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Episodio número ochenta y ocho. ¿Juana, la loca? Hola, ¿cómo va? Le damos la bienvenida a Abril con un episodio sobre un personaje de la historia española, una reina, un personaje bastante maltratado, diría yo. Si es la primera vez que escuchas este podcast, te informo de que puedes usar la transcripción y las flashcards de vocabulario de forma gratuita en www punto Spanish Languagecoach punto com.

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También te conté que mi padre estaba esperando un trasplante de riñón. Pues bien, hace una semana recibió la llamada del hospital informándole de que había un riñón para él. Yo compré un vuelo ese mismo día y al día siguiente estaba en España antes de la operación. Todo ha ido muy, muy bien, la verdad, estamos muy contentos. Su calidad de vida va a mejorar gracias al trasplante, ya que llevaba dos años haciendo diálisis.

Ahora sí, empezamos con el episodio de hoy. Es muy habitual que a los reyes se los conozca por un apodo, o sea, un nickname, el humano, el hermoso, el sabio, los católicos, el impotente o la loca. Muchos de ellos son positivos, pero fíjate en los dos que son negativos, el impotente y la loca. ¿Por qué cuando queremos ser ofensivos con un hombre atacamos a su virilidad y cuando queremos ser ofensivos con una mujer, atacamos a su salud mental, acusándola de loca o histérica. Hoy vamos a hablar de Juana la Loca, ¿la loca?

Bueno, así ha pasado la historia, nuestro personaje de hoy, Juana Primera de Castilla, Juana la loca. Pero, ¿quién fue? ¿Por qué ha pasado a la historia con ese apodo? ¿Estaba realmente loca? ¿Qué tiene que ver Juana con Britney Spears?

Juana nació en mil cuatrocientos setenta y nueve, en Toledo, que por cierto, si vienes a España y visitas Madrid, te recomiendo que visites Toledo. Está más o menos a una hora y es una ciudad con mucho encanto. Para aquel entonces, Europa era una especie de tablero de ajedrez gigante. En la partida se ponía en juego el poder, la paz y la guerra, y las piezas de ese juego eran los hijos de los monarcas, los herederos, los futuros reyes. Con las bodas se decidían amistades y enemistades entre países que podían acabar en alianzas o en conflictos bélicos, en guerras.

Pues bien, Juana fue la tercera hija de los reyes católicos, Isabel y Fernando. Isabel y Fernando eran poderosos, habían conseguido la unidad de sus reinos, entre otras cosas, por medio de la religión. Expulsaron a los musulmanes y a los judíos en mil cuatrocientos noventa y dos, el mismo año que Cristóbal Colón llegó a las Indias, cuya expedición financiaron. Juana creció en una corte austera, sin lujos, debido a su estricta educación religiosa. Austera pero muy poderosa.

Se decía en la época que las hijas de Isabel la Católica eran unas princesas cultas, educadas en filosofía, francés, latín y música. Vamos, unos partidazos. Decimos que alguien es un partidazo cuando tiene muy buenas cualidades para ser pareja. Realmente sus padres siempre consideraron a Juana rebelde e ingobernable, no atendía a sus obligaciones religiosas, ni rezaba mucho ni asistía a misa siempre. Y esto preocupaba mucho a su madre, que consideraba que tal vez su hija no estaba muy bien de la cabeza, porque ¿cómo iba a descuidar sus deberes religiosos una princesa cristiana?

Pues parece ser que Juana no tenía mucha fe, algo que la acompañó toda su vida. Así que aquí tenemos ya la primera pista, la primera indicación que llevará a considerarla loca, la falta de devoción religiosa. Recuerda que hemos comparado los reinos europeos a un tablero de ajedrez. En ese momento, en Europa, Francia y los reinos de los reyes católicos, Castilla y Aragón, lo que ahora es España, estaban enfrentados, por lo que los reyes católicos decidieron pactar los matrimonios de sus hijas con Inglaterra y Austria, con el objetivo de aislar a Francia, su archienemigo del momento. Imagínatela con dieciséis años partiendo de un puerto en el norte de España, nada más y nada menos que con noventa barcos y quince mil marineros españoles.

Qué muestra de poder, eso que era un juego de tronos y lo demás tonterías. Imagina a Juana con dieciséis años partiendo de un puerto en el norte de España hacia Flandes para casarse, nada más y nada menos que con noventa barcos y quince mil marineros españoles. Qué muestra de poder, eso que era un juego de tronos y lo demás tonterías. Cuando por fin llegó a Flandes se casó con su prometido, Felipe. Fue afortunada porque, aunque no se conocían, parece que se gustaron y se enamoraron.

Juana tuvo bastante suerte, se trataba de un chico de su edad y bastante atractivo. Allí, en la corte flamenca, Juana pasó de una vida tranquila y austera en Castilla a la opulencia y la riqueza de Flandes, fue de una corte oscura a otra llena de color. El contraste fue enorme para ella, también en lo moral, allí eran mucho más liberales que en su reino de origen. Como Juana tampoco era muy religiosa, muy devota, se iba adaptando bastante bien a esto. Pero las cosas se complicaron y pasada la novedad inicial, Felipe comenzó a serle infiel, le engañaba con otras mujeres.

Juana se enteró y solía vigilarlo en la corte. Ella estaba enamorada y al enterarse de sus infidelidades le montaba escenas, se enfadaba mucho y lo hacía evidente. De hecho, una vez pilló a su marido con una amante y Juana, en un arrebato, le cortó el pelo a la mujer. ¿Qué ocurrió después? Pues que Felipe aprovechó la ocasión para hacer correr el rumor de que estaba loca.

Con esa excusa la iba aislando y apartando de la vida pública, e incluso la encerró. Es cierto que Juana reaccionaba de una manera muy fuerte en ocasiones, pero así entre y yo habría que tener la sangre muy fría para no montar una escena si te enteras. Si alguna vez te han sido infiel, ya sabes de lo que te hablo, es bastante desagradable. Bueno, pues mientras tanto, en la corte de Castilla, entre unas cosas y otras, los dos hermanos mayores de Juana y su sobrino, que iban por delante de Juana en la sucesión al trono de Castilla, mueren, y esto coloca a Juana en el papel de heredera del reino de Castilla. Juana no había sido educada para ser reina, pero pese a eso su madre, Isabel la Católica, la hace heredera, eso sí, con una cláusula, una norma, que la inhabilitaba en caso de incapacidad.

Juana y su marido son invitados a visitar Castilla para aceptar su papel de heredera. El viaje desde Flandes lo hicieron por tierra y les llevó nada más y nada menos que seis meses. Todo indica que Felipe no tenía mucha prisa por llegar a su destino. No estaba especialmente emocionado con la idea de que su mujer se convirtiera en reina y él simplemente en rey consorte. Después de esos seis meses llegan a Castilla, juran el cargo de herederos y después Felipe regresa a Flandes, mientras Juana es encerrada por primera vez por su madre en el castillo de la Mota, en el que tiene a su hijo, ya que ella estaba embarazada.

Este es el segundo encierro que Juana tiene que soportar, esta vez ejecutado por su propia madre. Juana, tras dar a luz a su bebé, se desespera, quiere volver con sus hijos y su marido a la corte flamenca. Después de muchos conflictos con su madre, al final, la inflexible reina Isabel la Católica lo acepta. La misma madre y reina, que en su última voluntad decide dejarle el reino de Castilla a su hija Juana. Y esto es bastante significativo, porque ya hemos visto que Juana no había sido educada para ser reina, pero Isabel no confía casilla a su marido Fernando, el padre.

Al poco tiempo Isabel la Católica muere y Fernando, padre de Juana, y Felipe, el marido, deciden hacer uso de esa cláusula que podía incapacitar a Juana, de hecho dijeron que Juana estaba loca y se repartieron el poder. Recuerda esa cláusula que en caso de incapacidad le imposibilitaba ser reina. ¿Qué mayor incapacidad para reinar que tener problemas mentales? Todo esto es bastante significativo, porque muchas personas que trataron a Juana a lo largo de su vida sostienen que era coherente en su trato y eso nos hace sospechar sobre si su supuesta incapacidad no se debe a violencia económica por parte de su marido y de su padre. ¿Qué te parece?

Un padre y un marido ambiciosos que quieren beneficiarse del dinero y poder de su hija y mujer. Hay que recordar que Juana fue buena hija, no se reveló ante su padre, aunque la incapacitara y la encerrara. Hay quien ve paralelismos entre esta situación de una mujer poderosa que vivió en el siglo dieciséis con una estrella del pop actual. Ambas mujeres poderosas, Juana la Loca y Britney Spears. En el caso de la cantante estadounidense estuvo tutelada durante trece años por su padre.

Desde luego, ambas tenían un padre ambicioso que las anuló y parejas que no les hicieron ningún favor. Volvemos a la historia de Juana, a uno de los capítulos más intensos de su vida. Mientras Fernando y Felipe desprestigian su reputación, llamándola loca, ellos mantuvieron una lucha de poder para llegar a gobernar Castilla. Casualmente, o sospechosamente, Felipe, marido de Juana, muere a los dos meses de ser nombrado rey. Hay varias teorías, pero se sospecha que pudo ser envenenado.

Es todo muy similar a la serie Juego de Tronos. Al poco tiempo Fernando el católico, padre de Juana, ya gobernaba Castilla. Juana había enviudado, Dicen que el dolor por la pérdida de Felipe hizo vagar a Juana por las frías tierras castellanas en el invierno. Se negaba a enterrar a su marido e iba con su féretro a todas partes. Se dice que entonces el pueblo comenzó a llamarla loca, pero aquí hay una teoría muy muy muy interesante.

Mientras el cadáver de su marido no se enterrase, ella no podía casarse de nuevo. Es probable que esa fuera la razón por la que no quería enterrarlo. Al final tuvieron que enterrar a Felipe y después de los meses que había vagado por Castilla, ya todo el mundo estaba convencido de su locura, así que fue encerrada desde mil quinientos nueve en Tordesillas, junto con su hija pequeña Catalina. Por cierto, Juana y Felipe tuvieron seis hijos. Juana permaneció en su encierro, su último encierro, desde mil quinientos nueve hasta mil quinientos cincuenta y cinco, cuarenta y seis años de encierro.

Hubo un breve intento revolucionario, el de los comuneros de Castilla, para proclamar la reina en mil quinientos veinte, a lo que ella se negó para no perjudicar al heredero, su hijo, porque de hecho la población se rebelaba precisamente contra su hijo, un heredero al trono educado en Flandes que ni siquiera hablaba bien español. Los líderes de la revolución se reunieron con ella y ellos, desde luego, dijeron que no tenían nada que ver la imagen de desequilibrada que habían alimentado Felipe y Fernando, marido y padre, con la mujer que encontraron, porque en sus propias palabras su conversación era inteligente y su mente era clara. Este intento revolucionario también recuerda al movimiento free Britney, movimiento promovido por los fans de la cantante al darse cuenta de que la tutela del padre de esta era excesiva. Vamos a pensar ahora en la perspectiva humana. Olvida que era reina, olvida que era poderosa, Recuerda que dos de sus hermanos, un sobrino y su madre, entre otros familiares, murieron en un corto espacio de tiempo.

Se trasladó a un país extranjero con unos diecisiete años, donde se casó con un marido que le fue infiel y todo esto pudo hacer que pasara algún episodio difícil. ¿Quién no lo haría? Podría ser que utilizaran una crisis transitoria para apartarla definitivamente del poder. Por cierto, el personaje de Juana I de Castilla ha sido llevado al cine, a la televisión, se han hecho obras de teatro, se han pintado cuadros. Fue un personaje que atrajo muchísimo la atención de la corriente de la literatura romántica, pero realmente no le hicieron ningún favor a Juana, ya que lograron fijar la idea de una mujer loca de amor y descontrolada por sus instintos y sus emociones.

Está claro que Juana fue una de las mujeres más poderosas del siglo dieciséis, pero lo cierto es que no pudo disfrutar ni del poder ni de la autoridad que le correspondían, su entorno se lo impidió. Es cierto que es complicado saber si su estado mental fue estable toda su vida o si realmente tuvo algún episodio complicado. Y pensándolo fríamente, muchos de nosotros nos enfrentamos a algún problema de salud mental a lo largo de nuestra vida, de la misma forma que nuestra salud física tiene momentos mejores y peores, nuestra salud mental también. Durante siglos, durante toda historia, se han estigmatizado y han sido motivo de vergüenza las enfermedades mentales. Afortunadamente parece que en los últimos años empezamos a tratar estos asuntos con más naturalidad.

Aceptamos las enfermedades del cuerpo, pero no hablamos de las mentales de la misma manera. Es hora de aceptar que son parte de la vida de muchos de nosotros. Con Juana hemos visto que la visión que se empezó a tener sobre su vida y su realidad desde el siglo veinte ha sido bastante diferente a las visiones de los siglos anteriores, que habían alimentado la vergüenza y la falta de valía de esta mujer. Creo que hay algo especialmente cruel en llamar a alguien loco o loca. Yo tengo una compañera de vida a la que conocí en dos mil catorce, se llama Ansiedad.

No me ha abandonado desde entonces. Cuando llegó por primera vez a mi vida, me dio mucho miedo, me hizo experimentar sensaciones muy desagradables y me provocaba terror. Mi mundo se empezó a hacer cada vez más pequeño y mis miedos más grandes, miedo a estar en el metro, miedo a estar con mucha gente, miedo a estar sin gente, miedo a comer, miedo a dejar de respirar, miedo al miedo. Pensaba que me estaba volviendo loco, tenía miedo de perder la cabeza y más miedo de que los demás lo notaran. Tuve que averiguar qué estaba pasando conmigo.

Me di cuenta de que la ansiedad era solo una señal de alarma. César, apaga el piloto automático y mira para adentro. Ahora esta compañera de vida llamada ansiedad, que muchos adultos compartimos, está bajo control, y cuando aparece, de vez en cuando, ya no me asusto, ya no tengo miedo, que es una señal, una señal de que tengo que cambiar algo o solucionar algo. Lo que más me ha ayudado es hablar abiertamente de ella, ¿y qué pasa cuando lo hago? Pues que casi todo el mundo está pasando o ha pasado por algo similar en algún momento.

Somos mucho más iguales de lo que pensamos y, en mi experiencia, no hay mayor alivio que saber que no estoy solo y que esto forma parte de la vida y de ser humano. Vamos a dejarlo aquí por hoy, espero que hayas disfrutado de este rato juntos. En el episodio de la próxima semana no estaré solo, tenemos entrevista con una compañera, tengo muchas ganas de hablar con ella, nos escuchamos pronto. Un abrazo grande.

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Episode: E88 Juana ¿la Loca? - Español Intermedio