habla de cómo el mundo está diseñado pensando en los hombres y explica las consecuencias que ese mundo tiene para las mujeres en el día a día. El diario El País ha ilustrado algunas de las evidencias que aparecen en el libro a través de un personaje ficticio, Amanda.
Vamos a ver a lo largo de una jornada, un día, cómo es la vida de este personaje que representa la vida de muchas mujeres. Siete y media de la mañana, es miércoles, y el despertador de Amanda suena, como cada mañana, a las siete y media. Por delante, a esta programadora informática le espera un largo día que ocupará en atender, en cuidar a sus hijos y trabajar antes de dejar preparada la casa para cuando llegue la cuidadora que atiende a su madre Carmen, una octogenaria, es decir, una mujer de ochenta años o más que vive con ellos. Como Amanda, un número muy elevado de mujeres se levanta todos los días para hacer esta u otra rutina similar. El setenta y seis coma dos por ciento del trabajo no remunerado en el mundo lo realizan las mujeres, dedicándole tres coma dos veces más tiempo que los hombres.
Un trabajo no remunerado es un trabajo que hacemos sin recibir un salario a cambio. Estas cifras, estos porcentajes, son de la organización internacional del trabajo. Ocho y media. Cuando llegan las ocho y media de la mañana, casi todo en casa de Amanda está listo. Los tapers para el trabajo de ella y de Miguel, su pareja, un profesor universitario de cuarenta y dos años y la comida de los niños.
En menos de media hora todos tendrán que salir de casa para ir al colegio, la guardería, la oficina y la universidad. La guardería es el lugar donde los niños muy pequeños van, antes de empezar la escuela. Para Miguel, la jornada partida acabará a las ocho de la tarde. La jornada partida es lo contrario a la continua, es decir, el día o jornada se parte durante dos o tres horas para comer. Para Amanda, que tiene una jornada reducida, lo hará a las cinco de la tarde.
Las mujeres tienen menos número de horas disponibles para trabajar en el mercado de trabajo, algo que tiene repercusión sobre sus ingresos, el dinero que generan y sus condiciones laborales, según la OIT, la organización internacional del trabajo. Diez de la mañana. A las diez de la mañana los hijos de Amanda se quedan en el colegio. Allí Amanda se cruza con varias madres y algún padre que conoce, y la conversación gira en torno al trabajo. Hablan sobre el trabajo.
En la industria de Amanda, os recuerdo que es programadora informática, más del cuarenta por ciento de las mujeres dejan, es decir, abandonan las empresas de tecnología al cabo de diez años, frente al diecisiete por ciento de los hombres. Según un informe del Centro para la Innovación del Talento, las mujeres no se iban por motivos familiares o porque no les gustara el trabajo, sino por una actitud de descrédito hacia ellas por parte de los directivos y una sensación de estancamiento en la propia carrera profesional. Sentirse estancado es sentir que no podemos movernos, podemos hablar de estancamiento personal o profesional, cuando por ejemplo, no podemos promocionar dentro de nuestra empresa, no sentimos o estamos estancados. Dos y media de la tarde. Cuando llegan las dos y media, y aunque Amanda ya lleva más de dos horas en la oficina, todavía no se ha quitado la chaqueta.
No lo hace casi nunca, ni en invierno ni en verano. Así, la imagen de oficinas llenas de mujeres pasando frío no es extraña. Explica el libro que la fórmula para determinar la temperatura estándar apareció en los años sesenta teniendo en cuenta a un hombre medio de cuarenta años y setenta kilos, lo que significa que las oficinas actuales están en promedio cinco grados demasiado frías para las mujeres. Cinco y media de la tarde. Amanda recoge del colegio a su hija y la lleva a clase de música.
También los instrumentos, como se fabrican, tienen sesgo masculino. Se siguen diseñando los instrumentos musicales a la medida de la mano del hombre, escribe criado en el libro, como si la talla única de hombre fuera una talla única para todos. Nueve y media de la noche. A las nueve y media todos se han vuelto a casa. Recordad que es una familia española y todo se hace muy tarde.
Mientras Amanda termina de cocinar, Miguel, su pareja, está dando la cena a los niños. En España, según un estudio publicado en dos mil dieciocho, entre las mujeres que conviven con un hombre y tienen trabajo remunerado, el sesenta y siete por ciento de las tareas de la casa recaen sobre ellas, y sobre ellos el veintinueve por ciento. Como veis, a pesar de que las mujeres son iguales que los hombres, ante la ley hay ciertas áreas de la vida rutinaria donde la igualdad real todavía no se ha conseguido. Hasta aquí el episodio de esta semana. Espero que haya sido útil y, además, hayáis podido aprender algo interesante sobre el movimiento feminista en España.
Si os gusta el contenido del podcast, no olvidéis recomendarlo a otros estudiantes de español. Y, por último, recordaros que tenéis todas las transcripciones disponibles en www punto Spanish Languagecoach punto com. Un abrazo grande y hasta la semana que viene.