nosotros nuestra periodista el María Angulo. Ella estuvo con una familia de venezolanos durante 18 días que partieron desde la población de San Francisco de Yare a dos horas de Caracas, Venezuela hasta una población muy cercana en Lima, Perú. Allí conoció de cerca
el drama que viven decenas de familias que han tenido que dejarlo todo por la crisis económica que se enfrentan Venezuela.
El María le pregunto quiénes son las personas más
afectadas durante toda la travesía? Las personas más afectadas en esta travesía son los niños, las mujeres embarazadas, y los adultos mayores, ya que ellos sufren frecuentemente de deshidratación, porque incluso tomar agua en los puntos fronterizos se convirtió en un lujo que ellos no se pueden permitir. Quédense con nosotros para conocer este reportaje que nos ha preparado nuestra periodista El María Angulo. Esta es su historia. ♪♪ ♪♪
Es toda una vida. Es toda una vida y... Es enfrentarme a algo que no sé cómo va a ser. Y quisiera no tener que irme.
A Yaily Mendoza se le acabaron las razones para seguir en Venezuela.
Hay gente que me dice, velo como si te fueras a turistear, te vas de vacaciones. Es que yo sé que no voy a turistear. O sea, yo sé que no voy 15 días y me regreso.
Es enfermera, tiene 38 años, tres hijos y, como a miles, la crisis la obliga a huir. Irá a Perú junto a sus niños y a su hermano Jackson para reunirse con su esposo en un pueblo cercano a Lima. Van en busca de eso que en su país ya no hay. Trabajo, agua, comida y medicamentos.
Trabajo, agua,
comida y medicamentos. Pero para Carlos, el hijo mayor, Abandonarlo todo es difícil. Tiene 20 años. Es músico y hacía parte de la Sinfónica Juvenil de Caracas.
Yo hablé con mi mamá muchas veces y le dije, si quieres vete y yo me quedo. Pero después han pasado tantas cosas aquí que es insostenible lo que quieres hacer aquí, que estudiar o trabajar o cualquier cosa.
La seguí con lo otro.
Para Iliet y Dailing, las hijas menores de 16 y 11 años, esta será una aventura. Por primera vez saldrán de San Francisco de Yare, su ciudad natal. Pasan cerca de 48 horas hasta que logran conseguir tiquetes.
Todos los días íbamos a ver si comprábamos pasaje y resulta que no llegaban, no habilitaban carro.
Van por tierra hasta Caracas, donde emprenderán el camino hacia la frontera con Colombia. Tras más de medio día de recorrido, llegan al punto migratorio. Aguardan siete horas en la fila para sellar la salida de Venezuela. Cruzan al lado colombiano, donde miles de venezolanos pasan a diario, prácticamente, con la casa en la espalda. Oficializan el ingreso y avanzan hacia el centro de Cúcuta, donde pasarán la noche antes de seguir la travesía rumbo a la cota.
Uno hace como familia, hace como mitad de tantas horas en una cola y todo el mundo hablaba de lo mismo, compartiendo de qué ruta iban a agarrar, qué pasajera más económico.
En Colombia, los locales sienten las repercusiones de la crisis de Venezuela.
Nos llenamos de muchos familiares venezolanos que vienen a buscar el cambio de vida y otros se van a otros países. Y en realidad aquí, Cúcuta, la crisis está... Pues afortunadamente hemos podido, como dicen, llevar a flote la situación, pero igualmente hay demasiado desempleo, demasiada crisis económica.
En Cúcuta hay miles de ellos, un centenar se refugia en este albergue. Aquí está José Murillo, un ex militar de 38 años que, tras renunciar a las fuerzas oficiales, se convirtió en guarimbero, uno de esos encapuchados que luchan en las calles contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Me quedé en casas que alquilan clandestinas en pedacitos con mi hijo y mi esposa, dormíamos en el piso. Porque no hallábamos dónde ir. Fui más a inmigración, pero no nos pudieron ayudar porque yo venía ilegal, y mi hijo también.
Pero no solo los venezolanos sufren las consecuencias de la crisis. Raúl, un disidente cubano de 59 años, cayó recientemente en manos del SEBIN, los temidos agentes de inteligencia y contraespionaje de Venezuela.
Unos oficiales del SEBIN un día me detuvieron, me dijeron vamos a dar un viaje, me trajeron hasta aquí, hasta la frontera y me pasaron por la trocha de manera forzosa, fue una salida forzosa en aquel momento y me pasaron por el río, por donde está el puente de San Antonio, y me dijeron, vas para allá y de allá para acá no vas a poder regresar.
Pocos se atreven a hablar sobre esas trochas por las que dice haber pasado Raúl.
Nuestras zonas son controladas por grupos al margen de la ley. Llámense BATIN, llámense guerrilla, rastrojo, juradeño, Criando y Búzqueda, LN, EPL. Son zonas que históricamente desde hace muchos años se han controlado por ellos. Y con las medidas tomadas por el gobierno de simplemente pueden ingresar a Colombia pues que tengan un pasaporte, ¿sí? Eso hace más complejo porque muchos de los de la migración, de los migrantes venezolanos que no tienen cómo ni cómo sacarlos también por el tema que nos están dando se ven en obligación muchas veces de cruzar esta frontera o estos sitios nosotros llamamos estas trochas que son controladas por este grupo
Más allá de la frontera y de los recuerdos, se vive otro drama, el hospitalario. Muchos escapan del hambre, mientras que otros buscan una cura. Ya no hay nada, nada, nada. Ya está crítica la situación, ya no hay nada para un niño, ni para adulto, ni para nada, nada, nada. Ya uno se muere.
Ya, ya, ya. Con el paso de las horas, los casos se multiplican.
Nosotros ya estamos viendo casi 1500 pacientes mensuales, que eso es un número importante, y eso nos ha costado aproximadamente 17 mil millones. En las fases iniciales hubo un problema entre el gobierno central y el gobierno departamental con respecto a la obligación de quién pagaba la facturación al hospital de esos pacientes que atendemos. Y el gobierno, el año pasado, el gobierno central emitió un decreto donde él se hace responsable del pago de la atención a esos venezolanos.
Se acerca la noche y con ella, las horas más rentables para Laura, una venezolana de 29 años que cada semana cruza la frontera para conseguir, a través de la prostitución, el dinero para darle de comer a sus tres hijos.
Es duro, porque para ninguna mujer es fácil acostarse con uno, dos, tres hombres al día diferente. Por nada, porque eso aquí para ellos no es nada, para uno sí es. Con eso uno hace... Sobrevive en su país.
Sobrevivir como se pueda. En cada esquina, la angustia crece para Jaili y su familia al encontrar más paisanos sin esperanza.
Aquí lo primero que uno piensa al tercer día es devolver, de una. Pero ya comí yuca sola. De repente te detienes un momento y después los cuatro dan a frente y no. Porque por lo menos es una selva guerrera, pero te alimentas dignamente.
Madrugan para tomar el primer autobús a Bogotá, la capital colombiana. Este es el trayecto que eligen quienes buscan ahorrar más. El camino está lleno de curvas. Cinco derrumbes en la ruta original obligan al conductor a tomar una vía alterna. Tardarán cinco horas más en llegar.
Completan 21 horas de trayecto y arriban a Bogotá. Llegan a un hospedaje de paso. En la noche emprenderán un nuevo viaje de 20 horas más, con destino a la ciudad de Caní. Para Jackson, el tío de las niñas, dejar Venezuela representa un cambio total. Allí trabajaba como comerciante, pero en Perú, su futuro será incierto.
Realmente amo a mi país, no me voy por mi país porque mi país no tiene la culpa.
Tiene 41 años y a pesar de que trabajaba diario más de 10 horas, se convirtió en otro afectado por la crisis.
Porque el sueldito no alcanza para nada. Lo que se hace y lo poquito que se hace es para medio comer.
Pero donde pasa, encuentran venezolanos.
No me pongo una venda en los ojos. La única forma de que el gobierno de Venezuela entregue a Venezuela como está es que pase algo fuerte, algo grave.
Provengo de gente humilde y eso me hace feliz. Mi padre fue un pescador raza de indio huayquerí.
En las calles de Bogotá, escuchan las notas de su país.
Yo soy provengo de Venezuela, de allá no soy cantador, y hoy vivo en la capital buscando
una solución. Nosotros los venezolanos no queremos quedar en Colombia, no nos queremos quedar en Perú, en ninguna parte de cualquier país del mundo no nos queremos quedar porque estamos en ese país físicamente, pero nuestro pensamiento y nuestra alma está puesta allá en Venezuela, en nuestros familiares, en nuestros hijos y tenemos la esperanza de que algún día regresaremos todos.
Los suyos no son casos aislados. Desde 2015, Colombia enfrenta una llegada masiva de venezolanos.
La migración ha ido tomando una serie de medidas no de ahora, sino de hace tres años. Primero, la expedición de una tarjeta de movilidad fronteriza que garantizaba la identificación de los ciudadanos que hacen migración pendular en los municipios de frontera. Posteriormente, un permiso especial de permanencia que a hoy cubre a casi 180 mil venezolanos que tienen la posibilidad de estar de manera regular en Colombia dos años y obviamente adaptando con más puntos de frontera. Antes había cuatro, ahora son siete.
Retoman la travesía. Esta vez el destino será Cali. El penúltimo antes del horar llegar a la frontera entre Colombia y Ecuador. Pasan al menos 12 horas aquí, así que aprovechan para ducharse. Cada uno paga 6 mil pesos colombianos para poder ingresar al baño, lo equivalente a poco más de dos dólares.
Las niñas intentan olvidar que no volverán a casa. Prefieren jugar. Pero díganme que tenías el pelo farrojo.
La situación nos ha llevado a salir, pero debemos de ser fuertes, valientes. Todos los que salimos del país somos valientes. Yo lo considero así. No es fácil dejar una vida atrás, no es fácil dejar una carrera, una familia, un hogar atrás y empezar de nuevo.
Jaylee vive una nueva angustia.
Desde la ruta que hemos agarrado, que salimos de Venezuela, en ninguna nos había tocado la oportunidad de que nos pesaran el equipaje. Y de hecho me preocupé muchísimo porque están cobrando por sobrepeso. Aquí solo permiten 20 kilos por pasajero y yo llevaba más de los
20
kilos por persona y me iba a tocar pagar unos dólares que definitivamente no tenía en el presupuesto porque yo voy solamente con el pasaje bus. Y me tocó pedirle el favor a unos compañeros de cola que solamente llevaban el bolso de mano para que me pasaran dos maletas. ¿Cita
28?
Inicia el camino a la frontera colombo-ecuatoriana. Aquí la dieta migratoria es la más económica. Pan y queso brutal durante la mayor parte del camino. Ya en Romichaca las filas son impactantes. La mayoría son venezolanos.
En medio de una sufocante espera, la música mengua en la ansiedad de los mirantes. La alegría dura poco, Jayli se siente estafada.
Pensamos que el paso iba a ser más rápido, ya que cuando compré el ticket, el pasaje, esa línea de bus ofrecía que aquí había una persona encargada de agilizar el sello de la salida de Colombia y la entrada de Ecuador y resulta que no. Es totalmente falso porque aquí estamos normal haciendo la cola. Y bueno, otra vez cansada porque lo mismo me tocó en Venezuela, esperar siete horas para poder sellar.
Mientras ella espera, otras madres migrantes también se desahogan.
Sí, es bastante difícil para los
niños sobre todo. Las paradas
uno tiene que comer rápido, a veces no te da chance de bañarte, si te bañas es un ráfalo, como lo decimos los venezolanos, un rapito así. La niña, en el caso de la niña cuando quiere ir al baño es difícil, aunque los autobuses tengan baño no es igual y para dormir sí ha sido agotador realmente.
Mira lo que estamos viviendo, Maduro, no diga que el país está lleno de comida porque no lo hay.
Luis es mimo, sabe que los venezolanos no tienen ni una moneda de sobra para recompensar su arte, pero es su manera de aliviar el agobio de los migrantes.
Uno se queda pero frío de ver tanto venezolano que emigra de su propio país. Da tristeza.
Jaily logra pasar primero con sus hijas, pero solo porque son menores de edad. Ni su hijo mayor ni su hermano corren con la misma suerte. Tienen que hacer fila al menos cuatro horas más. Sellada la salida de Colombia, pasan al lado ecuatoriano. Un agente estampa números en los brazos de los migrantes.
49, 48.
En esta hilera se mezclan dos grupos, los que legalizarán la entrada y los que sellarán la salida. Los primeros avanzan felices, pero algunos de los segundos advierten que en Perú, el destino de Yaeli, no todo es color de rosa.
Cuando yo llegué no había tantos venezolanos, pero ya la situación es que en la parte donde estaba yo Lima ya han llegado muchos venezolanos y con la llegada de muchos inmigrantes el trabajo se pone más fuerte ya conseguir un trabajo no es tan fácil uno al llegar podía cambiar de trabajo y buscar algo mejor pero ya la cosa está un poco más ruda en Lima.
Para Yaley es difícil escuchar esto. Tiene la esperanza de poder reconstruir su vida en Perú. En esta zona, no Solo los llamados coyotes prometen agilizar el trámite ilegalmente.
He escuchado que hay personas que con dinero, 15 dólares pasan y sellan de una vez.
Un lujo que de ninguna manera se puede permitir la familia de Jaylee. Luego de ocho horas, entran a la migración ecuatoriana. Sellan. Después del trámite, tienen que volver a Ipiales, del lado colombiano, para tomar el autobús rumbo a Quito. Llevan días sin dormir bien.
Se albergan en un pequeño hostal para descansar.
Hay momentos donde siento que decaigo y digo que
me quisiera devolver por el mismo cansancio. Pero a la vez recuerdo cuáles son las razones por las que salí y eso es lo que me mantiene en pie para seguir y llegar a mi destino que es
el que yo quiero.
Carlos inicia el día con un café, mientras que el resto de la familia aún duerme. No es el único aquí. En Quito, la tasa de migrantes venezolanos ya duplica la de cualquier otra nacionalidad latinoamericana.
Aquí les damos la oportunidad de que se queden temporalmente por un máximo de 15 días y en casos muy especiales se prolonga este tiempo. El objetivo es que en estos días ellos puedan, por un lado, descansar un poco porque vienen muchas veces fatigados de un viaje que normalmente no es un viaje que lo hacen seguido, sino por tramos.
El cansancio del viaje se remedia en estos refugios, desahogando años de privaciones y frustraciones. El gobierno venezolano proclama la entrega de mercados a sus habitantes, pero el sistema está al borde del colapso.
La caja de los crack que ellos llaman la comida del pueblo, Eso es mentira, eso se lo dan únicamente a su gente y no es todos los meses tampoco. Hay municipios que pasan hasta tres meses sin darle la julana a cajita y eso lo que trae son cuatro tonterías que no alcanzan ni para comer una semana.
A esos presuntos engaños se suman los inconvenientes migratorios. Tramitar un pasaporte se convirtió en una pesadilla.
Por los problemas que tienen en el sistema venezolano no se tramita tan fácil. Hice en 15 días, pero es mentira. Entonces tenía que viajar Cúcuta, San Cristóbal, en fin, así duré cuatro meses.
Ya una vez que me salió, Gracias a Dios pude lograr sellar mi pasaporte e iniciar esta travesía, pero digamos mochileando.
Una vez en Quito, la meta de la mayoría es conseguir un empleo estable.
Diariamente ingresan alrededor de 7 a 10. Como porcentaje en nuestros talleres de emprendimiento tenemos un
50%
normalmente ellos se insertan en los campos laborales en lo que es ventas y también técnicos, las personas que son técnicos pero en su mayoría son ventas más formales.
El día de hoy le tengo variedad de colores y de seda.
Iliet se encuentra con un venezolano que le cuenta cómo es la vida en Quito.
Por lo menos un venezolano dice una cosa fea de una partida, Entonces, como dicen por ellos, pagamos todo.
El presupuesto, al igual que las energías, se agota. A Yelly le urge conseguir los tiquetes para llegar pronto a la frontera con Perú. Se cruzan con otro paisano que huyó y al que el desespero lo llevó a regalar bolívares, a cambio de cualquier cosa.
Se lo obsequio con la finalidad de que ellos me regalen alguna moneda. O sea, me estoy disfrazando porque estoy vendiendo billetes, pero
lo que
nosotros necesitamos es la moneda para poder subsistir aquí en el país. Tenemos pocos días, no hemos conseguido empleo y tenemos que pagar bien.
En las
calles, en los restaurantes, en los hospitales, en casi todos los rincones de Quito Hay venezolanos.
Es lamentable, de verdad, pero
mi país actualmente se está quedando sin gente que lo habite.
Lejos de casa, Carlos vuelve a hacer lo que ama, tocar. Siguen la travesía hacia el sur del continente. En 10 horas llegarán a Guaquillas, la frontera con Perú. Toman un taxi hasta el punto migratorio. Un sobrecosto más para el que la mayoría de los migrantes no vienen preparados.
Tras 20 minutos de recorrido, arriba me apunto. El cansancio comienza a hacer estragos. Con suerte, no tardará más de tres horas en sellar la salida a Ecuador, luego de más de 3.000 kilómetros de camino. Algunos se aprovechan de la situación.
Desde aquí, de migraciones, del Cebá de Ecuador al Cebá del Perú vale 3 dólares. Pero hay un taxista abusivo que le cobró a los pasajeros 4 dólares y eso no va. Me han dicho
a mí que es una ruta más corta.
Están a un sello de entrar a Perú. Hacerlo de manera legal los emociona aún más. ¿Lo consiguen? Ahora irán a Tumbes, la última parada antes de llegar a Lima. Esta población costera se convirtió en una pequeña Venezuela.
Toman un par de mototaxis para ir al centro.
Mototaxis para ir al centro.
Van a cambiar lo poco que les queda. Para Jaylee, la esperanza es que esta sea la última noche que pasen sus hijas en un hostal. El esposo de Jaylee está desesperado. Quiere que lleguen pronto. Emprende en su último trayecto.
Emprenden su último trayecto. Con destino a la ciudad de Lima,
sirva esta vuelta de bus. Gracias.
En esta ruta van muchos más venezolanos. Más de la mitad de los pasajeros vienen de ese país.
Algún día Venezuela va a salir de esto. De un gobierno corrupto, tirano, narcotraficante,
que nos hundió a todo en la miseria.
Y bueno, mi corazón partió por salir de mi sueño.
Jaylee está a minutos de reencontrarse con su esposo, después de esta extenuante travesía.
Bueno, ahorita estoy como nerviosa, asustada, con ganas como de llorar porque
no sabía qué era esto lo
que iba a sentir una vez que tanta ansiedad durante todo el camino. La verdad es que ahorita me siento con emociones en contra.
La espera terminó. Atrás quedaron tres fronteras, más de 4.800 kilómetros, nueve autobuses y una decena de noches sin dormir. Pero el camino no termina aquí. El padre de las niñas y esposo de Jerry negocian un vehículo para llegar hasta el que a partir de ahora será su lugar. La ruta sigue hasta el distrito de Aten, donde vivirán en una sola habitación, hasta que logren destabilizarse.
Esto es como el inicio de
un nuevo capítulo de mi vida,
de todo, de mis hermanas, de mi mamá, de mi tío. Habrá que construir cosas desde abajo, porque había cosas que teníamos en Venezuela que aquí no las tenemos y tenemos que reempezar todo ese proceso de aprendizaje y de meternos en lo que es la vida peruana.
Aún es muy pronto para ser amigos, pero el talento de Carlos ya cautivó a los pesimis.
Mira, me puedo poner a tocar en el metro, ¿viste?
Estar en Date es un triunfo temporal para Yaeli, quien no olvida cómo salió de su casa.
Bueno, yo la despedí como que si era una persona, y dije que allí iba a estar hasta que yo volviera a regresar, porque pienso regresar.
Jaili y los suyos llevan ahora un nuevo sello a cuestas, el de ser migrantes, el destino que comparten los miles que se atrevieron a escapar de la crisis, que convirtió a Venezuela en un país que huye.
Después de ver el drama de esta familia y de las historias paralelas, María, que usted encontró en esta travesía, ¿por qué esta familia decide comenzar de nuevo en Perú?
Perú justamente porque es uno de los países del
sur de Latinoamérica que mejores oportunidades laborales, sociales y económicas le ofrece a los venezolanos que han emprendido este éxodo obligado a raíz
de la crisis específicamente les permiten el trámite de un permiso temporal de permanencia con el cual pueden acceder a la continuidad de los estudios escolares de sus hijos en cualquier escuela distrital o pública.
Volvió a establecer contacto con la familia de Mendoza.
Así es, seguimos en permanente contacto ya ellos a pesar de la dificultad que implica dejar atrás toda una vida de esfuerzos en su país. Han retomado su empleo. La niña ya está de nuevo en clases en una escuela primaria
del distrito y
ya todos han retomado su vida.
Vive usted el minuto a minuto en esta travesía. Cómo fue esa experiencia que la marcó
como periodista?
No es nada sencillo enfrentarse cara a cara a una realidad tan cruda como la que viven los migrantes, sobre todo las dificultades que viven en cada frontera. Pero sin embargo la
enseñanza periodística que me deja es la necesidad de abordar este tipo de temas
para que tanto los gobiernos como los organismos internacionales puedan establecer medidas conjuntas para tratar la situación.
Gracias, El María, por este reportaje. Y a ustedes gracias por acompañarnos. Recuerden que si quieren repetir esta emisión no duden en ingresar a nuestra página web trans24.com.
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