Después de muchos días viajando por Roldán del Sur y realizando miles de fotografías, habría dos momentos que podría destacar. Uno puede ser en los días de convivencia con la tribu Lharim, en las montañas Boya, todavía practican la escarificación de la piel haciéndose dibujos en la cara, en los brazos, en el abdomen, en las piernas, y otro momento al amanecer donde los Mundari se lavan el pelo, la cara, los dientes, las manos con la orina de sus magníficas vacas. Entonces, hay una fotografía muy particular que es de un joven duchándose bajo la vaca, y esto, la verdad, es que es nuestra mentalidad occidental choca de forma muy impactante.
Nómadas, grandes viajes en Radio
Nacional de España.
Qué saludable es mirar de vez en cuando un poquito más allá de nuestras narices, y si es mucho más allá, como en este caso, mejor. Alejarse seis mil kilómetros de nuestras costumbres, paisajes y prejuicios, y descubrir que allá en lo más profundo de África, allá en esa joven y sufriente nación que es Sudán del Sur, la vida tiene sus propias normalidades, tan chocantes a nuestros ojos como algunas de las nuestras a los suyos. Por eso es tan importante trabajo que hacen viajeros como el fotógrafo Carlos Sánchez, al que escuchábamos hace un momento, profesionales que nos prestan su mirada para poder mirar a otros pueblos a los ojos y reconocernos en ellos. Sudán del Sur es una nación tremendamente fotogénica, y Carlos Sánchez no es el único fotógrafo que nos va acompañar, enseguida lo verás. Armados únicamente de cámaras y mucha curiosidad, hoy te proponemos recorrer un país recién salido de una guerra o por ser más precisos de varias guerras.
Sudán del Sur trabaja por consolidar la paz y por mejorar las condiciones de vida de su gente, las infraestructuras, los servicios, una tarea compleja cuando el punto de partida es prácticamente la nada, cuando buena parte de la población sigue desplazada y la ayuda internacional y las ONG son desplazada y la ayuda internacional y las ONG son el precario flotador que le salva de hundirse del todo. Sudán del Sur no es un destino para todo el mundo, todavía no lo puede ser, por eso es bueno que al menos desde la radio nos acerquemos con toda la humildad, respeto y admiración que nos merecen tanto sus habitantes como quienes lo dan todo por ellos. Si quieres conocerlos y poner sobre el mapa este rincón del África Oriental, quédate con nosotros, somos Nómadas. Carmen Zujeros se encarga de la producción, el sonido pasa por las manos de Ana Porras, Puerto Martín y William Ramis, y en este viaje te acompañan las voces de Juan Suárez, nuestro colaborador Luis Calero, y de un servidor, Álvaro Soto.
La caza del tesoro.
Nos echamos a los caminos Sudán del Sur y, como siempre, te planteamos un reto que te puede hacer ganar una lonely Planet o la carne de sujeros.
¿Qué tal, Álvaro? Pues sí, hoy también ponemos en juego una guía de viaje entre las personas que resuelvan esta caza del tesoro antes del lunes.
Que la resuelvan y que nos comuniquen el resultado, claro que si no va a ser un poco difícil que les toque.
No trabajamos la telepatía, así que hay que llamar al contestador nómada y grabar la respuesta a nuestra pregunta. Una pregunta que, como siempre, alude a uno de los lugares que visitaremos a lo largo del programa.
Solo hay que identificarlo, llamar y dejar la respuesta. Recordamos el número.
Noventa y uno, cuatro nueve seis dos ocho dos tres. Lo repito, noventa y uno, cuatro nueve seis dos ocho dos tres.
Y ahora, la pista para dar con el tesoro.
Nuestro tesoro de hoy se esconde en una pequeña población al norte de la capital de Sudán del Sur, en las tierras de la tribu Mundari, una zona ganadera ubicada en el estado de Ecuatoria Central, a orillas del río Nilo Blanco. Buscamos el nombre de ese núcleo de población. ¿Cuál es la localidad sursudanesa del estado de Ecuatoria Central en torno a la que vive la etnia Mundari?
Deja tu respuesta en el nueve uno cuatro nueve seis dos ocho dos tres.
Hay destinos que te permiten desconectar, hay viajes de puro relax, de tumbarse a la bartola y no hacer nada, y luego está el otro turismo, que es el que más nos gusta, aunque suele exigir mucho del viajero. Esa sensación constante de novedad, esa necesidad de tomar decisiones, de evaluar riesgos, interactuar con quien te espera y, sobre todo, con quien no te espera. Eso es la aventura, eso es hacer camino paso a paso, que es una sensación que conoce muy bien nuestro primer compañero de ruta esta expedición sonora, en este viaje virtual por la jovencísima nación de Sudán del Sur. Buen Giorno, Roberto Paci.
Buenos días, buen Giorno, buen Giorno.
¿Cómo estás?
Muy bien, gracias.
Milanés de nacimiento, mallorquín de adopción desde hace ya unos cuantos años y ciudadano del mundo o, mejor dicho, fotógrafo del mundo, Roberto.
Sí, es así. Soy nacido en Milán y, sí, muchos años que voy dando vuelta al mundo y encontrando diferentes culturas.
Y dices eso de que la fotografía te permite mirar al mundo con ojos de niño.
Eso, eso, eso, eso, eso, la fotografía
La sorpresa, la inocencia.
La inocencia, la curiosidad, la ganas de descubrir la la cuánto puedes impresionarme cada vez lo que veo.
Nepal, Irán, Turquía, India, Laos, bueno, no vamos a detallar la lista porque sería interminable y porque lo que hoy nos llama es África. A ti, Roberto, ¿qué fue lo que te llamó de un territorio tan desconocido y tan poco preparado en principio para recibir viajeros como es Sudán del Sur, que es lo que te llamó la atención.
De Sudán del Sur, bueno, creo que todo empezó porque yo tengo una gran pasión por tribu, por culturas muy exótica, muy remotas, y Sudán del Sur, en ese sentido, tiene una gran variedad de de tribus. Además, que un país bastante desconocido y fue realmente impresionado de las fotos de El Salgado, uno de los mayores fotógrafos de viaje, y y por eso todo junto el éxito por este por este destino.
Bueno, pues hoy queremos que que nos acompañes, como has hecho con otros muchos viajeros en tus expediciones fotográficas, y que nos dejes mirar Sudán del Sur a través del objetivo de tu cámara, de tu Nikon, porque ya sabemos que en esto de la fotografía el mundo se divide básicamente entre canonistas y niconistas, y tú eres tú eres de los segundos, ¿no?
Sí, sí, pero, bueno, no es una lección
de prent en particular. Empieza tú con esa y con esa
me quedé, sí, sí, pues.
La que mejor se adapta a tus necesidades, ¿no?
Eso es, sí, sí.
Bueno, pues, preparamos bien nuestro material fotográfico para este viaje sonoro que comienza por motivos logísticos, prácticos, en la capital sur sudanesa, que es esta ciudad de Yuba. ¿Cuáles son tus primeras impresiones? ¿Qué se siente al desembarcar en el aeropuerto internacional de Yuba, en el extremo norte de de esta ciudad un poco caótica?
Bueno, la impresión es bastante parecida a lo de otras ciudades de de África, quiero decir, pero propio por eso. El aeropuerto internacional, una única
Una pista.
Pista pequeñita, y está una casita donde hacen el control de la inmigración, de los papeles, de la guerra fotográfica y todo eso.
¿Hace falta permiso para hacer fotos?
Muchísimos, muchísimo permiso para cualquier cosa. Como país más joven del mundo, porque al final se creó en el dos mil once, después su referéndum popular, que tuve el noventa y ocho por ciento de de aprobación por por separarse de Sudán, entonces papeles, burocracias, eso son son el orden del día.
Cuando Cuando el avión empieza a descender en esa aproximación hacia el aeropuerto, pues ya se ve el verdor, que esto contrasta mucho con sus vecinos del norte, con Sudán, que es absolutamente árido, desértico, se pasa la frontera entre Sudán y Sudán del sur y se vuelve todo un vergel.
Eso es, eso es. Y, a poco a poco, se aproxima esta ciudad, creo que ya hoy son cuatrocientos mil habitantes, y muy característica por ser cortada de este río, que en la en hilo blanco, y la cosa muy curiosa que la las dos partes de la ciudad es conectada con un puente solo, un puente de hierro bastante viejo que conecta la de un lado de la de la ciudad.
Hay otro en construcción, pero la cosa va para largo.
Eso sí, como sí, como todo en este en este lugar. Claro, claro, claro, claro. Además que Sur del Sur tiene una historia reciente bastante complicada.
O vino la guerra civil.
Eso es, eso.
La paz es reciente. Bueno, para entender un poco mejor el país vamos a dar un par de números, tú ya has dado la población de esta ciudad, cuatrocientos mil habitantes en el país, serán como trece millones más o menos, una superficie de seiscientos cuarenta mil kilómetros cuadrados, que esto es un poquito más grande que España, y lo que se aprecia, nada más echarse a las calles de Yuba, es la variedad étnica, ¿no? La variedad de de tribus, de orígenes de esta joven nación.
Sí, en esta parte del sur, que Ecuatoria la la provincia, se quedan más tribus como Dinka, como Toposa, como Larima, como Mundari, pero en la ciudad de Cuba sí se pueden encontrar personas más acostumbradas con con ropa del oeste, claro, más integrada a este tipo de realidad. Pero verdad que todavía se respira una atmósfera muy muy africana, muy de un país joven que necesita de crecer, de organizarse. Las carreteras son son hechas sin
Sin asfalto.
Sin asfalto, gracias, y y además los edificios no son más altos de dos, tres plantas, muy pocos hoteles, restaurantes, está muy presente la la la policía, muy presente también la fuerza de las Naciones Unidas. Se respira que es estabilidad o, por lo menos, una nueva estabilidad bastante reciente.
Se nota la juventud de del país, de la ciudad, por ejemplo, en el trazado del de la cuadrícula urbana, que es eso, es perfecta líneas rectas y perpendiculares, aunque luego las manzanas, digamos, de edificios, como tú dices, son casas tirando a a bajas, algunas a medio construir, diferentes colores, hay bastante verde, hay hierba en ciertos sitios, hay árboles. Supongo que dentro de lo poquito que se puede ver como atracción turística entre muchas comillas es el mercado, ¿no? Un sitio para encontrarse con toda esta gente.
Sí, eso es. Los mercados son siempre lugares que yo prefiero porque creo que un poco como una una librería, una biblioteca, Library, donde se se puede desencontrar toda la la cultura de un país en el mercado. Entonces, siempre yo intento de perder un poco de tiempo en estos lugares por la gente que se encuentra y es muy interesante.
Bueno, pues, como nuestra idea es conocer la vida real de este país, vamos a emprender camino con el fotógrafo Roberto Pazzi, vamos a echarnos a la carretera esté como esté, pero antes, para tener bien presente la complicada historia reciente de esta joven nación, hacemos una rápida radiografía de Sudán del Sur.
Sudán del Sur hace frontera con Sudán al norte, con Etiopía al este, con Kenia y Kongo al sur, y con la República Centroafricana al oeste. Estos países albergan hoy cerca de los dos millones de refugiados sur sudaneses en su conjunto. Soy Igor García Barbero, escritor, periodista especializado en África Oriental y responsable de comunicación de Médicos Sin Fronteras en esta región. Sudán
del Sur es un país surcado por
numerosos ríos y, como sucede en todo el mundo, muchos de los principales núcleos urbanos se erigen en torno a ellos. Este es el caso de la capital, Yuba, en el sur del país, y la segunda ciudad más importante, Malacal, en el noreste. Ambas se levantan junto al Nilo blanco. En la parte septentrional, la orografía es muy complicada. El terreno está salpicado de lagunas enormes.
Es un territorio donde hay una estación seca extremadamente calurosa una larga estación de lluvias que dura la mitad del año en la que grandes partes del país se convierten en auténticos barrizales, sobre todo en la mitad norte, donde predomina un terreno arcilloso que absorbe mal el agua, conocido como suelo de algodón negro. En la parte meridional del país, la tierra es a menudo más fértil y roja, lo que favorece la agricultura y que haya árboles frutales
enormes.
Antes de independizarse en dos mil once, Sudán del Sur formaba parte de Sudán, y juntos constituían el país más grande de África, abarcando una extensión equivalente a unas cuatro o cinco veces España. El norte, lo que hoy es Sudán, que es seminantemente árabe y musulmán, es muy desértico, salvo por la zona atravesada por el Nilo y por sus afluentes. Tiene muchas más infraestructuras, y el poder colonial británico y egipcio desarrollaron una administración. En cambio, el sur, lo que hoy es Sudán del sur, no. Apenas cuenta con infraestructuras y los propios colonizadores lo dejaron olvidado y utilizaron la táctica de divide y gobierna entre la multitud de tribus.
Sudán del Sur es africano en el sentido al cual asociamos el África negra subsahariana, Sobre todo, es cristiano y es animista. Tiene una miríada de grupos étnicos y tribales, entre los que predominan los Dinkas y los Nur, precisamente los grupos que han liderado el pulso bélico históricamente. La guerra reciente de Shuran del Sur ha sido uno de los conflictos más brutales de la última década en África. Algunos informes estiman que hasta cuatrocientas mil personas han fallecido en las hostilidades a causa de los efectos indirectos como el hambre o la los brotes epidémicos. Hasta el papa Francisco, en aras de promover la concordia, llegó a besar los pies de Salvaqir y Riegmachar, los líderes sursudaneses enfrentados, y que hoy son nuevamente el presidente y vicepresidente del
país.
Hoy las cosas están algo más tranquilas, pero sigue habiendo múltiples desafíos y cerca de cuatro millones de personas fuera de sus hogares. Sudán del Sur Ciudad del Sur es uno de los países más pobres del planeta. Apenas tiene unos setecientos dólares de renta per cápita anual. Sin embargo, tiene unos enormes pozos petrolíferos, sobre todo en la parte norte y nororiental del territorio.
El propio petróleo ha alentado el conflicto, y el propio
conflicto ha impactado la capacidad de petróleo ha alentado el conflicto, y el propio conflicto ha impactado la capacidad de extracción del petróleo en el país. La pobreza de Sudán del Sur tiene como consecuencia unos bajos niveles educativos en su población, y eso también se traduce en falta de trabajadores cualificados. Finalmente, el país también está lastrado por una enorme corrupción, sobre todo entre sus élites.
Sudán del Sur, independiente desde dos mil once, oficialmente en paz, desde dos mil veinte, hace nada, tras siete años de guerra civil, uno de los países más empobrecidos del mundo, pese a su riqueza en recursos. Bueno, nosotros seguimos explorando Sudán del Sur con la ayuda de algunos de los pocos viajeros que lo han podido recorrer recientemente. Uno de ellos es el fotógrafo Roberto Paci. Seguimos sus pasos por este sur de Sudán del Sur, estado de Ecuatoria Central, uno de los diez estados que componen el país, el mismo en el que se ubica la capital Yuba, que ya la hemos dejado atrás, ¿no? Hemos conducido setenta kilómetros hacia el norte por esta carretera que va en paralelo al nido blanco por
su margen izquierda, un
camino para hacer con paciencia, ¿no? Robert margen izquierda, un camino para hacer con paciencia, ¿no,
Roberto? Mucha paciencia, porque estos setenta kilómetros llenan, más o menos, cuatro, cinco horas. El estatus de la carretera es muy complicada, ellos la llaman Massage Road. Ya esto creo que pasa el concepto.
Sí. Bueno, y así es como llegamos a Terqueca, oficialmente una ciudad, en la práctica, a la vista, un pueblito.
Es un villa, un pueblo, exactamente, con dos grandes partes separadas, una más cerca río hecha con pequeñas casas de ladrillos, y otra parte más grande hecha de campaña, cabaña de barro seco y madera.
Tere que acá es territorio Mundari, una de las tribus de Sudán del Sur, que viven fundamentalmente ahí, a la orilla donde pusisteis las tiendas.
Eso es, eso es, de la orilla del río cada noche, al final, a las cuatro, cinco de la noche, con un barquito. Curzábamos río por un diez minutos, llegando del otro lado donde está el campo de ganado, y donde de verdad se respira lo que es el territorio y la cultura Mundari. Son una una tribu católica como religión, se deja fotografiar, te preguntas de tu vida, te te cuentas de la vida de ellos.
Qué bueno. Es un pueblo, los los Mundari son ganaderos, ¿no? Y en esta sociedad la vaca es es muy importante. No solo como recurso económico, es más bien el el centro de su universo, ¿no?
Eso es. La componente más interesante de los Mundari, que ellos son ganadores de este tipo de vaca que se llama Ancholle Battusi, que esta vaca con
Con buenos cuernos.
Cuernos que llegan a otro metro de más de un metro de largo. Sí. Y son vacas muy grandes, y ellos viven viven en simbiosis.
¿Nunca las matan?
Nunca se
comerían la carne.
Nunca se comen la carne, usan todo de esta vaca, desde la leche, sangre, a veces no teniendo bastante comida.
¿Le hacen una herida?
Eso, pinchan la una vena, directamente sacan la sangre que después beben y, además, lo que es el estérico y la orina de la vaca también se usa. Los niños hacen la mayoría del trabajo y cada mañana recogen el estérico de todos el campo de ganado por ponerlo a secar mezclándolo a la arena, y eso después lo organizan en montañitas que después encienden con fuegos. Este fuego necesitan por echar mosquitos, que en esta parte de zona del sur con el río blanco son muy agresivos.
Repelente natural.
Repelente natural. Y lo que se queda, que la ceniza es muy muy muy fina, suave, la usan por echarse la enzima como protección por la piel, y lo mismo lo hacen por los animales dos veces al día.
Oye, ¿y por qué hay hombres con el pelo naranja en Terequeca?
Eso es lo que decía antes con que que tiene que hacer con la orina. Por intentar de utilizar un antiséptico natural, los hombres se sientan abajo al flujo de orina de la vaca y se limpian el la cabeza, el cuerpo Se
luchan cuando la vaca se alivia.
Eso, eso. El efecto de la orina suma, que se suma al efecto del sol, provoca este cambio de color del del pelo. Así que pueden imaginar un hombre de piel oscura con una la arena, la ceniza blanca en la cara, el pelo naranja y el fenómeno de la escarificaciones de esta cicatrices que tengo, ¿no? Sobre la piel. Todo su mato atrapa la atención de de un fotógrafo como puede ser yo o de un visitador cualquiera.
Bueno, pues quien quiera ver las fotos de Roberto Patzi, las encontrará en publicaciones como National Geographic, como Geodiarios, galerías donde expones habitualmente por todo el mundo, o más fácil todavía, a nivel usuario, en tu cuenta de Instagram, donde hay un buen resumen de tus andanzas por todo el mundo, solo hay que buscarte, Roberto Patzi foto, las tres palabras separadas por guiones bajos, ¿no? Roberto guion bajo Patzi con dos z, guion bajo foto, foto en inglés, PH0T0.
Sí, eso es, gracias por citar mi mi social.
Cuando quieras volvemos a salir de viaje, el mundo grande.
Muchísimas gracias por invitarme y, de verdad, cuando quieras, encantado.
Nosotros ahora continuamos ruta, fascinados por una cultura tan desconocida, pero con este sentimiento de dos caras que genera todo viaje a un país con tantos problemas como Sudán del Sur. Aquí se han encadenado las guerras y quienes más lo han sufrido, quienes más lo están sufriendo son, como siempre, los que no tienen ninguna culpa. Nuestro compañero Luis Calero nos muestra esa otra cara de Sudán del Sur que no tenemos que olvidar.
La situación en Sudán del Sur es convulsa y delicada, por lo que organizaciones como Médicos Sin Fronteras están redoblando sus esfuerzos para atender a la población más vulnerable.
Desde mujeres embarazadas que necesitan control prenatal, atención durante el parto, hasta pacientes que necesitan ser tratados por enfermedades, por ejemplo, endémicas, como puede ser la malaria, o derivadas de la falta de higiene, como puede ser la diarrea. Y, además, en general, el rol de atender la salud mental de los pacientes, también es importante.
Ana de
la Osada trabaja como referente de enfermería de la ONG y ha vivido de cerca la realidad de este país africano. También, su compañera Esperanza Santos, ella es coordinadora general para Médicos Sin Fronteras España, en Sudán del Sur. Conoce muy bien los distintos conflictos que asolan este territorio.
La situación actual en Sudán del Sur viene marcada, como muchos otros años, por la inestabilidad política y un poco la violencia contra los civiles. Sigue habiendo violencia intercomunitaria por la lucha de poder, la lucha política. Sigue habiendo muchos problemas de base entre comunidades por disputa de la tierra y mucha necesidad. Entonces, hay una situación bastante crítica a nivel global en Sudán del Sur.
Podemos decir que Sudán del Sur arrastra las consecuencias de ser un país que lleva años arrastrando un conflicto crónico y en el que tiene olas de violencia que vienen y van.
Ante este panorama desolador, las trabajadoras humanitarias luchan sin descanso para hacer frente a los múltiples peligros.
A la violencia, a la falta de protección, la inseguridad alimentaria, sabemos que hay más de un millón y medio de desplazados en el país y que cada vez va aumentando, porque la violencia sigue aumentando.
Una violencia que empuja a miles de sursudaneses a vivir en campos de refugiados hacinados en viviendas precarias construidas con chapa, cartón y cemento.
Estamos hablando de que alrededor de la mitad de la población viven en situación de inseguridad alimentaria. Estamos hablando de eso, de números masivos de
de desplazados que no tienen
refugio y no tienen techo, están en de desplazados que no tienen refugio y no tienen techos, están en situación de de precariedad, falta de acceso a la salud. Entonces, la situación de base es muy muy precaria.
Esta acumulación de conflictos ha llevado a Médicos Sin Fronteras a desplegar su labor humanitaria en el país. Esperanza Santos está en estos momentos en el terreno.
Actualmente, Médicos Sin Planteras España tenemos tres proyectos en Sudán del Sur. Hay dos que están en el norte, en el Uppernil State, que llevan ya más tiempo. Tenemos Malakal, que empezó en diciembre del dos mil trece como una emergencia debido a al conflicto armado que dejó Malakal arrasado. El proyecto de Ulan lleva desde el dos mil dieciocho y es otra problemática, aquí hay más violencia intercomunitaria y completa falta de acceso a servicios sanitarios.
A pesar de la firma del A pesar de la firma del acuerdo de paz en dos mil veinte, que ponía fin a la última guerra civil, Sudán del Sur sigue sumido en una inestabilidad que ha llevado a Médicos Sin Fronteras a emprender proyectos más recientes.
Hemos empezado una intervención de de emergencia en el sur, cerca de la frontera con República Centroafricana, en Western Ecuatoria, debido a que desde mitad del año dos mil veintiuno también hubo un conflicto entre dos grupos comunitarios que ha ocasionado muchos desplazados.
Hay, ahora mismo, en la ciudad de Tambura hay
cuatro campos de
Esta labor humanitaria tampoco está exenta de riesgos y problemas.
Hay bastante corrupción, hay presión gubernamental. Esta lucha política y de poderes, muchas veces, se convierte en un intento de manipulación también, ¿no? De de la acción humanitaria y de la ayuda humanitaria que llegue a unos sitios o que llegue a otros, el dificultad o no, el intentar sacar beneficio económico extra de las acciones humanitarias. A pesar de
ello, a pesar de las enormes dificultades, Médicos Sin Fronteras y toda la población civil siguen trabajando para construir el futuro de este joven país.
El sonido del mundo. Nómadas, Radio Nacional de
España. Las cosas no están fáciles para la población sur sudanesa, y eso es algo que no podemos perder de vista, y como solemos decir aquí, un turismo responsable, respetuoso, que aporte en lo económico, pero también en lo humano, puede ser una interesante vía de desarrollo, aprendizaje y conocimiento mutuo. Eso es algo que tengo la sensación que lleva tatuado en el alma nuestro siguiente guía en este viaje sonoro por Sudán del Sur, José Antonio Masía. Gracias por acompañarnos en este viaje.
Hola, ¿qué tal? De nada, vosotros por por querer oírnos.
¿Cuál es la la actitud que debe guiarnos o que os guía a los profesionales de los viajes de aventura en estos entornos tan concretos?
Hombre, fundamentalmente el respeto, o sea, que vamos a encontrar todavía, pues, gente que sigue viviendo en formas y maneras muy antiguas, ¿no? Muy tradicionales. Entonces, es un tema que hay que respetar, pero hay que respetar conscientemente. Muchas veces el viajero, pues, piensa que llevar cosas, regalar, etcétera, pues, es de alguna manera elevar el bienestar de la gente, y lo que se consigue en muchos casos es generar mendigos, generar gente
que va a estar a la espera de que ese blanco con los bolsillos repletos de
chucherías o de cosas a la espera de que ese blanco con los bolsillos repletos de chucherías o de cosas inservibles, pues les vaya a a regalar cosas que en muchos casos no les va a hacer ningún bien y lo único que va a hacer es, como digo, hacerles mendigos y generar una cantidad inmensa de basura, ¿no? Entonces, yo creo que que el ser humilde, respetuoso, no dejar más que las huellas e intentar ayudar de de formas organizadas y de formas que sean que sean lógicas, ¿no? Pues compartiendo con gente que esté trabajando en la zona, que conozca realmente los problemas, o simplemente cuando visita los poblados, pues llevándoles cosas de primera necesidad, que pueden ser alimentos que de alguna manera están dentro de su forma de vida.
José Antonio Masía es uno de los grandes pioneros de los viajes extremos en España, no solo por haber atravesado el Sáhara en furgoneta en los años ochenta, ni por haber hecho el descenso del río Níger, ni por haber visitado la Antártida, Corea del Norte. También, José Antonio fuiste pionero, y no sé si un poco inconsciente, al abrir en mil novecientos setenta y nueve la agencia Trekking y Aventura, dedicada a un segmento de los viajes que resultaba completamente marciano en plena transición, ¿no? Hombre, creo que que desde un punto de vista de de de Hombre,
creo que que desde un punto de vista de de de negocio, pues, probablemente no haya sido el el negocio que nos haya aportado, ¿no? Fíjate la situación que que incluso estamos viviendo ahora. Sí. Pero sí desde un punto de vista personal, o sea, nosotros al turismo porque nos apasionaba, nos apasionaba descubrir, nos apasionaba echarnos la mochila a la espalda, ir a buscar sitios novedosos. Vimos que que esto era una forma de de entender el mundo de los viajes, que ya en otros puntos del mundo se estaba desarrollando, y dijimos, ¿y por qué no en España?
¿No? Entonces, bueno, pues fuimos la la primera agencia y, de hecho, pues al día de hoy somos la la empresa que todavía sigue conservando el nombre con con más de cuarenta años, ¿no?
Tiene mérito. Y tras más de de cuatro décadas seguís lanzando viajeros a los rincones más increíbles del mundo como este, que hoy estamos retratando a través de aventureros como tú. Sudán del Sur, un destino, un proyecto que tú llevabas acariciando, creo, desde más o menos cuando abriste la agencia, ¿no?
Pues sí recuerdo, pues eso, en en aquellos años ochenta, ochenta y uno, pues gente que venía de ver el la zona del Córdofán, donde los los nubas de caos, luego ya entró el proceso de guerra civil y bueno, pues hasta el dos mil once realmente no no no ha habido posibilidad.
Y en cuanto habéis podido, ¿no?
Pues en cuanto hemos podido, o sea, que era un proyecto que llevábamos dos años preparando, buscando, pues, los los partners, la gente que localmente nos pudiera dar los servicios que necesitábamos, que son complejos. Y finalmente, bueno, pues ya nos pudimos lanzar este año y, bueno, pues yo creo que que el desarrollo del viaje en sí fue un éxito, con lo cual, pues creo que que, bueno, cubrió de todas maneras, pues esa etapa que queríamos de de iniciar un nuevo proyecto, que era el poder mandar gente curiosa, intrépida, curiosa, intrépida, pues a un destino como este, ¿no?
De Sudán del Sur tú recomiendas el sureste, es decir, las tierras hacia las fronteras con Uganda, Kenia y Etiopía. Sobre el mapa, dos estados, ¿no? Ecuatoria Central, que
ya hemos visto, y Ecuatoria Oriental, ¿por qué
es interesante esta región? Ecuatoria Oriental. ¿Por qué es interesante esta región?
Sudán del Sur tiene, aproximadamente, unas doscientas tribus. De esas doscientas tribus, sesenta viven en la zona de Ecuatoria Central y en la zona de Ecuatoria Oriental. Y de esas sesenta tribus, probablemente, sean las tribus pegadas al curso del Nilo, de, en este caso, del Nilo blanco, las que conservan todavía, pues, las formas de vida ancestrales.
Oye, ¿y cómo es la la logística de un viaje así? ¿Cómo es vuestra caravana, digamos?
Bueno, pues, mira, concretamente, para ocho
personas, pues, estamos contando con con Bueno, pues, mira, concretamente para ocho personas, pues, estamos contando con cuatro vehículos cuatro por cuatro y ocho personas de equipo, cuatro choferes, luego necesitamos cocinero, luego necesitamos un guía local para cada uno de los puntos donde vamos a visitar, porque no vale un guía Mundari para visitar la zona toposa, ni vale un Toposa para visitar la zona GIE, ni vale un GIE para visitar a los Mundari.
Además, no siempre son vecinos bien avenidos.
Exactamente, eso eso parte y sobre todo porque no tendrías posibilidad de de comunicación. Claro. Porque aunque se toleren, en cualquier caso, no se van a facilitar las cosas, ¿no? Pero luego, pensar que tenemos que llevar, pues, tiendas de campaña que sean cómodas para un
viaje largo, donde vamos a tener que pasar muchos días en ellas, donde vamos a necesitar sillas, donde vamos a necesitar colchoneta, donde vamos a necesitar mesas, cubiertos, platos, es una estructura compleja. José Antonio Masía está aquí, como decíamos, para guiarnos en esta aventura sonora fuera del mapa, cuya próxima parada es Capoeta. Si hubiera autopista Yuba Capoeta, nos lo haríamos en dos horas y media en coche, son doscientos cincuenta y pico kilómetros, pero como no hay autopista ni nada que se le parezca, aquí lo más interesante, lo más razonable es venir en
avión. Sí, exactamente. A ver, si lo tienes que hacer en coche porque te falla el tema aéreo, hay que prever dos días, más o menos, o sea, que aunque hay parte de asfalto, pero está todavía en obras, están los las empresas chinas que tienen que desminar primero todas las zonas, entonces lo suyo es es volar a Capoeta. Decir que Capoeta, aeropuerto
igual es mucho, es decir, lo que lo que tiene es una pista apisonada donde se aterriza, ¿no? Además, junto al río, el río Singaita Sí. Y aquí, pues bueno, llegamos y que nos encontramos ya, salimos del avión, prácticamente estamos en el centro del pueblo.
Bueno, pues nos encontramos nos encontramos una de las características que tiene Sudán del Sur, y es que tiene unos pueblos muy feos. Lo lo los pueblos, esta mezcla de ciudad que que no sabemos si llamarle pueblo o ciudad, realmente significa edificios, ramplones, bajitos, muy grandes, generalmente de cuestiones oficiales, de todas las ONGs que existen en el planeta, de todas las empresas, por llamarlo de alguna manera, de humanitaria, etcétera, que tienen una representación en cada uno de estos puntos, ¿no? Poco mar, ¿no? Es una ciudad destartalada con uno de los mercaditos en otras partes de África no he visto tan desabastecidos como estos, o sea, es encontrar esos puestecitos donde te encuentras tres trocitos de carbón, tres cebollas y tres pequeños tomates, uno verde, uno rojo y uno estropeado, ¿no? Que siempre es un poco la misma la misma dinámica.
Bueno, por lo demás tenemos que decir que ya estamos en territorio toposa. ¿Quiénes son? ¿Quiénes son los toposa?
Bueno, los toposas son una de las etnias más interesantes que vamos a encontrar en en Ecuatoria Oriental. Los toposa viven en poblados grandes, esos poblados cuando nos metemos en ellos para ir visitando y para ir viendo un poco la la forma de vida, esto lo vamos a hacer, siempre lo estamos haciendo, pues, a las cinco de la mañana. Nuestra vida en este viaje está empezando normalmente a las cuatro y media nos levantamos, tomamos un café a las cinco y estamos entrando en el poblado sobre las cinco, cinco y media. Primero, porque hay luz, y segundo, porque en tres horas, tres horas y media los hombres empiezan a salir del poblado, van con el ganado hacia los campos y realmente la vida decrece mucho, ¿no? Empieza a hacer ya mucho calor y y va bajando la actividad.
Entonces, esas primeras horas de la mañana y esas últimas horas del día, pues es cuando vemos toda la actividad, cuando van y cuando vienen los los hombres con el ganado y, bueno, pues se prepara un poco el normalmente incluso la la única comida que se va a hacer al día, o sea, esa mezcla de de sorgo con con un poquito de leche, que que probablemente sea la única ingesta que van a hacer en el día, pues se hace sobre sobre esas horas, ¿no? Entonces, como digo, los toposas tienen su propia lengua, tienen una relación de amor odio, o más bien de odio, con su entorno aunque sean del mismo grupo, ¿no? Con los Hille no se llevan especialmente bien, aunque son un grupo étnico los Hille mucho más pequeñito, o sea, estamos hablando de decenas de miles, cuando aquí estamos hablando aproximadamente de unos trescientos mil, con los Turkana, por ejemplo, de Kenia, pues se llevan a a matar. Y digo a matar porque es a matar, ¿no? O sea, cuando hacen rafia.
Y
parar más y
Sí, sí, sí, el el tema es es uno de los grandes problemas que el robo de ganados ha sido siempre una cosa habitual, ¿no? El ganado es para ellos, son ganaderos, y esto que hace treinta, cuarenta años, pues, suponía tres lanzazos y dos flechazos, ahora supone doscientos muertos como pasó hace, no hace mucho con los Turkana, ¿no?
Bueno, llegamos a a Tierra Toposa y, desde luego, no es como una visita a los Masai en Kenia o Tanzania. Esta gente no está acostumbrada, habitual a recibir visitas, pero aún así son amables, cómo nos reciben, cómo nos reciben. Fantástico,
o sea, es es impresionante, ¿no? Y es de esas cosas que te hacen saltarsete las lágrimas, ¿no? Sobre todo porque nadie te pide nada. Entonces, cuando cuando llevas muchos años viajando por África, pensar que la gente se te acerca a ti o se van a mirarte en el visor de la cámara y van a pasar yo un rato riéndose contigo no te piden nada, realmente se te saltan las lágrimas, ¿no? Porque porque esto es algo que ya hace muchos años que que eso, y eso era, como tú decías bien al principio, una de las obligaciones que como responsables de de agencias de viajes, que tenemos esa responsabilidad de llevar gente, tenemos que cuidar.
Vamos a seguir recorriendo
estos contornos
del estado de Ecuatoria Oriental, donde viven muchos grupos étnicos, algunos tan curiosos como los Lotuco y otras tribus en este sureste montañoso de Sudán del Sur, que seguimos explorando, ahora en compañía de dos viajeros que José Antonio Massiá conoce muy bien.
Seguimos en el estado de Ecuatoria del Este. Tras visitar a las tribus Toposa y Yie, nos disponemos a ir a las colinas de Boya para ver a la tribu Larim y al reino de Ilie, para ver a la tribu Lotuco. Me llamo Francisco Molina. El año pasado, en el mes de julio, me perjudié y, al mismo tiempo, recibí un mail hablándome de aventura y de un país desconocido para mí, Sudán del Sur, y decidí que ese iba a ser mi regalo de prejubilación.
Soy Carlos Sánchez, fotógrafo profesional de naturaleza, y estuve viajando por Sudán del Sur realizando un trabajo de fotografía etnográfica por la parte sureste del país. Tomando una pista que sale de Capoeta hacia la ciudad de Torip, unas dos, tres horas de viaje entre las montañas Ditinga, el Valle del Quidepo y y las montañas Lopid se encuentran los Voyahills o las montañas Boya.
El paisaje cambia de la aridez de la zona anterior, de las tribus Toposa y Gie.
Un paisaje de
sabana muy arbustivo. Hacia una zona más selvática, empiezan a abundar
los árboles de buen porte, los cocoteros,
ver montañas, unas atractivas montañas de piedra negra.
Que es el territorio donde viven la interesantísima etnia Larim, también llamada los Boya. Es una de las etnias más tradicionales de Sudán del Sur. Son expertos en la arquitectura de sus construcciones.
Son bonitas las cabañas Larim, formadas por tejados cónicos, puntiagudos, formados por círculos de paja concéntricos que se van ensanchando de arriba a abajo. La base ya tiene paredes de barro y ramas, e incluyen un pasillo lateral que esconde la entrada principal a la casa, preservando así su intimidad.
Sin duda, uno de los aspectos que más llama la atención de los larín es la decoración de sus cuerpos. Practican la escalificación, que son estos cortes en la piel, realizando diferentes dibujos o simbología.
Resultan especialmente llamativos los adornos de la mujer. Además de cubrir su cuerpo con todo tipo de descalificaciones, se adorna con collares de cuentas de colores muy llamativos y, particularmente, en esta tribu llevan unas cadenitas en la nariz y otras que cuelgan de la parte inferior del labio, que las distinguen de otras tribus cercanas.
Para la realización de los reportajes fotográficos, todo hay que hacerlo de mutuo acuerdo, siempre hay que tener el máximo respeto por su vida, su intimidad.
Son personas no contaminadas por el turismo, les sacaba una cámara de fotos y al principio se asustaban y luego se divertían con todo el poblado viendo las fotografías, siempre con la sonrisa puesta, muy prestos a bailar y a hacer sus danzas tradicionales en las que te invitaban a participar y se reían con nuestras torpezas. El contacto con ellos ha sido encantador y lo
mejor del viaje.
Seguimos en el estado de Ecuatoria del Este y, tras visitar a la tribu Larim, nos dirigimos al oeste.
Abandonamos los boyagills y nos dirigimos hacia la región también montañosa de Ilieu. Este desplazamiento nos va a tomar entre cuatro y cinco horas, y aquí vive la etnia de los Lotuco.
El paisaje se va volviendo cada vez más y más montañoso. Nos quedamos asombrados al ver los primeros poblados Lotuco encaramados en la montaña, desafiando las pendientes.
Poblados fortificados con paredes de piedra para defenderse de las etnias vecinas, de los robos del ganado, etcétera.
Oculto tras la vegetación, encuentras la entrada al pueblo, subes por una estrecha callecita de piedra, donde, si las vacas te lo permiten, vas subiendo hacia la plaza central.
Que llaman o levele.
Donde se reúnen los lotucos para sus bailes y celebraciones.
Y, bueno, pues ahí se toman las decisiones con respecto a a los cultivos, a conflictos con otros pueblos vecinos, con cualquier tema que afecte a la aldea.
Y luego, subiendo por una pendiente cada vez más escarpada, llegas a la parte alta del pueblo. En dicha parte alta encontramos unas extrañas plataformas de cuatro o cinco pisos, muy importantes para los lotucos, porque simbolizan la nueva generación. De hecho, cada veintidós años se destruye la torre anterior y la nueva generación construye la suya propia. También encontramos una choza con diferentes tambores que utilizan los lotucos en sus celebraciones.
Carlos Sánchez y Francisco Molina son dos de los aventureros que se han sumado a una de estas expediciones por Sudán del Sur, la primera que organiza José Antonio Massiá, buena gente, ¿no? Pues los compañeros de Rusia.
Sí, sí, no, una unos compañeros excepcionales con muchísima experiencia y, sobre todo, con una capacidad para saber aprovechar el momento y saber aprovechar cada instante de viaje realmente importante, ¿no?
Claro, en estos viajes además que se comparten muchas cosas, como es la la convivencia en las tiendas, en las comidas, en los desayunos, al
final se hace familia. Sí, evidentemente, y sobre todo porque encontrar
un grupo de personas que reúnan tantísimas
Sí, evidentemente, y sobre todo porque encontraron un grupo de personas que reúnan tantísima experiencia y tantísimo conocimiento y tantísimos viajes por África. Tenemos miles de experiencias, miles de anécdotas, entonces, oye, echar ese rato de fuegos de campamento y de por la noche y tal, comentando cada uno sus experiencias, los que han atravesado África desde desde Alejandría hasta Ciudad del Cabo, los que han estado en los sitios más recónditos, etcétera, o las miles de experiencias y de vivencias que tienes en cada viaje que son que son un un mundo. En África es siempre un fluir inmenso de de experiencias y de y de vivencia, ¿no?
Todo viaje acaba teniendo un un final, es hora de ir bajando de las montañas, dejamos atrás las Kantagor, los montes Boya, esas tierras altas para regresar poco a poco en dirección a Yuba, a la capital sur sudanesa. Si el camino de ida lo hicimos por vía aérea, ahora, pues podemos regresar a paso un poco más de Tortuga, ¿no? Disfrutando del camino, y una de las ciudades, entre comillas, más importantes es Torit, ¿no?
Sí, le pasa un poco como como acapoeta, pero en pequeño, ¿no? Entonces, nos encontraremos, pues, es una una avenida principal con casas a los lados, algunos pequeños mercaditos, algunas tiendas de detíopes o de o de litreos que venden sus sus productos, y concretamente en Torit un un hotel, un hotel estatal, probablemente el único hotel que hay en toda la zona este de del país.
Que no es barato, ¿no?
No, no, que va, que va. Creo recordar que el hotel está como en ciento veinte dólares la la noche o algo así, y es un poco de chiste, ¿no? Porque según entras a la habitación, pues, te encuentras cuatro azulejos que se cayeron el día que hicieron el hotel, los cajones de la mesilla, cada uno mirando para un lado, etcétera. Bueno, ese tipo de cosas y ya, lado, etcétera. Bueno, ese tipo de cosas y ya está, ¿verdad?
No no tiene más.
Sudán del sur era el destino imposible soñado por José Antonio Macías, cuando Sudán del sur era simplemente el sur de Sudán, pero es importante perseguir los sueños porque a veces se cumplen aunque aunque tarden en cumplirse. Lo importante es no perder ese pulso, esa máxima de que si piensas que la aventura es peligrosa, la rutina es mortal, ¿no? Que tanto decís vosotros?
Sí, sí, sí, es un es un lema que que nos hemos prácticamente tatuado, ¿no? Intentamos que sea hasta nuestra forma de vida y, bueno, pues, hasta el día de hoy lo lo vamos consiguiendo.
José Antonio Masía, director de la agencia de viajes Trekking y Aventura, gracias por embarcarnos en esta, que espero que no sea la última que compartamos.
No, no, no, no, estamos preparando la siguiente y espero que este julio estemos en Angola también haciendo un tribal, que es también otro de los viajes soñados.
Bueno, completamos ahora nuestro retrato de Sudán del Sur viajando hacia el norte, hasta casi casi la frontera con el vecino Sudán.
Cuando el helicóptero se acerca a Oulank tras haber sobrevolado kilómetros de terrenos áridos, creó llegar al fin del mundo. Nadie habría distinguido la pista de aterrizaje de esta pequeña población del alto Nilo de no ser por una manga de viento, prácticamente, invisible, en un terreno que, minutos antes, habían invadido cientos invisible, en un terreno que minutos antes habían invadido cientos de vacas de prominentes cuernos afilados.
Kulan es un lugar remoto en el noreste de Suan del Sur, en el estado del alto Nilo. Población de Olank tiene unos treinta mil habitantes, y Médicos Sin Fronteras abrió allí hace unos años un hospital y empezó actividades móviles para ayudar a unas doscientas mil personas de las zonas colindantes. Soy Igor García Barbero, periodista responsable de comunicación de Médicos Sin Fronteras en África y autor del libro Vislumbres de África Oriental, una recopilación de mis vivencias y reflexiones sobre el terreno.
En esta época seca y de altas temperaturas, la tierra gris está completamente agrietada. Las grietas penetran como cuchillos en el terreno. Es lo que se conoce como suelo de algodón negro, black cotton soil, un terreno arcilloso que absorbe mal
el agua.
A medida que avanza la larga estación lluviosa, se va saturando hasta convertirse en un barrizal donde uno se hunde fácilmente hasta las rodillas y es devorado por insectos enormes al caer el sol. Por
lo general, la gente se dedica a una agricultura muy, muy rudimentaria, a la pesca y al pastoreo de ganado, sobre todo, vacas, que todavía hoy son una fuente constante de disputa entre comunidades. La gente vive en chozas de paja, en el mejor de los casos, hechas con algo de adobe, apenas hay edificios consistentes. Antes de la llegada de Médicos Sin Fronteras a la zona, la gente a veces se tenía que desplazar incluso días para visitar un médico hasta Etiopía, todo un desafío. Malacal se encuentra algo más al norte del país que Ulan, ya muy cerca de la frontera con Sudán, y también junto a un río, en su caso, el Nilo Blanco, uno de los afluentes del gran río africano.
Pocos dirían que Malacal llegó a ser el segundo centro urbano más importante en Sudán del Sur tras Yuba. Pero
el conflicto la dejó la ciudad muy tocada. Zonas enteras de Malakal resultaron destruidas, la mayor parte de la población huyó.
Malakal ofrece un aspecto fantasmagórico, con poca actividad en las calles y la destrucción aún visible en muchos rincones. Calles y la destrucción aún visible en muchos rincones. Hay llamas hijos de hierros amontonados en algunos barrios. Un paso previo, dicen, al desescombro de la ciudad.
Malacal es un auténtico puzzle étnico, pues parte de su población y de las zonas limítrofes al río son Shilooks, una etnia que todavía clama con orgullo pertenecer a un reino con mucha solera. La ciudad está a su vez encuadrada en el noreste de Sudán del Sur, donde predominan los Nuer, etnia del actual vicepresidente y del principal bando opositor. Y todo ello está dentro de un país donde el pulso bélico ha estado a menudo dominado por los Dinkas, la etnia a la que pertenece el presidente. Este puzzle de etnias presente en Malakal ha significado que, durante la guerra, la ciudad ha cambiado de manos muchas veces.
Malakal era un lugar excelente para vivir. Los niños iban a la escuela, la gente cobraba sus salarios y había un barco que traía productos desde Sudán y Yuba a través del Nilo blanco, me explica William Macale. Solía levantarme temprano y recordarles a mis hijos que fueran a la escuela. Pasaban mucho tiempo en el barrio o con mi red pescando en el río.
Debido a la extrema violencia entre las comunidades, en Malacal se construyó un centro de protección de civiles custodiado por varios miles de cascos azules de la ONU. Era un auténtico monstruo con miles de contenedores, como una ciudad aparte, en la que vivían soldados internacionales de varios países, trabajadores humanitarios y unos treinta y dos mil desplazados. Eso sí, estos últimos en unas condiciones extremadamente precarias. La gente extremadamente
precarias. La gente disfrutaba de la vida, pero la guerra lo ha destruido todo. Son fragmentos de vislumbres de África Oriental, de Igor García Barbero.
Nómadas, Radio Nacional de España.
A Sudán del Sur le queda un largo camino por delante. El desafío no es fácil y el debate está abierto, ¿qué entendemos por progreso? ¿Cuál es la receta? Progresar significa perder la autenticidad de esas tribus que son cápsulas del tiempo, convertirlas en atractivo turístico, privarlas de los avances que han mejorado muchas en atractivo turístico, privarlas de los avances que han mejorado muchas vidas, arrasar su cultura con asfalto, ladrillos y consumo. Una vez más, comprobamos que es mucho más fácil hacerse preguntas que dar respuestas.
Y algo es claro, deben ser ellos quienes decidan su camino, y nosotros, mientras tanto, observamos, tendemos manos si las necesitan y les deseamos lo mejor. Los marchamos ya, pero te recordamos que si quieres volver a escuchar este o cualquier otro viaje sonoro de Nómadas, los tienes todos en RTVE punto es barra nómadas. Ah, y si nos quieres seguir en las redes, estaremos encantados de que te unas a esta comunidad de viajeros curiosos. Curiosos. Nos puedes encontrar buscando nuestro perfil, que es Nómadas RNE.
Gracias por compartir tu tiempo y hasta la próxima salida.