El otro día viví un momento un poco incómodo, me llamaron Duddy por primera vez. Fui al centro de Londres para comer con una amiga. Cuando estaba en el metro, vi a una mujer intentando bajar el carro de su hijo por las escaleras con dificultad. El niño debía tener unos dos años y parecía que el carro pesaba bastante. Le ofrecí mi ayuda para bajarlo y ella aceptó.
Cuando el niño me vio empezó a decir, daddy, thatdy, you are my daddy, papi, papi, tú eres mi papi. Yo me reí porque me hizo gracia e imaginé que el niño me confundía con su padre porque yo llevaba la mascarilla puesta y lo único que se me veían eran los ojos. El niño insistía en llamarme Daddy y su madre le decía que yo no era su padre. Me di cuenta de que a la mujer le estaba poniendo bastante tensa la escena que estaba criando su hijo, se le notaba incómoda. Cuando llegué a la comida con mi amiga le conté lo que me acababa de pasar y mi amiga dijo, qué pena, tan pequeño y ya tiene daddy issues, a modo de broma.
He intentado buscar una traducción al español de daddy issues, pero ninguna me gustaba. Si tuviéramos que traducirlo podríamos decir que son los problemas derivados de la figura paterna. Cuando empecé a estudiar inglés, y especialmente cuando empecé a ver series y películas, este término aparecía de forma frecuente. Siempre se asociaba de alguna manera con las decisiones sentimentales y sexuales de una mujer, de las malas decisiones, para ser más precisos. Malas decisiones por una especie de trauma que tenían esas mujeres con sus padres.
De alguna forma todas estas mujeres representadas en la ficción habían tenido padres disfuncionales. Años después me he dado cuenta de algo, no necesitas ser una mujer para tener daddy issues, además una gran parte de las personas que conozco bien tienen daddy issues, mujeres y hombres heterosexuales y homosexuales, pero ¿por qué? Está claro que la figura del padre siempre ha tenido una gran importancia a lo largo de la historia y las religiones. En ellas vemos numerosos ejemplos de padres modelo. En la antigua Grecia, Zeus era el padre de los hombres y los dioses.
En el cristianismo, dios es el padre celestial, nuestro señor. En la mitología alemana, Odín es el padre de todos los dioses. También tenemos en la historia de Estados Unidos a los famosos padres fundadores de la nación. A un nivel más individual, es evidente que cuando somos pequeños y necesitamos más que nunca ser protegidos, necesitamos la protección física y emocional, la figura de las madres y los padres es fundamental. Son ellos a los que admiramos, nos parecen súper humanos, capaces de hacer casi cualquier cosa.
Cuando eres pequeño ves como tus padres se van a la cama muy tarde y se levantan por la mañana más pronto que tú, tienen dinero, trabajan, conducen y cuando juegan contigo tienen mucha más fuerza que tú, son como héroes. Es importante mencionar que los daddy issues en realidad no son un término clínico oficial, por eso muchos especialistas evitan usarlo. Evitan usarlo porque en ocasiones se usa de una forma despectiva para minimizar las necesidades emocionales de alguien, especialmente si hablamos de una mujer. Aunque no sea un término oficial, sí está muy presente en la cultura popular, en películas, series de ficción, literatura o incluso memes de Internet. De hecho, hay una cuenta de Instagram con casi cinco millones de seguidores que se llama así, Daddy issues.
Entonces, ¿de qué hablamos realmente cuando decimos que alguien tiene Daddy issues? Pues realmente tiene que ver con la teoría del apego desarrollada por John Bowlee después de la Segunda Guerra Mundial. La Organización de las Naciones Unidas encargó a este psiquiatra un estudio sobre las dificultades que estaban teniendo los huérfanos de la guerra, es decir, los niños que habían perdido a sus padres en la guerra. A mí personalmente me encanta aprender y hablar sobre la teoría del apego. Creo que es una teoría muy práctica y que entenderla puede ayudarnos a comprender mejor nuestras relaciones, especialmente las relaciones con nuestra pareja, novio, novia, marido o mujer.
El apego es el vínculo o conexión emocional que construimos con otra persona. Cuando somos pequeños, los vínculos más importantes son los que construimos con nuestros padres o las personas que nos cuidan. Dependiendo de cómo se haya construido este vínculo, tendremos diferentes patrones de comportamiento en nuestra vida adulta. De este modo, podemos ver que cada persona tiene un tipo o estilo de apego diferente, hay cuatro en total. El primero es el estilo de apego seguro.
Este estilo corresponde a las personas que han tenido unos padres o cuidadores presentes. Cuando eran niños podían explorar el mundo sabiendo que en caso de necesidad sus padres iban a estar ahí para protegerles física y emocionalmente. Como adultos, estas personas han desarrollado una buena autoestima. Pueden comunicarse de forma efectiva con sus parejas, viven las relaciones de una forma tranquila, sin miedo a ser abandonados. Les gusta estar con su pareja, pero también disfrutan tiempo a solas.
Como puedes ver este es el estilo de apego ideal, estas personas se han sentido seguras en sus primeros años de vida y eso les ha hecho confiar en las personas y en sus posibilidades, disfrutando de seguridad en sus relaciones y una buena autoestima. Veamos ahora los tres estilos restantes, los no seguros. El primero es el inseguro ansioso. En la infancia de estas personas uno o dos de los progenitores, de los padres, no estaban presentes. El niño se sentía inseguro porque no podía confiar en que alguien iba a estar para él cuando lo necesitaba.
Como adultos, estas personas generan una necesidad constante de que sus parejas les confirmen que todavía les quieren, tienen miedo a ser abandonados y sufren algún grado de inestabilidad o inseguridad emocional. El otro tipo de estilo inseguro es el inseguro evitativo. De forma similar al estilo previo, estos niños también han sentido que alguno de sus padres no estaba presente o directamente no han generado vínculo con ellos. Estos niños generan una autosuficiencia compulsiva, no quieren tener que necesitar a nadie. Como adultos van a tender a no expresar sus emociones, evitar la intimidad con sus parejas y el compromiso les va a dar mucho miedo.
Como dato interesante te diré que estos dos últimos estilos, el inseguro ansioso y el inseguro evitativo, tienden a atraerse, es decir, hay muchas parejas formadas por un ansioso y un evitativo, lo cual puede ser bastante complicado de gestionar. El ansioso va a querer reafirmar la relación y sentirse querido de forma constante, mientras que el evitativo es reacio a la intimidad y al compromiso. Por eso te decía antes que me parece una teoría interesante para las personas que estén en una pareja, ya que conociendo el estilo de apego de nuestro compañero podemos encontrar un equilibrio más fácilmente, podemos encontrarnos en un punto intermedio entre las necesidades de uno y del otro. Por último tenemos el estilo inseguro desorganizado, es una mezcla del estilo ansioso y evitativo. Como niño, no solo esperan que alguno de sus padres no estén presentes, sino que cuando están estos lo desprecian, así que solo puede ser autosuficiente, no tiene más remedio.
Como adultos, a estas personas les resulta complicado gestionar sus emociones y tienden a tener relaciones muy conflictivas y dramáticas, relaciones de amor odio. ¿Puedes identificarte con alguno de estos estilos de apego? ¿Eres parte del estilo seguro o tienes un estilo inseguro? Ahora que ya conocemos mejor la teoría del apego, podemos decir que cuando hablamos de alguien con daddy issues, hablamos de una persona con un estilo de apego inseguro. Por alguna razón en nuestra infancia empezamos a desarrollar un estilo inseguro que ha tenido o tiene consecuencias en nuestra vida adulta y en las relaciones que tenemos.
Vuelvo a destacar la importancia de esta teoría y del autoconocimiento en general. A veces vamos por la vida con el piloto automático sin pensar por qué hacemos lo que hacemos y por qué actuamos como actuamos. Obviamente, como niños no tenemos los recursos para darnos cuenta de lo que nos está pasando, pero sin embargo, como adultos, conociendo nuestro pasado, podemos ver si los fantasmas del pasado continúan afectando a nuestras relaciones en el presente. Y aunque no es fácil, podemos trabajar en nuestro estilo de apego inseguro, si es el caso, y ver que la relación que tuvimos con nuestros padres no tiene por qué moldear nuestras relaciones actuales durante toda nuestra vida. También me gustaría decir algo sobre esta teoría, y esto ya es su opinión personal.
Es verdad que hay padres y madres de mierda, padres que abandonan a sus hijos de forma injustificada, padres que abusan de forma física o emocional de sus hijos, y padres que no muestran ni se esfuerzan por mostrar la más mínima responsabilidad afectiva con sus hijos. Como dijo el publicista estadounidense Michael Levine, tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano en casa no lo convierte en pianista. Hay padres y madres de mierda, es un hecho. Pero también hay padres que hacen lo que pueden, hacen lo mejor que pueden y saben. Creo que especialmente hoy en día hay a veces una excesiva preocupación por ser el padre o madre perfecto.
A veces nuestros padres han pasado demasiado tiempo trabajando para ofrecernos lo mejor, sin tener en cuenta que quizás para nosotros lo más importante era pasar más tiempo con ellos, por ejemplo. Por eso me parece importante también no caer en la trampa de juzgar o culpar a nuestros padres de forma constante por nuestros daddy issues. Nuestros padres no son esos súper humanos que creíamos que eran cuando éramos pequeños y cometen errores como nosotros. Creo que es importante responsabilizarse como adulto y no quedarse bloqueado en lo que pasó en los primeros años de nuestra vida y culpar constantemente a nuestros progenitores. Y antes de acabar me gustaría intentar explicar también por qué creo que se usa el término that the issues con más frecuencia en referencia a la figura masculina, en lugar de hablar de los padres en general o la madre.
Tradicionalmente siempre se han asociado a las madres unos comportamientos específicos, podían mostrarse vulnerables con sus hijos y ser cariñosas, mostrar afecto. Por otro lado, la figura del padre estaba relacionada más con la protección física o la estabilidad financiera, pero no tanto con la protección emocional. Digo tradicionalmente porque, afortunadamente, las cosas están cambiando. Yo soy un hombre feminista, entendiendo el feminismo como un movimiento que busca la igualdad real entre hombres y mujeres, y cuando se habla de feminismo muchas veces se asocia con algo que solo busca un mayor beneficio para las mujeres, que por otro lado han sido las mayores perjudicadas a lo largo de la historia en muchos ámbitos. Pero el feminismo también busca la igualdad para que las personas, no importa hombres o mujeres, puedan expresar sus sentimientos y mostrarse vulnerables sin miedo a ser criticados o juzgados.
Muchas veces a los hombres no se nos ha permitido hablar de cómo nos sentimos, porque tradicionalmente hablar de sentimientos y vulnerabilidad era un atributo negativo asociado al hombre, pero un atributo positivo en la mujer. Esto tiene consecuencias y muchos estudios relacionan esto con el hecho de que los hombres consumamos más alcohol y drogas, que las tasas de suicidio masculinas sean mayores, que los hombres vayamos menos al médico y que los hombres tengamos una esperanza de vida menor, es decir, que de media morimos antes que las mujeres. Yo soy de la generación millennial y todavía he tenido que escuchar comentarios machistas cuando algún hombre o yo mismo necesitaban hablar de sus sentimientos o llorar, por ejemplo. Imagino que la situación para mi padre o mi abuelo en la España franquista era mucho peor. Cuando hablo con mis amigos sobre este tema, muchos de nosotros sentimos que nuestros padres, hombres, no han sabido estar ahí para nosotros desde un punto de vista emocional y no han estado porque no sabían cómo hacerlo, no estaban educados para escuchar, para tener conversaciones incómodas, ni siquiera saben o pueden decir dos palabras que todo hijo o hija debería escuchar, te quiero.
Me parece verdaderamente triste, pero, como digo, creo que las cosas están cambiando y los padres de nuevas generaciones están mejor educados en este sentido. Vamos a dejarlo aquí. Recuerda que puedes compartir tus comentarios en la página web o en Instagram, en la cuenta de Spanish Language Coach, y si escuchas el podcast de forma regular y usas la app de iTunes para escucharlo, te animo a dejar un pequeño comentario. Si conoces a más personas que estudian español, no dudes en compartir el podcast con ellos. Yo me despido ya, te espero en el próximo episodio, y muchas gracias por escucharme, un abrazo grande.