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Mi primera palabra no es ni mamá ni papá ni caca, Mi primera palabra es domingo.

Él es Rodrigo Medellín, científico e investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM. Tiene sesenta y cuatro años, pero desde la infancia.

Yo empecé con un interés en los animales que veía yo en los libros, en la tele, cada Navidad, cada cumpleaños, etcétera. Y el niño Rodrigo, ¿qué quiere? Pues libros de animales. ¿Y a dónde quiere ir el niño Rodrigo? Pues al zoológico o al campo a ver animales.

Toda mi vida, toda mi vida.

Presión en Ciudad de México y, con el tiempo, fue estudiando cada vez más sobre animales. Sus favoritos eran los mamíferos, podía contestar cualquier pregunta sobre ellos. Por aquella época, a finales de los años sesenta, había un programa de televisión muy famoso que Rodrigo solía ver con su mamá.

Había en la televisión mexicana un programa de televisión que se llamaba el Gran Premio de los Sesenta y cuatro mil pesos.

El Gran Premio de los Sesenta y cuatro mil pesos, el programa de más alto nivel cultural del radio y la televisión en México.

Era muy popular, conocido por el entonces igual de famoso Pedro Ferri Santa Cruz. Los concursantes que llegaban tenían que dominar algún tema, el que fuera. Un libro, equipos deportivos, historia, siempre y cuando fueran expertos, y el conductor los retaba con preguntas. Si contestaban correctamente, iban ganando cada vez más dinero hasta que, después de varias preguntas, llegaban al premio mayor. Por ejemplo, este concursante era experto en Don Quijote de la Mancha.

Ahora llegamos al final por el gran premio de los sesenta y cuatro mil pesos. Díganos a quiénes dejó Don Quijote como Albaceas.

Al bachiller Sansón Carrasco y al cura.

Correcto.

Una de esas noches, cuando Rodrigo tenía once años, estaba en la sala de su casa, viendo el programa con su mamá.

Y le digo a mi mamá, pues yo yo yo quiero yo quiero aparecer allí, Yo quiero aparecer allí y que me pregunten de mamíferos porque yo puedo contestar lo que sea.

La reacción inicial de su mamá fue decirle que él era solo un niño, que mejor se dedicara a jugar. Pero Rodrigo insistió tanto que ella no tuvo más remedio que contactar a los productores. Les dijo que su hijo de once años quería participar en el programa, pero ellos no estaban tan entusiasmados con la idea. Le dijeron,

mira, este es un programa para gente que tiene información de verdad en la cabeza. No es para que un niño agarre una pelota y le pegue algo y que lleve un premio. Es para alguien que tiene información y que la va a mostrar ante las cámaras de televisión. Entonces, mi madre le les dijo, bueno, pues pregúntenle al niño a ver si tiene información.

Tomaron un libro de animales y le hicieron un cuestionario a Rodrigo. Al inicio fueron preguntas sencillas, ¿hay monos en México? ¿En dónde vive el león?

O sea, ellos esperaban a lo mejor que dijera yo África, pero yo también dije, pues, África al sur del Sahara, y luego en la India hay una población y es una subespecie diferente y ta ta ta.

Él contestó todas las preguntas.

Pues inmediatamente me dijeron, oye, pues felicidades, porque vas a ser el primer niño en el programa. Rodrigo

estaba preparado para dar lo mejor de mismo en el concurso. Llegó el día, era un sábado. Lamentablemente, no quedan registros de aquella grabación porque se perdieron en el temblor del ochenta y cinco, junto con mucho más material de archivo. Pero se acuerda que empezaron con preguntas sencillas para un amante de la naturaleza, como él. Por sesenta y cuatro pesos, ¿cuáles son los diferentes subórdenes de los primates?

Por ciento veintiocho pesos, ¿cuáles son los nombres científicos de los cinco gatos grandes? Rodrigo había contestado diez preguntas correctamente hasta llegar a los treinta y dos mil pesos, unos cuatrocientos dólares de la época. Faltaba solo una, y si la contestaba correctamente, doblaría la suma y se quedaría con el gran premio de los sesenta y cuatro

mil. La tengo tatuada con fuego en mi cerebro. Me pidieron seis características diagnósticas de los mamíferos, no exclusivas de los mamíferos, pero diagnósticas de los mamíferos.

Es decir, las que caracterizan a una especie de la otra a la hora de hacer una clasificación científica. Esa última respuesta se le escapó. Era demasiado técnica para el nivel de conocimiento que tenía Rodrigo en ese momento.

Y entonces cuando pierdes no te dan los treinta y dos mil pesos. Te dan un premio de consolación que en mi caso fue una estufa amabe, ¿Qué va a hacer un niño con una estufa amabe? Una estufa amabe que en ese tiempo estaba valuada en cuatro mil pesos. Entonces, mi mamá, pues dijo, bueno, pues voy a vender la estufa y se la le voy a dar el dinero al niño. ¿Qué hice yo con ese dinero?

Compré una cantidad de peceras y puse peces tropicales en toda la casa.

En ese momento no lo sabía, pero además de sus peces tropicales había otro gran premio y ya se lo había ganado. Una breve pausa y volvemos.

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Estamos de vuelta en RA ambulante, la periodista Fernanda Guzmán nos cuenta la historia. Aquí Fernanda.

Como en ese entonces la televisión mexicana no tenía más allá de tres canales y este programa era el que más rating tenía, en palabras de Rodrigo, todo el mundo estaba viendo.

Incluido el decano del estudio de los mamíferos en México.

Al doctor Bernardo Villa, profesor investigador de la UNAM, quien murió en dos mil seis, le impresionó mucho ver a un niño con tantos conocimientos sobre los mamíferos, así que decidió llamar al canal para conseguir el número de teléfono de Rodrigo y poder contactarlo. Cuando lo llamó, le dijo

Oye, pues veo que te interesan mucho los mamíferos, ¿por qué no vienes al Instituto de Biología de la UNAM? Y aquí te vamos a llevar al campo, te vamos a enseñar a los mamíferos en serio y vas a poder aprender de los animales que tanto te interesan. Pues ese fue un sueño hecho realidad para un niño de once años, ¿no?

Su madre lo llevó hasta el Instituto de Biología y allí el doctor Bernardo Villa lo recibió muy cordial. Se saludaron de mano y después le presentó al resto de su equipo. Rápidamente, Rodrigo despertó mucha curiosidad y se convirtió en una pequeña celebridad dentro del instituto.

Que están los demás investigadores ahí viendo ese niño y ese niño que hace aquí, que que ¿de dónde salió?

Una de las primeras cosas que Rodrigo vio en el instituto fue unos animales disecados que tenían acomodado cerca de la entrada, parecían preparados para un museo. Uno de ellos ya lo había visto en sus libros. En México se le conoce como tlacuache, o sea, la zarigüeya común. También tiene nombres como Calacrupa o Carachupa.

Y entonces yo lo veo, inmediatamente lo reconozco, lo identifico y digo, ay, ese es un callopollín, y sueltan la carcajada todos los demás. ¿Qué es un qué? ¿Un callo qué? ¿Qué dijiste? ¿De dónde sacaste?

No, pues que del libro, que no qué.

Los nombres comunes que se les ponen a los animales varían muchísimo porque depende de los modismos de cada región. Y los libros de la infancia de Rodrigo eran de una enciclopedia argentina llamada el mundo de los animales, por lo que él conocía muchos por los nombres argentinos, que a veces no coincidían con los mexicanos.

De ahora en adelante eres el Cayo Pollén, y entonces a todos, hasta la fecha, los ya los viejitos profesores que quedan por allí todavía se refieren a como Cayopollín.

Después de ser bautizado con este nuevo apodo, el doctor Villa lo llevó a conocer la colección científica de mamíferos que tiene el instituto. Rodrigo estaba fascinado con la enorme variedad que había de sus animales favoritos, pero no se imaginan que era como una exposición de animales disecados en un museo. Las colecciones científicas son más parecidas a un buró lleno de cajones que, al abrirse, tienen distintas especies con la información respectiva. Rodrigo y el doctor Villa siguieron conversando un poco, y al final del recorrido el doctor le preguntó.

Pues bueno, pues entonces, ¿qué quisieras hacer? Le digo, no, pues lo que ustedes quieran, yo aquí les ayudo, lo que sea.

Como la colección de mamíferos le había gustado tanto a Rodrigo, el doctor Villa decidió usarla para encomendarle su primera tarea. Tenía una serie de mamíferos conservados en un congelador grandísimo, esperando a ser preparados para incorporarse a la colección.

Me dice, ¿y te gustaría empezar a preparar algún algún mamífero? Claro.

Les voy a explicar el proceso y ojo, que puede ser un poco perturbador. Se necesita que el animal esté congelado o se haya muerto hace muy poco. Se inicia haciendo una incisión superficial cortando solo la capa de la piel, desde el pecho hasta la altura de los genitales. Después se rompen los brazos y las piernas para que puedas despegar la piel del animal, de tal forma que quede como un guante, que puedes rellenar después con algodón y cerrar la incisión. Rodrigo comenzó a trabajar.

Aquella tarea duró varios días y la disfrutó de principio a fin, preparando ratones y otras especies de animales. Aquello cambió su rutina diaria.

Entonces, yo saliendo de la escuela, me iba corriendo, me comía una torta en el camino y me iba al instituto de biología y me ponía a preparar yo ahí hasta las nueve, diez de la noche, y ya me iba yo a mi casa.

Era una hora aproximada de camino a casa. Eran otros tiempos y no significaba un peligro que un niño de once años andara solo. Pero ese era un ritmo muy pesado para Rodrigo y era difícil combinar las actividades de la escuela y del instituto. Con la pasión que tenía por la biología, comenzó a faltar al colegio, a escondidas de sus padres, y sus calificaciones empezaron a bajar, pero siempre trató de sacar ambos barcos adelante. Con el tiempo, en el Instituto de Biología le comenzaron a dar permiso de ir a excursiones y capturar algunas especies pequeñas, vivas, para que se las llevara a casa y pudiera observarlas con detenimiento.

Las alimentaba, examinaba su comportamiento, los horarios que tenían para dormir y comer, la forma en la que interactuaban con él.

Empecé a traer alacranes, taranz, unas serpientes, murciélagos, tacos mixles, mapaches, todo lo que te puedas imaginar. Y mi mamá me aguantó, yo no entiendo cómo me aguantó.

Bueno, y su papá y sus cuatro hermanos. Todos se aguantaban porque veían lo apasionado que era Rodrigo. Después de un par de semanas de observación, regresaba al lugar donde había tomado al animal y lo dejaba libre. Pasaron los años y las tareas de Rodrigo en el instituto se fueron diversificando. Empezó a observar cráneos limpios y a aprender taxonomía, la ciencia que clasifica sistemáticamente a los organismos vivos.

Cuando Rodrigo comenzó a salir en excursiones a campo, se escapaba de la escuela para poder ir con los biólogos. En uno de esos viajes fueron a la cueva del Cañón del Sopilote, en el estado de Guerrero, lugar que hasta la fecha Rodrigo recuerda con cariño, porque allí sería la primera vez que vería de cerca al animal que definiría gran parte de su carrera.

Mi primer murciélago llegó a mis manos cuando yo tenía trece años, porque estaba yo con un investigador del Instituto de Biología. Fuimos a una cueva y él agarró un murciélago, me lo puso en la mano y me dijo a ver, ¿qué le ves? Obsérvalo y dime qué qué le ves y cómo crees que vive. Úchale, pues yo así en shock.

Se quedó mirando de cerca al murciélago que le empezó a morder la mano enguantada. Sobre él llegaba a caer la orina de los murciélagos que estaban en lo alto de la cueva. En una de esas le atinaron a su cara y sintió un ardor instantáneo. El olor del lugar era penetrante, parecido al amoniaco. Después de observar con atención al murciélago, Rodrigo contestó.

Yo le veo unas orejotas muy grandotas y le veo un piquito en la nariz y veo que abajo de donde lo agarraste, pues hay un tiradero de alitas, de chapulines, de saltamontes, de patitas de cucarachas, de cosas así, pues este tiene que comer insectos. Así él me estaba pregunto y pregunto, pero luego me quitaba ese y me ponía otro, y luego otro.

Los murciélagos que el biólogo le ponía en las manos a Rodrigo eran todos de especies distintas y se alimentaban de diferentes fuentes, insectos, fruta

Vimos por lo menos cinco especies de murciélagos, ese ese primer día de mi vida en donde me sumergieron al al mundo de los murciélagos, ¿no?

Los detalles que aprendió ahí sobre los murciélagos atraparon a Rodrigo. De entrada, le llamó la atención que todos convivieran en la misma cueva, a pesar de ser de especies diferentes. Fue un pequeño gancho que le despertó la curiosidad. Desde ese día comenzó a investigar todo sobre ellos. Dos años después, pudo llevarse algunos murciélagos temporalmente a casa.

Compartía baño con sus dos hermanos varones.

Lo llené de murciélagos hematófagos, de murciélagos vampiros, Murciélagos vampiros viviendo en tu baño, te quiero recomendar.

Murciélagos hematófagos o vampiros que, como seguro ya intuyen, se alimentan de sangre.

Mis hermanos, ahora que te lo voy a decir coloquialmente, mentando más. Rodrigo, saca esos animales horribles de ahí, pues no lo saco. Y ahí se queda. Y claro, entrabas a ese baño y parecía una película de Hitchcock porque estaba salpicada de sangre en las paredes.

Pero fuera del susto inicial, sus hermanos lo aceptaron. Este es Alejandro, su hermano mayor.

Nos íbamos acostumbrando a a que hubiera animales de ese tipo

en la casa, incluso me gustaba verlos y

Rodrigo con su pasión que tiene hasta la fecha, me decía, mira, es que ve todos sus dedos modificados, sus alas.

Como a Rodrigo, a él también siempre le gustaron los animales. Aunque a veces no era lo más cómodo del mundo tener que entrar a bañarse y encontrar a una iguana en la regadera, pero

Verlo con el la pasión, el gusto, la felicidad de estar cerca de los animales, te inspira, te contagia y, pues, es una pasión que finalmente se acaba compartiendo, ¿no?

¿No? Uno de los murciélagos que Rodrigo llevó estaba algo débil. Él se desesperó y le pidió ayuda a su hermana mayor, que había estudiado medicina, para que le sacara un poco de sangre y pudiera alimentar rápidamente al animal.

Dijimos, estás loco, ¿por qué te pasas? Y y mi hermana le sacó sangre con una jeringa. Rodrigo se la puso en una tapita de refresco, abrió la jaula, metió su sangre y bajó el vampiro a comerse la sangre de Rodrigo. Y fue una una cosa impresionante. Yo no sabía que los vampiros comían sangre así como perrito, lo toma agua, ¿no?

Claro que no podía recurrir siempre a su propia sangre para alimentar a los murciélagos. Para darles de comer a diario, Rodrigo iba a la facultad de veterinaria, donde llenaba una cubeta con sangre de vaca. Pero no es tan sencillo como ponerla en un plato para que se la coman. La sangre se coagula rápidamente y se vuelve imposible de consumir para los murciélagos. Para evitarlo, Rodrigo tenía que batir la sangre lentamente con su mano hasta que se formaron unas especies de ligas flotantes.

Las quitaba una por una y después se llevaba esa sangre a la casa.

Del congelador de mi mamá saqué las charolitas de hielo y hielos hielos, reemplacé los hielos con sangre y ahí van para adentro las las charolitas de hielo al congelador. Y entonces yo descongelaba un hielo de sangre por vampiro por noche y se los ponía en cajitas de pétre así.

Conectaba al baño con los cubitos de sangre, los murciélagos que normalmente estaban descansando en las paredes

Brincaban y pla, caían en la sangre y pla, la sangre botaba. Entonces estaban las paredes, pues llenas de sangre.

Pero también llegaban a estar fuera del baño. Rodrigo y Alejandro se acuerdan bien de una noche en particular, cuando sus padres se preparaban para dormir. Este es Alejandro.

Estaban mis papás en la noche y mi mamá le dice a mi papá, se metió una palomilla de esas negras, sácala, por favor. Mi mamá no veía muy bien, no traía su lente.

Los cinco murciélagos dando vueltas alrededor de ellos así. Ellos ya metidos en la cama y todo, y mi mamá creyendo que eran de esas palomillas que se meten.

Mi papá volteara y dice, Rodrigo, ven por tus murciélagos, oh, oh, ay, mi mamá pegó un grito y se destapó hasta acá con las sábanas y fue un gritote increíble.

Así que la convivencia con distintos animales se convirtió en algo muy cotidiano en la

casa.

Cualquier problema con animales, Rodrigo, oiga, se escapó tu murciélago, Rodrigo, la víbora, Rodrigo, la iguana y

Pero su madre no terminaba de acostumbrarse a los murciélagos. Al inicio le daban miedo, incluso un poco de asco, pero a Rodrigo se le ocurrió una manera de hacer que los mirara distinto.

Una vez llegó y fue cuando se echó a la bolsa a mi mamá en cuanto a los murciélagos, por lo que llevó una murciélago con un bebé mamándole. Le dijo, mira, mamá, está alimentando a su a su bebé, y nos dio mucha ternura a todos eso, ¿no?

Rodrigo y su familia vivieron así, hasta que él se graduó de la preparatoria en el setenta y nueve. Ese año, finalmente, se pudo convertir en alumno oficial del Instituto de Biología. Seguía interesado en el mundo animal en general, pero mientras más estudiaba sobre murciélagos, más incrementaba su pasión por ellos, una pasión que para la mayoría de nosotros puede sentirse un poco extraña. Por ejemplo, la primera vez que yo vi un murciélago salí corriendo muerta del susto, porque pensé que me iba a hacer daño si se me acercaba. Creo que no estoy sola en esto.

Muchas otras personas ven a los murciélagos como animales amenazantes, incluso asquerosos, como si fueran ratas con alas. Esta mala fama que tienen viene desde la Edad Media, cuando eran relacionados con demonios.

Enviados del diablo que se usan para brujería, que son todo lo malo, que nos van a pasar

enfermedades. También está el posible origen de la palabra vampiro, el vocablo vánpir del húngaro, que se refiere a un ser prete natural de naturaleza malvada que busca alimentarse chupando la sangre de las personas que duermen.

A un ser humano muerto te revive en las noches y que sale a buscar a alguna persona a chuparle la sangre, pero no tiene ningún vínculo de ningún tipo con la estructura, con la figura de un murcielaguito.

Esta figura fue aprovechada por Bram Stoker cuando en mil ochocientos noventa y siete publicó el famoso libro de Drácula. En él, el vampiro puede transformarse en diferentes formas y una de ellas es el murciélago. Es una historia que se ha llevado al cine varias veces y de varias maneras. Esa asociación ya es parte de la cultura, es inevitable conectar al vampiro con el murciélago. Y bueno, ya sabemos que es verdad que hay murciélagos que se alimentan de sangre, como los que Rodrigo tenía en el baño de su casa.

La asociación no es tan descabellada, pero en realidad, de las más de mil especies que existen de murciélagos, solo tres de ellas son hematófagas, el resto se alimentan de frutos, néctar, polillas, moscas y otros insectos. Todo este contexto ha generado que los murciélagos sean rechazados por miedo, y este miedo puede poner en riesgo su supervivencia.

La amenaza más importante que afecta a los murciélagos hoy en día es la destrucción de su refugio, tanto intencional como no intencional.

Hay personas que con los mejores deseos tratan de interactuar con ellos porque les llaman la atención, pero al no ser expertos terminan asustándolos y maltratando sus refugios, y están quienes los matan para que los murciélagos no se acerquen a sus animales. El crecimiento de las ciudades también es una amenaza para ellos. En México se han dinamitado y gaseado cuevas donde vivían murciélagos para poder hacer construcciones. Rodrigo conoció algunos de estos lugares antes de ser destruidos y al volver a visitarlos, después de las intervenciones

Es un sentimiento de zozobra terrible, muy, muy triste. O sea, principalmente por la destrucción que les causaron a los murciélagos y porque la gente ya no va a tener ese beneficio de tener a los murciélagos allí, pero también porque se ha destruido parte de mi infancia.

Uno de los lugares a los que Rodrigo se refiere es la Cueva de Tequesquitengo, en el estado de Morelos. Era una cueva muy profunda y se podía bajar con ayuda de una cuerda de seguridad. De la cueva subían volando unos cien mil murciélagos y era un espectáculo, hermoso bebé, pero una constructora se interesó en la zona.

Fraccionaron esa zona y, pues, esa cueva, pues, simplemente la rellenaron de castajo, se acabó, se movieron cien mil murciélagos allí. Una verdadera estupidez, una estupidez.

La mala reputación que han tenido

los murciélagos hizo que Rodrigo los

mirara con compasión. Para él, son los animales hizo que Rodrigo los mirara con compasión. Para él, son los animales más maltratados del mundo. Desde que sostuvo a su primer murciélago, Rodrigo se planteó un propósito. Una parte de su carrera iba a dedicarla a defenderlos, tratar de combatir esa mala imagen.

Y para empezar tenía que estudiar todo lo que ya estaba escrito sobre este animal y continuar saliendo a campo para seguir desarrollando nuevos conocimientos. Inicié una investigación profunda y los resultados le ayudaron a formar los argumentos necesarios para empezar a convencer a las personas de que los murciélagos no son peligrosos. Eso sería la base de su divulgación para ayudarlos.

Hay muchos animales que tienen una imagen pública negativa, ¿no? Los alacranes, las arañas, los serpientes, los tiburones y los murciélagos, Ninguno de esos hace más por tu bienestar diario que los murciélagos.

Vamos a explicarlo. Los murciélagos prestan tres servicios ecosistémicos a diario. El primero es el control de plagas.

ya te tomaste un café o ya te tomaste un o ya te comiste unos tacos, unas tortillas, unos tamales, cualquier producto de maíz. Los murciélagos son los controladores de plagas más importantes del mundo, de las plagas del maíz, del café, del té, del frijol, del arroz y de muchos otros productos agrícolas.

Como del algodón también. Rodrigo dice que sin los murciélagos no tendríamos muchas cosechas. El segundo es la dispersión de semillas de muchos tipos, las guayabas, los zapotes negros y blancos, las ciruelas

Y muchas otras plantas que nosotros nos comemos porque las compramos en el mercado se deben a que los murciélagos han estado dispersando sus semillas por millones de años. Entonces, hoy el tener esas frutas es un servicio que nos dan los murciélagos.

En una sola noche, los murciélagos riegan de tres a cinco semillas por metro cuadrado en las selvas, mientras que las aves, que son más visibles para nosotros, dispersan de media a una semilla. El tercer beneficio es la polinización. Muchas especies de murciélagos polinizan plantas que tienen un valor económico y ecológico importante para la región, por ejemplo

Los agaves son polinizados por murciélagos, entonces, si te gusta el tequila, si te gusta el mezcal, el bacanora, la raicilla, el pulque, los gusanos de maguey, mecate con el que antes se se amarraban las piña. Todo eso lo tenemos gracias a que los murciélagos son los polinizadores más importantes de los agaves.

Explicar los tres servicios ecosistémicos es uno de los argumentos que Rodrigo usa para propagar el mensaje sobre que los murciélagos no son un ser amenazante, sino todo lo contrario, un animal que ayuda en la vida cotidiana de todos, incluso si no los vemos.

Documentar esos servicios que nos dan, el calcularlos en pesos y centavo, y el difundirlos y promoverlos, asegurar que se mantengan allí, maximizarlos y difundirlos entre la población es lo menos que yo puedo hacer para defender a un grupo de animales al que realmente le debemos muchísimo, muchisísimo.

Rodrigo dedica buena parte de su tiempo a compartir el conocimiento que tiene sobre los murciélagos en ponencias, pláticas en universidades y publicaciones en revistas científicas. El problema que él y muchos otros de sus compañeros ven es que, generalmente, se complica que investigaciones como estas salgan de la comunidad científica. Suele haber muchos obstáculos para que el resto de nosotros nos enteremos. Por eso, más allá de la comunidad académica, su objetivo es que el mensaje nos llegue a todos, dentro y fuera de las universidades. En dos mil doce, en uno de esos esfuerzos por tratar de hacer que la ciencia sea más accesible, aceptó una entrevista en una famosa revista mexicana llamada TVNotas.

Es una publicación semanal de chismes sobre las celebridades de la televisión mexicana, entre otras cosas por el estilo. Digamos que es una revista en la que nunca te imaginarías que habría divulgación científica, pero esa vez se publicó un número con cuatro páginas completas hablando sobre los beneficios que generan los murciélagos.

Incluso se los mandé a todo el Instituto de Ecología porque siempre estamos diciendo que hay que publicar en revistas de alto impacto, que quién qué. Revistas de alto impacto. Ecology imprime, cuando mucho, diez mil diez mil copias. Evolution imprime quince mil copias. Esta cosa, TV Notas, imprime ochocientas mil copias.

Es la revista con más tiraje a nivel nacional y te la encuentras en todos lados, en la sala de espera del dentista o en las peluquerías.

Y lo más bonito de todo fue que a la semana siguiente de que salió fui al mercado sobre ruedas de aquí cerca de mi casa. La señora que vende los limones se me queda viendo. Usted salió en la revista y ya que los murciélagos no son malos. Bueno, casi agarro a besos a la señora y te imaginarás, ¿no?

Momentos como este son grandes avances en la misión que Rodrigo se designó desde adolescente. Pero para poder tener un impacto más fuerte, era necesario conseguir las licencias que lo acreditaran para llegar a puestos en los que pudiera tomar decisiones, conseguir presupuestos, casi siempre la vía para empezar es estudiar en el extranjero. Así que cuando salió de la universidad en el año ochenta y cinco, decidió conseguir una beca para viajar a Estados Unidos y continuar sus estudios de posgrado en la Universidad de Florida. Allí, Rodrigo expandió su especialización. Ya no solo investigó sobre murciélagos, sino a muchos otros mamíferos.

Siete años después, regresó a México para aplicar lo que aprendió. Rodrigo se convirtió en asesor de México en temas de biodiversidad y ganó numerosos premios por su trayectoria. Uno de ellos fue el premio Wheatley a la conservación de la naturaleza, que se otorga en Inglaterra de manos de la princesa Ana, y que ganó en dos ocasiones, la primera en dos mil cuatro y la segunda en dos mil doce. En la del dos mil doce viajó hasta Inglaterra para la ceremonia de premiación. En la recepción del evento conoció a alguien que lo emocionó todavía más que el premio en sí.

Por el rabillo del ojo alcanzó a ver a su héroe de la infancia, el documentalista ambiental Sir David Autenberg.

Me convertí en el más

decenas de documentales sobre la naturaleza para la BBC. Es una de las personas más importantes del medio. En dos mil doce, la ONU le otorgó un premio por su trayectoria. Rodrigo solía ver sus documentales cuando era niño, pero ahora, de adulto, se quedó mirando desde la distancia esperando el mejor momento para presentarse, hasta que decidió acercarse.

Dije, aquí me vale madres, va a salir el chilango. Y llego yo y órale, y órale, y me presento. Y le digo, pues, David, no sabes lo que has hecho, has cambiado el mundo, me me has cambiado la vida a mí. Yo cuando sea grande quiero ser como tú, le decía yo.

Ese fue el inicio de una conversación que terminó en una admiración mutua. David y Rodrigo se quedaron conversando durante horas sobre murciélagos, hasta que Rodrigo recibió una propuesta de su héroe de la infancia, hacer un documental juntos sobre su trabajo en México con todo el equipo de producción de la BBC. Obviamente, Rodrigo aceptó.

Me siguieron ellos por cuatro meses en México, desde Chiapas hasta Sonora, Yucatán, la Ciudad de México, Guerrero, un montón de lugares documentando mi trabajo. Y luego, yo le pedí como un favor especial a David que él narrara el documental y Sasque acepta.

En ese documental, Rodrigo pasó de cerca a Giopollín a recibir su segundo apodo. Este llamas oficial.

Rodrigo, Billy es The Batman.

Rodrigo realmente es Batman, el Batman mexicano, y su trabajo sería decisivo. Incluso llegaría a ser literalmente de vida o muerto. Una pausa y volvemos.

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Estamos de vuelta en RA ambulante, soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa estábamos oyendo cómo Rodrigo Medellín, un científico mexicano, dedicó gran parte de su carrera a proteger a los murciélagos y a demostrar lo importantes que son para los humanos. Consiguió que muchas personas dejaran de verlos con miedo, pero todavía no era suficiente para mantenerlos a salvo. Fernanda Guzmán nos sigue contando.

A mediados de los noventa, después de que Rodrigo regresara a México tras terminar su doctorado, una especie de murciélago se volvió muy importante para su trabajo, el murciélago Leptonicthteris yerbabuenae, o más comúnmente llamado murciélago maguillero menor.

Y son de los murciélagos con un carácter más dulce del que te puedas imaginar.

Porque a diferencia de otros animales, en el momento de tomarlos para estudiarlos no suelen forcejear ni morder, se dejan examinar en paz, son de tamaño mediano con un rostro alargado.

Los ojos son muy grandes en comparación con otros murciélagos, las orejas son pequeñas y triangulares, el pelaje es café grisáceo.

Viven en una zona amplia de nuestro continente, que va desde el suroeste de Arizona y Nuevo México, en Estados Unidos, pasa por el centro y oeste de México y llega hasta Guatemala y El Salvador. Las miradas estaban sobre esta especie desde hace años, porque fue puesta en la lista de animales en peligro de extinción en Estados Unidos a mediados de los ochentas, siendo una especie que se comparte con México, tenían que determinar su estado también en este país. Fue agregada como especie en peligro en mil novecientos noventa y tres, y no eran las únicas especies de murciélagos que estaban reduciendo drásticamente su población. A diferencia del Batman de Ciudad Gótica, el Batman mexicano necesitaba un gran equipo para intentar salvar estos murciélagos. Así nació el programa para la conservación de murciélagos de México.

Su primera reunión fue en abril de mil novecientos noventa y cuatro.

Contamos con un grupo de investigadores de murciélagos a nuestro alrededor, mucha gente de Latinoamérica y de otros lugares que, pues, de alguna manera han acompañado algunas de nuestras aventuras con los murciélagos.

Ella es Laura Navarro, es pedagoga egresada de la UNAM, y lleva veintiocho años trabajando mano a mano con Rodrigo en el programa de conservación desde sus inicios. Rodrigo y el equipo comenzaron a monitorear las actividades de varios murciélagos en diez cuevas clave que eran compartidas por varias especies distintas a lo largo del país. Fue allí donde por varias especies distintas a lo largo del país. Fue allí donde se dieron cuenta de que distintos murciélagos fueron desapareciendo de manera drástica y verificaron que uno de ellos era el murciélago magueyero menor. Se encendieron las alarmas.

Porque es la especie que poliniza los árabes de donde obtenemos todas nuestras bebidas espirituosas mexicanas. El tequila, el mezcal, bacanora, todos esos, ¿no?

Así que eso también podía poner en riesgo su producción, lo cual lo convierte casi en una emergencia nacional.

Alerta roja, focos rojos, pi pi pi pi pi pi pi.

Eso convierte a los murciélagos en un valor económico muy importante para mucha de la actividad industrial de México.

Son muchas las razones por las que los murciélagos maquilleros comenzaron a desaparecer. La principal causa fue la destrucción de sus refugios. Muchas cuevas fueron destruidas, ya sea para poder usar el terreno para construcciones o por puro miedo a los murciélagos. También la falta de alimento a lo largo de las zonas en sus rutas migratorias.

Hay otras cosas que también interfieren y que son impredecibles y no dependen de algo que uno haga, que son los factores climáticos también, ¿no?

Si empieza demasiado pronto el invierno o si de pronto llueve mucho, puede afectarlos también. Además, es importante tomar en cuenta que la mayoría de las especies de murciélago tienen una única cría una vez al año. Si se perturba una cueva de maternidad, es decir, donde los murciélagos embarazadas dan al bus y se encargan de amamantar a sus crías, se perdería una generación completa de murciélagos y no volverían a tener bebés hasta el año siguiente. Una vez determinados los factores, se tenía que comenzar a actuar con un plan de recuperación para reducir la desaparición de esa especie y de otros tipos de murciélagos, así que Rodrigo y el equipo armaron una estrategia de tres vías.

Las tres vías son, uno, educación ambiental. Dos, investigación básica. Y tres, acciones directas de conservación. Y estas tres vías se retroalimentan en todas las direcciones.

Para la fácil investigación, el equipo pasó más de dos décadas observando de cerca los murciélagos maguilleros. No fue un proceso nada sencillo ni instantáneo. Tuvieron que pasar años para identificar cuáles eran sus colonias más importantes y en dónde vivían, qué solían usar de alimento y también sus rutas migratorias, para saber qué tan a salvo estaban, si tenían suficiente comida durante sus largos viajes o si de pronto cambiaban de dirección por alguna razón. Una vez que se volvieron expertos en la teoría, tocaba poner en práctica las acciones directas. Cuando identificaron sus fuentes de comida, pudieron empezar a ayudarles a conseguirla más fácilmente.

Con el tiempo, perfeccionaron el seguimiento de sus rutas de migración e intentaron mantenerlas seguras y con suficiente alimento. Durante años trabajaron también para fortalecer la seguridad de sus cuevas de refugio y maternidad, convirtiendo algunas en áreas naturales protegidas. Pero el primer punto que menciona Rodrigo es importante, educación ambiental. Sin esta parte del proceso, ningún esfuerzo de investigación y ninguna acción de conservación podría funcionar, así que todo lo que habían aprendido sobre los murciélagos durante años tenían que poder transmitirlo a las personas que vivían cerca de las cuevas refugio. Esa era la culminación de todo el plan.

Platicando

con los dueños de la tierra, de donde están las colonias más importantes, las cuevas más importantes, para explicarle a la gente por qué es necesario que ellos se incorporen a la lucha por conservar estos murciélagos. Y cada vez que vamos a una cueva nueva y les platicamos a la gente lo importantes que son los murciélagos de ahí, esa gente se convierte en defensores de murciélagos inmediatamente.

Crearon talleres y material de divulgación especialmente diseñado para cada comunidad. Incluso les enseñaron a ver a los murciélagos como aliados, por ejemplo, impulsando a producir alimentos con las frutas que los murciélagos polinizan para eventualmente comercializar esos productos. Así, los murciélagos les ayudan a ellos y ellos ayudan a protegerlos. También organizaban visitas ecoturísticas para ver a murciélagos o incluso llevaban alguno directamente con las personas para que pudieran verlo de cerca, ya sea uno vivo o alguna piel, eso lograba calmar el miedo que podían llegar a tener algunas personas.

Una parte muy importante de los murciélagos que la gente a veces no se da cuenta o no conoce porque no ha tenido la oportunidad de verlos de cerca, es que los murciélagos son mamíferos, como un perro, un gato. Además, tienen el pelo suavecito y cuando los tocas, esa sensación de que son aguados, babosos o asquerosos cambia completamente. Es muy bonito ver eso, ¿no? Cuando la gente descubre por primera vez que no son como se los imaginaban.

Claro, esta no es una invitación para ir a tocar murciélagos. Los encuentros que menciona Laura son controlados, pero es bueno darse cuenta de que, como cualquier mamífero, tienen cosas en común con nosotros y con los animales de los que solemos rodear nuestra vida cotidiana. De esta forma, la misión no solo queda en manos de científicos, biólogos y conservadores, sino de toda la población que vive cerca de ellos, trabajando en un mismo equipo para proteger a un miembro más de la comunidad. Y funcionó. Finalmente, después de un enorme camino de más de veinte años de esfuerzos en conjunto, el equipo del programa de protección se dio cuenta de que los murciélagos maguilleros aumentaron su población.

Sus colonias crecieron lo suficiente, incluso para considerar sacarlos de la

lista de animales en peligro de extinción. Este es

Rodrigo, en una conferencia de prensa, peligro de extinción. Este es

Rodrigo en una conferencia

de prensa en el dos mil trece. Así

es que me da muchísimo gusto anunciar aquí que el murciélago maguillero menor finalmente ha dejado la lista de especies en peligro de extinción para convertirse en una especie recuperada, es tiempo de celebrar. Cuando yo lo anuncié, te juro que sentía hormigueo en todo el cuerpo, los pelitos se me levantaban, yo sentía que es que esto no puede ser, qué maravilla que lo logramos hacer. Y es una cosa completamente compartida,

Hasta la fecha, es el único mamífero que el gobierno mexicano ha podido sacar de la lista de especies en peligro de extinción. Indudablemente

es un momento importante en el que uno dice, guau, ha valido la pena todo lo que hemos hecho. Pero bueno, para siempre es un recordatorio de de lo que falta por hacer, ¿no? También.

Y de buscar que esos logros alcanzados se sostengan. En México hay alrededor de ciento cuarenta especies distintas de murciélagos y, por desgracia, todavía hay una fuerte amenaza sobre otras muchas especies de este animal. La amenaza principal sigue siendo el ser humano y sus miedos, y en dos mil veinte, pues, ya saben.

El contagio de más de doscientas personas por un nuevo virus en Asia ha aprendido las alarmas de la Organización Mundial de la Salud.

El nuevo coronavirus se convirtió en un nuevo pretexto para tener desmás miedo a los murciélagos. La primera vez que Rodrigo escuchó que relacionaban a los murciélagos con el coronavirus fue de una de sus colegas, la científica Xin Shen Li, de

China. Ella publicó un artículo diciendo que este virus, el SARS-CoV-dos, era un virus de origen probable de murciélago. Así lo publicó y de allí los medios lo agarraron, los murciélagos nos están dando. Todas las miradas apuntan al murciélago.

Hablemos ahora del origen de este virus. Pudo haberse originado en murciélagos.

Hemos caído en la desgracia de culpabilizar a esos pobres animales sin que la deban ni la teman.

Hasta cierto punto se entiende, estábamos encerrados en casa, con miedo. Sabíamos que había una amenaza afuera, pero hasta ese entonces era invisible. Por un momento, el murciélago se convirtió en la imagen del enemigo que necesitábamos materializar y necesitábamos defendernos.

En Cajamarca, Perú, quemaron a cientos de murciélagos por el miedo de transmisión del virus.

Las autoridades peruanas instaron a la población a desistir de matar murciélagos luego de rescatar a doscientos de estos mamíferos que iban a ser quemados por campesinos, alegando que transmiten la pandemia del nuevo coronavirus.

Cuando empezó este tema, mucha gente, en muchos lugares del mundo empezaron a matar murciélagos y empezaron a ahuyentar murciélagos y a deshacerse de murciélagos.

Casos crueles como estos también ocurrieron en Cuba, India, Indonesia y Ruanda. En México, unos veinticinco murciélagos aparecieron muertos bajo un puente de la ciudad de Mérida, al sureste del país, y aunque no se sabe a ciencia cierta qué fue lo que los mató, se sospecha que fue un ataque dirigido por personas que viven en la zona. En este momento, la divulgación científica de Rodrigo necesitaba reactivarse como nunca antes.

Nunca en mi vida he trabajado más que en el último año y medio. Me he dedicado a estar dando conferencias y charlas y entrevistas y reuniones y quién sabe cuánto para mejorar la imagen pública y evitar que la gente siga culpando a los murciélagos de esto.

A inicios de la pandemia se colocó el murciélago en el centro de la conversación sobre la crisis. Es seductor quizá encontrar al culpable, sobre todo cuando se le puede culpar a un animal al que tantos ya le tenemos cierto recelo. Como si fuera la culpa del murciélago, como si nosotros mismos, los seres humanos, no tuviéramos nada que ver con la propagación de enfermedades como el COVID diecinueve.

Yo lo he dicho muchas veces, la primera línea de defensa contra la próxima pandemia es la conservación de la biodiversidad.

La conservación de las especies está directamente relacionada con la supervivencia de los seres humanos, ¿no?

Para Rodrigo y Laura, pensar en la salud del ecosistema y de otras especies es pensar también en nuestra salud. Y a pesar de que imaginar un cambio drástico en nuestro estilo de vida nos puede resultar a muchos como un escenario inalcanzable, Rodrigo piensa que se puede lograr.

Estoy absolutamente convencido de que es posible, pero tenemos que hacer todo lo que está de nuestra parte, tanto los científicos como los comunicadores, como la gente de a pie, tenemos mucho que hacer. Y la gente está muy dispuesta a entenderlo, aprenderlo e incorporarlo a sus hábitos.

Y podemos empezar por mirar a los murciélagos a través de los ojos del Batman mexicano. Imaginarlos cómo nuestros amigos de infancia, los que vivían en nuestra propia casa, a los que observábamos, a los que alimentábamos, para cuidarlos y a la vez cuidarnos.

Fernanda Guzmán es periodista y vive en Ciudad de México. Este episodio fue editado por Camila Segura, Luis Fernando Vargas, Nicolás Alonso y por mí. El fact check in es de Desirée Yépez y Bruno Celsa, El diseño unidos, de Andrés Aspiri, con música original de Ana Tuirán. El resto del equipo de Ramblante incluye a Paola Aleán, Lissette Arévalo, Pablo Argüelles, Anerys Casasus, Diego Corzo, José Díaz, Emilia Erbeta, Camilo Jiménez Santufimio, Remy Lozano, Juan David Naranjo, Ana Páez, Laura Rojas Aponte, Barbara Soahill, David Trujillo y Elsa Liliana Ulloa. Natalia Sánchez Loaiza es nuestra pasante editorial, Sarile Mazón es nuestra pasante de producción, Carolina Guerrero es la CEO.

Rawmblat es un podcast, Rawmblat Studios se produce y se mezcla en el programa Heindenbirth Pro. Rawland te cuenta las historias de América Latina, soy Daniel Alarcón, gracias por escuchar.

Podcast: Radio Ambulante
Episode: El hombre murciélago