Se trata de un curso de autoestudio que puedes empezar cuando quieras y hacerlo a tu ritmo. Además, tienes acceso a él para siempre, ilimitado. Vale, el título del episodio es el café más triste de la historia y otros pensamientos random. La palabra random es un anglicismo que cada vez usamos más en español. Existen alternativas en nuestro idioma, podría haber dicho pensamientos aleatorios o pensamientos arbitrarios, pero me suena demasiado formal.
En el episodio de hoy, además de hablarte del café más triste de la historia, te voy a hablar de algunas cosas en las que he pensado en los últimos días. Desde hace meses publico un episodio todos los jueves y esta semana tampoco quería faltar a mi cita. Sin embargo, no tenía nada preparado. La mayoría de episodios requieren una preparación previa, buscar y leer varias fuentes, ponerlo todo junto, adaptarlo y darle forma. Pero esta semana me ha pillado el toro, he estado y estoy muy liado, muy ocupado y me ha pillado el toro.
Ha llegado el jueves y no tenía el episodio preparado. Finalmente, estoy subiendo el episodio el sábado, pero no pasa nada. ¿Y por qué he estado tan ocupado? Pues porque la semana pasada hice un viaje relámpago a España, un viaje corto. Mi hermana se graduaba del instituto, está acabando bachiller, el ciclo educativo después de la secundaria, y que no es obligatorio.
Se estudia normalmente entre los dieciséis y los dieciocho años. Este tipo de eventos siempre me parecen emocionantes, me acuerdo de mi graduación de bachiller y pienso en lo que sentíamos. Algunos tenían clarísimo que querían estudiar y otros, como yo, no tanto. En cualquier caso, era el final de una etapa y sientes esa combinación de entusiasmo y vértigo. En uno de los discursos de los estudiantes de la graduación de mi hermana, se agradecía a los profesores haber hecho del instituto un espacio seguro para ellos.
Si te tengo que ser honesto, creo que puse mis ojos en blanco, I row my eyes, cuando escuché esto. Creo que a veces se usa demasiado este término para cumplir el requisito de ser un espacio seguro, pero la realidad es otra, y muchas veces esos espacios llamados seguros no lo son tanto. Cuando yo iba al instituto, e iba a otro diferente, no al de mi hermana, se hablaba de los valores, del respeto, de la tolerancia y del compañerismo, pero desafortunadamente esas palabras no siempre se materializaban en nada concreto y había estudiantes que no eran tratados correctamente por otros compañeros, hablo de bullying. Y siento decirlo, pero había profesores que decidían mirar hacia otro lado cuando esto pasaba. Por eso mismo, cuando escuché lo de espacio seguro, estaba un poco escéptico.
Sin embargo, en mitad de la ceremonia tuve que ir al baño. En Valencia hizo muchísimo calor esos días y bebí mucha agua, necesitaba hacer un pis. El caso es que entré en el edificio del instituto buscando los baños y aluciné. Es un instituto donde estudian personas de doce a dieciocho años, y en las paredes estaban los típicos murales de trabajos de arte, biología o idiomas que habían hecho el alumnado durante el curso, murales y posters similares a los que decoraban los pasillos de mi instituto años atrás. También había algunos murales dedicados a temas que yo jamás traté en mi etapa de estudiante, por ejemplo, el de mujeres en la ciencia, otro sobre diversidad racial, cómo cuidar la salud mental o el mensaje que se leía en unas grandes escaleras que hay en el edificio para subir al primer piso.
Cada escalón de las escaleras tenía una frase diferente y decía soy persona, soy bisexual, soy transexual, el problema no soy yo, es tu mirada. Soy heterosexual, soy gay, soy lesbiana, lo normal es ser diferente. Cada escalón tenía un color diferente y todos juntos formaban los colores del arco iris. No sé qué pensarás tú, pero a mí me hubiera encantado subir esas escaleras y ver esos murales todos los días durante mi etapa de estudiante. Entiendo que el mundo es muy complejo, que nada es blanco o negro, y no me gusta ningún movimiento que intente cambiar las cosas desde la superioridad moral, pero no entiendo por qué algunas personas se oponen a que se hablen o se traten estos temas en colegios e institutos.
Acusan de adoctrinamiento y lavado de cerebro a quienes quieren hacerlo. Para mí es hablar de realidades que tradicionalmente se han silenciado, y que si dejamos de hacerlo veremos un beneficio común. La vida ya es lo suficientemente complicada por sí sola. Si podemos evitar que alguien, especialmente en los primeros años de su vida, se sienta discriminado, ¿por qué no hacerlo? Creo que este tipo de mensajes y las acciones con las que se complementan ayudan a que finalmente se tenga una visión negativa del que discrimina a alguien por ser diferente, en lugar de tener esa visión negativa del diferente.
Le estamos dando la vuelta a la tortilla. Entendí entonces por qué los estudiantes hablaban en su discurso del espacio seguro, y me alegré por ellos, la verdad. Me alegré de ver a gente tan joven con muchos menos prejuicios que los que teníamos mi generación, con grupos diversos y expresándose mucho más libremente. Otra cosa que me llamó mucho la atención de la graduación de mi hermana respecto a la mía, quince años antes, fue cómo iban vestidos los estudiantes. En la mía todos los chicos íbamos con trajes, la mayoría con trajes de nuestros padres, que nos quedaban grandes, y las chicas iban con vestidos muy formales también.
Es cierto que mi instituto era católico, así que probablemente intentamos guardar el aspecto formal, ya que parte de la celebración fue una misa en la iglesia. En cambio, en la graduación de mi hermana había mucha fantasía y purpurina, glitter. Era de verdad muy divertido ver cómo casi nadie vestía igual y cómo querían representar su personalidad con la ropa en ese día tan importante para ellas. Digo ellas porque la mayoría de los chicos iban con los trajes prestados de sus padres, que les venía en grande, claro. Y bueno, otra de las razones por las que he estado liado estos días es porque estoy asistiendo al The Podcast Show, un evento sobre el mundo del podcast.
Ahora estoy en la cafetería donde mi amigo se tomó el café más triste de la historia. Luego te cuento más sobre esto, no te preocupes. Esta cafetería está al lado del lugar donde se celebra el evento. Estoy aprendiendo un montón de cosas nuevas que no sabía. Algo que quizás te interese, si te apasionan los pódcast como a mí, es que dentro de poco dentro de poco tiempo habrá algunas funciones con las que podremos interactuar mucho más oyentes y podcasters.
Además, algo muy interesante para los que somos estudiantes de idiomas. De todos los medios de comunicación actuales, el pódcast es el que retiene mejor la atención del usuario. Estos son buenas noticias para los que escuchamos podcast como herramienta de aprendizaje de idiomas, ya que prestamos más atención y, por tanto, aprenderemos más, que usando otras formas de contenido donde la inmersión es menor. Esto yo ya me lo imaginaba. Te contaré algo de las analíticas de este podcast y de mi canal de YouTube.
La retención de un episodio medio del podcast es del noventa por ciento, es decir, la mayoría de los oyentes que empiezan a escucharlo lo terminan. Sin embargo, para mis vídeos de YouTube es solo del cincuenta por ciento, así que la mayoría de personas que empiezan a ver un vídeo lo abandonan a la mitad. Interesante. Y ahora sí, te voy a contar por fin la historia del café más triste de la historia. Estoy en la cafetería llamada Redemption, en el barrio de Angel, en Londres.
Esta cafetería también tiene su propio tostador de café. El nombre redención en español no es casual. Su su tostador de café está instalado dentro de una prisión y su objetivo es formar a las personas en prisión para que cuando salgan de ella tengan experiencia profesional. Según sus datos, el cincuenta por ciento de las personas que salen de prisión tienen más probabilidad de cometer un delito de nuevo si no tienen habilidades profesionales o un trabajo. Y bueno, además de la buena labor social que hacen, el café está riquísimo, te lo recomiendo.
Estoy sentado al fondo de la cafetería junto a una gran ventana, en el mismo sitio donde mi amigo se tomó el café más triste de la historia, un día frío y lluvioso de diciembre de dos mil quince. Déjame ponerte en contexto. La noche de antes, mi amigo y su novio fueron a la cama como cada noche. Llevaban saliendo juntos desde hace casi dos años. Él sabía que algo no iba bien, lo había sentido en los días anteriores, en las semanas anteriores a esa noche, y esa noche descubrió por qué.
Su novio le dijo que le quería mucho, que era una persona excepcional y que quería continuar siendo amigo de él, pero que desafortunadamente no quería continuar la relación, le estaba dejando. En ese momento mi amigo entendió todas esas letras de las canciones de Desamor, de Céline Dion, Whitney Houston y Adele, esas canciones que hablan del corazón roto. El suyo había hecho por primera vez crack. Estuvo llorando hasta que se quedó dormido. A la mañana siguiente vinieron a esta cafetería y se sentaron en esta mesa en la que estoy sentado yo ahora mismo.
Era muy pronto por la mañana, sobre las siete. Era un día laborable y se tenían que ir a trabajar después. Como he dicho, era un día lluvioso y con mucho viento, un clima que tampoco ayudaba con la tristeza de mi amigo y también la de su ahora exnovio. Mientras bebía en el café empezó a sonar la canción de Fix you, de Coldplay, una canción que el cantante del grupo, Chris Martin, escribió a su entonces mujer, la actriz Whitney Paltrow, y sé que no he pronunciado bien su nombre, pero es como lo pronunciamos en España. Escribió esta canción cuando el padre de ella murió y era una forma de darle algo de confort.
Una parte de la canción dice y las lágrimas bajan por tu cara, cuando pierdes algo que no puedes reemplazar, cuando amas a alguien pero al final no funciona, ¿podría ser peor? Mi amigo pensaba que no podía llorar más, pero cuando empezó a sonar esta canción y escuchó esas frases, una lágrima se formó en su ojo y empezó a bajar por su cara. La lágrima acabó en la taza de café que sostenía en sus manos. A los pocos segundos le dio un sorbo a su café sin poder apreciar el sabor salado de la lágrima, y pensó, este es probablemente el café más triste de la historia. ¿Por qué te cuento esto?
Pues porque me parece interesante el significado que le damos a las cosas. Durante mucho tiempo mi amigo no podía tolerar escuchar esa canción de coldplay, la asociaba a ese momento tan triste para él. Lo mismo pasa con el significado que le dio a esta cafetería. Antes solíamos quedar muchas veces aquí, pero durante un tiempo siempre me pedía que fuéramos a otro sitio. Los recuerdos de este sitio le incomodaban.
Es muy curioso cómo asociamos canciones, lugares, olores o comidas a determinados momentos de nuestra vida, a veces buenos, otras veces no tan buenos, y lo interesante es que con las asociaciones a recuerdos no tan buenos, con el paso del tiempo, y es que decimos que el tiempo todo o casi todo lo cura, podemos revisitar esas canciones, lugares, olores o comidas y verlos con una nueva perspectiva, desde un lugar más sereno. Eso es exactamente lo que le ha pasado a mi amigo. Ya puede escuchar de nuevo la canción sin sentirse incómodo, y desde hace tiempo volvemos a quedar en esta cafetería, menos mal. Ahora incluso le gusta venir aquí, lo disfruta. Para él es una demostración de lo resilientes que somos los humanos y de cómo transformamos esas experiencias tristes, por las que la mayoría de nosotros pasamos, en energía para crecer, en una herramienta para la vida.
Por cierto, importante, quiero que sepas que le he pedido permiso a mi amigo para contar su historia, solo me ha pedido que no diga su nombre, es muy discreto. Somos muy buenos amigos, almas gemelas, somos prácticamente la misma persona. Te espero en el próximo episodio, un abrazo grande.