Una vez más nos encontramos en este episodio en donde, como hacemos regularmente, repasamos algunas frases argentinas y explicamos su sentido, para que podamos usarlas en conversaciones y, sobre todo, comprender cuando quien habla con nosotros lo hace. Esté completamente segura de que usar y entender estas expresiones hace que tengamos un mejor conocimiento del idioma y que podamos hablarlo con soltura y tranquilidad. Vamos a empezar con la tarea, entonces, y nuestra primera frase es agarrar para el lado de los tomates. En Argentina era común, y lo sigue siendo todavía, que muchas casas tengan un sector de terreno dedicado a una pequeña huerta. Como saben los que se dedican a este hobby, las plantas de tomates son de las más fáciles de sembrar.
Supongamos ahora que vamos de visita a la casa de alguien, pero en lugar de tocar el timbre en la puerta y esperar que nos abran, nos desviamos, nos desorientamos y vamos en dirección al patio, el jardín o la huerta, es decir, el lado de los tomates. Usamos esta expresión para denotar que alguien malinterpretó completamente algo que alguien dijo, llegando a conclusiones totalmente erróneas, ya sea que lo haya hecho involuntariamente o no. Pero veamos algunos ejemplos. En un local hay un aviso solicitando empleados. Un joven lo lee y se presenta, pero la persona que atiende al público le dice que no sería adecuado para el puesto.
El muchacho, entonces, comienza a quejarse, y otros hombres que estaban en la fila para la entrevista le preguntan qué le sucedió. Este responde, no sé, parece que les caí mal. Claro, como soy joven deben pensar que no tengo experiencia o seguro no les gustó mi aspecto. Estoy cansado de que sean discriminatorios en los trabajos. Al oír esto, el recepcionista le aclara, solo te dije que tal vez no fueras adecuado, porque es necesario operar máquinas muy pesadas, y pensé que podía ser difícil, porque te veo muy flaquito.
Me parece que agarraste para el lado de los tomates. En un colegio secundario, un día aparece un alumno nuevo. Se sienta en el único lugar vacío y la joven que estaba al lado lo saluda amablemente. En un recreo lo pone al día sobre los contenidos que ya vieron en clase y le deja un papelito con su teléfono por si necesita algo. Pero el joven supone que la chica tenía otro interés en él, y esa misma tarde le manda un mensaje para invitarla a salir.
Asombrada, la joven le contesta, la verdad, solamente quise ayudarte, porque es difícil empezar en un colegio nuevo a esta altura del año. Agarraste para el lado de los tomates, nada que ver. Los candidatos a presidente se reúnen para realizar un debate, habitual en mi país días antes de las elecciones. Cuando le toca el turno a uno de ellos de hablar, comienza a comentar las cosas que Arazzi es electo, y en un momento dice, vamos a auditar exhaustivamente cada cuenta para verificar que el estado no gaste dinero innecesariamente. Cuando llega el turno del otro candidato, este exclama, ya ven, mi contendiente acaba de confirmar que va a de baja todos los planes sociales y que no gastarán un centavo de dinero que entre a las cuentas públicas.
Cuando le toque de nuevo el turno al primero que habló, este puede decir, no es necesario que agarre para el lado de los tomates, doctor. No dije eso y todos entendieron muy bien qué quise decir. Vamos ahora con la segunda de las frases de hoy, que es pisar el palito. Hace muchos años, para atrapar animales en la vida salvaje, se usaba lo que se llamaba jaula trampera, que tenía una especie de palito sosteniendo la puerta de la jaula. Cuando el animal se acercaba a comer lo que se había dejado como cebo, el mismo peso de su cuerpo hacía que este palito se diera, cerrando la jaula y dejándolo atrapado.
Pisar el palito, entonces, significa caer en la trampa, realizar algo que otro esperaba que hiciéramos, habiendo sido inducido para ello sin darnos cuenta. Algunos ejemplos. Un joven está cercano a su cumpleaños y desea que su padre le regale un nuevo teléfono celular, pero no sabe cómo hacer para que el hombre lo note, y un día le cuenta a su hermana su deseo. Ella le dice que se quede tranquilo, y por la noche, cuando la familia estaba cenando, le dice al muchacho, Juani, te aviso que vas a rebotar en todos los exámenes. Lo lamento por mamá y papá que se van a quedar sin vacaciones por tu culpa, porque te vas a tener que quedar estudiando.
Ese celular que tenés no tiene capacidad para la cantidad de libros que te mandan, y tampoco sirve para grabar las clases. El padre escucha preocupado y pregunta, ¿cómo es eso? ¿Pero qué se puede hacer? Cuando termina la cena, la chica le dice a su hermano en secreto, tranqui, ya pisaron el palito. En un grupo de amigos, de repente, entre dos de ellos comienza a surgir un interés amoroso.
Una de las chicas lo comenta con sus amigas diciendo que el muchacho es muy tímido y teme que nunca la va a invitar a salir. Entonces, ellas comienzan a darle consejos, que se invente otro admirador, que le busque charla y hasta que lo invite ella al cine. Hasta que una mamá de una de las chicas que estaba escuchando la charla le dice, nada de eso, tenés que hacerle creer que te vas a vivir a otro país y no se van a ver más, vas a ver cómo va a pisar el palito. Y la última de las frases de hoy es bastante llamativa, y es le cayó la ficha. Hace muchos años, en Argentina, como en el resto de los países, había teléfonos públicos en plazas, parques y calles de la ciudad.
Para realizar una llamada, la persona debía descolgar el auricular, al que llamábamos tubo, y colocarse la parte correspondiente pegada al oído. Luego había que depositar una o varias fichas, especies de monedas con un diseño particular, que la compañía telefónica vendía en comercios cercanos. Cada ficha servía para hablar por un determinado lapso de tiempo, digamos, un minuto, y entonces, cuando uno iba a realizar una llamada larga, podía depositar varias fichas juntas. Luego de eso, dejaba el número deseado, oía del otro lado el tono de llamada y, tras unos segundos, la otra persona atendía la llamada. En ese momento, se oía por el auricular un ruido similar a la caída de una moneda, que indicaba que allí empezaba a correr el tiempo estipulado.
La persona lo oía y sabía que a partir de allí, en un minuto, aproximadamente, se cortaría la llamada si no colocaba otra ficha. Por eso, hoy usamos le cayó la ficha para decir que una persona se dio cuenta de algo de un momento a otro, por lo general, por algo que pasó y que le hizo tomar conciencia. Podemos citar estos ejemplos. En Argentina, las vacaciones de verano duran desde fines de diciembre hasta principios de marzo, y por lo general, las familias suelen irse a descansar en algún momento del mes de enero. A comienzos de febrero suele haber gente de vacaciones todavía, pero los comercios ya empiezan a mostrar en sus vidrieras guardapolvos, uniformes y útiles escolares.
Al pasar por uno de los locales, los chicos de una familia comenzaron a mostrarse tristes y enojados, por lo
que pasa a los chicos que están así de bajoneados? Y su madre le contestó, nada. Les cayó la ficha de que en dos semanas empiezan las clases. Una chica cobró su primer sueldo después de haber pasado semanas planeando qué haría con él. Hacía tiempo, estaba sin trabajo, por lo que pensaba comprar algo de ropa, salir con sus amigas y hasta invitar a almorzar a su madre.
Pero cuando recibió el dinero, debió pagar en primer lugar sus facturas de teléfono e Internet, cargó su tarjeta para viajar en colectivo y pronto se dio cuenta de que le quedaba bastante poco. Un día se encontró a merendar con su amiga y ella le dijo, ¿y, amiga? ¿Estás contenta con tu nuevo laburo? A lo que la joven contestó, más o menos. Me cayó la ficha de que me pagan re poco.
Muchas gracias por acompañarme. Si quieren tener acceso a la transcripción completa de este episodio y a explicaciones y ejercicios sobre el vocabulario y las expresiones usadas el día de hoy, pueden hacerlo volviéndose suscriptores premium en nuestra página web, Charlas Hispanas punto com. Yo soy Gabriela, de Argentina, y los espero en nuestro próximo episodio. Cuídense mucho y nos vemos la próxima. Adiós.