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Hoy en Memorias de Pez vamos con un vídeo que tenía que actualizar, la historia de mi país, de un pueblo que acaba

de levantar uno de los mayores imperios nunca vistos y que globalizó

el mundo para siempre. Hoy hablamos de

la historia de España. Los primeros restos conocidos de algo parecido a un hombre son de hace 1, 2 millones de años en Atapuerca. Estos homínidos llegaron a España buscando alimentos y buen clima. Lo más destacable del Paleolítico que ha llegado hasta nuestros días son las pinturas rupestres que se pueden encontrar a orillas del mar Cantábrico. Cuevas como las de Tito Bustillo o el Pindal son impresionantes, pero si hay que destacar una por encima del resto tenemos que destacar las cuevas de Altamira de hace unos 16.000 años.

De aquellas la población de la península ibérica se situaba en la cornisa cantábrica y a orillas del mar mediterráneo. En el Neolítico los hombres descubren la agricultura y la ganadería y ya pasan de andar recogiendo frutitos y cazando lo que pueden. Y para dejar esto de la vida nómada que era muy duro crean los primeros asentamientos en forma de aldeas. En la Edad Antigua la costa mediterránea empieza a recibir visitas. Fenicios y griegos montan colonias para hacerse de oro comerciando con los autóctonos.

¿Y quiénes eran los autóctonos? Pues de aquellas la península ibérica estaba poblada por galaicos, astures y cántabros de origen celta, así como por vascones de

origen prendoeuropeo. El resto de la

península ibérica estaba poblada por los íberos, excepto una amplia zona del interior de la península ibérica llamada Celtiberia, que también estaba poblada por pueblos celtas. A los celtas de Celtiberia se les conoce hoy

en día como Celtíberos.

En el siglo III a.C. Estalla la guerra entre Cartago y Roma, las archiconocidas Guerras Púnicas. Cartago, con Alníbar al frente, invadirá parte de la península ibérica como base para sus ataques sobre Roma, pero fracasará a la hora de tomar la capital romana. Roma pone el ojo en lo que ellos llamarán Hispania. Así que en el año

218

a.C. Comienza la Conquista Romana de Hispania. Una conquista que les lleva dos siglos completar y que dejará para el recuerdo la heroica defensa local en el sitio de Numancia. Durante la conquista de Hispania destacará un líder local, Viriato, un guerrero lusitano que defendió Hispania con uñas y dientes y que

era considerado como el terror de Roma. Los cántabros y los astures fueron los últimos en caer en el 19 a.C., en lo que se conocieron como las Guerras Asturcántabras, una campaña que el propio emperador romano César Augusto encabezó personalmente. Sin embargo, el paso de los romanos por la península ibérica fue muy próspero para la zona. Los romanos se dedicaron a extender su cultura, su lengua y su economía en Hispania hasta mediados del siglo III.

A día de hoy se pueden visitar en España tesoros de la arquitectura romana como

el Acueducto de Segovia, los teatros romanos de Mérida, Málago o Cartagena, el Anfiteatro de Tarragona, la Muralla Romana de Lugo o el puente romano de Córdoba. Trajano, Adriano, Marco Aurelio y Teodosio fueron emperadores romanos

de origen hispano. Con los romanos también llegó algo que dará mucho que hablar en la historia de España, el cristianismo.

Sin embargo, las guerras, los malos emperadores y

la corrupción dejaron a Roma muy debilitada y el Imperio Romano fue pasto de los pueblos germánicos que llegaron del norte. La península ibérica no fue

una excepción y pueblos como los vándalos, los huevos

o los alanos la invadieron. Sin embargo, otro pueblo, los visigodos, que venían precisamente de conquistar Roma llegaron a la península echando al resto al norte de África. En vez de acabar con todo vestigio romano, los visigodos adoptaron el cristianismo y gran parte de la cultura romana. Y bueno, aquellos eran tiempos en los

que la historia se parecía mucho a Juego de Tronos, os lo demuestro.

Los seguidores de un antiguo rey visigodo, Bitiza, querían destronar a otro rey visigodo, Don Rodrigo, y para ello necesitaban más soldados. Así que no se les ocurrió otra cosa que pedir ayuda a un nuevo imperio que se extendía desde Oriente Medio por todo el norte de África. De esta manera, en el 711 desembarcó un ejército musulmán en

la península ibérica. El ejército árabe bereber acabó con el rey Rodrigo, que murió en combate en la batalla de Guadalete. Pero los musulmanes, que tontos no eran, pensaron, hey, estos que nos han traído aquí son unos mataos, tal vez podríamos quedarnos con todo y conquistar Europa. Así que en nueve años casi toda la península, menos alguna zona del norte y los Pirineos estaba ocupada por los musulmanes. En el 722, unos pocos señores cristianos vencen en la batalla

de Covadonga al ejército árabe, iniciándose la reconquista. Se forma entonces el Reino de Asturias, con

el rey Pelayo a la cabeza. El Reino de Asturias se dividirá en varios territorios tras el reinado de Alfonso III, quien divide el reino entre sus hijos. Algo que no es una gran idea si tus hijos son

unos sinvergüenzas que matarían a

su propio hermano con tal de tener más tierras. Bueno, pues al principio el reino más top fue el Reino

de León, y es el que llevará durante tiempo la voz cantante en la península. Sin embargo, finalmente, tras muchas idas y venidas con independencias, regicidios, señoríos y demás movidas de por medio, el Reino León desaparece y

se forman cuatro reinos cristianos. El de Castilla, la Corona de Aragón, el Reino de Navarra y el Reino de Portugal. En el mundo musulmán, las cosas tampoco es que fuesen mucho mejor. Al territorio bajo dominio musulmán se le conocía como Al-Ándalus.

En el 773 Abderramán I proclamó el Emirato de Córdoba para montarse así su propio chiringuito e independizar Al-Ándalus del resto del mundo islámico. Abderramán III acabará con el Emirato y proclamará el Califato de Córdoba hasta el año 1031. Con el Califato de Córdoba se alcanza el punto de máximo esplendor de Al-Ándalus, pero una guerra civil, seguida de una gran inestabilidad política, en la que

los califas se sucedían uno tras otro y duraban menos que un caramelo a la puerta de un colegio, hizo que el califato se fragmentase en multitud

de reinos conocidos como taifas. Y claro, las taifas por solas tenían mucho menos poder e incluso pagaban a los reinos cristianos para que estos, que eran mucho más grandes, les protegiesen. ¿Y por qué aceptaban los cristianos proteger a los que ellos consideraban que eran infieles? Pues porque los musulmanes eran los únicos que tenían acceso al mercado oriental con el resto del mundo islámico, a través del Mediterráneo. Y claro, esto otorgaba muchas ganancias.

Ya sabéis, la pela es la pela y al final todo se puede comprar con oro hasta que tu mayor enemigo te proteja. Sin embargo, los musulmanes comenzaron a perder territorio en una lenta pero constante retirada. El gran punto de inflexión de la reconquista fue la Batalla de las Nagas de Tolosa en el 1212, en el que los reyes de Navarra, Aragón y Castilla encabezan una desesperada carga de película que consigue derrotar al ejército musulmán. La Reconquista Cristiana dura ocho siglos. Así que, para que os hagáis una idea, los musulmanes estuvieron en la Península Ibérica más tiempo del que ha pasado desde que se completase la propia reconquista.

En 1492 los reyes católicos conquistan el Reino de Granada, último reducto musulmán en la península ibérica. El mismo año, Cristóbal Colón llega, sin saberlo, a América.

Con la llegada de los austrias a la corona nace el concepto

de España. Aunque bueno, los historiadores no

se ponen muy de acuerdo en esto

y algunos dicen que fue mucho más tarde, otros que antes… En fin, lo importante es que Carlos I hereda posesiones en toda Europa. Lo que unido a las victorias militares en Italia contra Francia, los descubrimientos en Oceanía y las conquistas de los imperios Azteca, Maya e Inca, que traerán ingentes cantidades de oro y plata, hacen que el Imperio Español se convirtiese en

uno de los más grandes de

la historia, alcanzando su plenitud con Felipe II. De esta época también son algunos de los grandes escritores de

la historia de España, como Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca o Quevedo, en lo

que se conoce como el Siglo de Oro. Sin embargo, los reyes que sucedieron a Felipe II dejaron mucho que desear. El Imperio Español comenzó a tener demasiados problemas. Por un lado, la iglesia ralentizaba gran parte del progreso y la innovación. Por otro lado, el imperio tenía demasiados enemigos y las constantes guerras arruinaron las arcas imperiales.

La llegada de oro y plata causó una gran subida de los precios en Castilla, que hizo que ésta perdiese todo su tejido productivo, ya que simplemente era más barato importar productos manufacturados. Si a todo esto le sumamos que en el siglo XVII la plata y el oro llegaban en cantidades menores y que la corrupción campaba a sus anchas sin que los reyes vividores hicieran nada por impedirlo, pues tenemos una decadencia brutal. El imperio perdió la guerra de los

30

años y perdió Flandes. En 1700, Carlos II muere sin descendencia y se desata una guerra por ver quién iba a ser el nuevo rey de España. La guerra fue entre los partidarios de los austrias y los partidarios de los borbones procedentes de Francia. Una guerra en la que intervienen prácticamente todas las potencias europeas del momento. Vamos que la

guerra fue una guerra mundial de la época. Los Borbones, con la

ayuda de Francia, se harán con la corona española y durante el siglo XVIII el imperio se recuperará alcanzando su máxima extensión. Felipe V I, Fernando VI después y finalmente Carlos III modernizarán la estructura imperial y crearán una armada y una flota mercante competente. Incluso conseguirán alguna victoria militar importante como la defensa de Cartagena de Indias por Blas de Lezo o la fundamental ayuda a Estados Unidos en su independencia. Sin embargo a la muerte de Carlos III llegarán los que posiblemente sean los peores reyes de la historia de España, Carlos IV y su hijo Fernando VII. Con ellos volverá la decadencia del Imperio Español que se agudizará en 1805 con la derrota contra los ingleses en la Batalla de Trafalgar.

Poco después Francia invadirá España. Esto fue algo así como, ¡Ey España, ¿me dejas pasar para atacar Portugal? Será solo un momento.

¡Claro que sí, hombre, pase, pase! Oye, que al final, Monsieur, me ha gustado la tortilla esta que hacéis con patatas y creo que me voy

a quedar todo esto. Pues nada, Napoleón tira de enchufismo y pone a

su hermano como nuevo rey. Sin embargo, con la ayuda de los ingleses, Portugal y gracias a las guerrillas, el ejército español consigue expulsar

a los franceses del país, reestableciendo al absolutista Fernando VII como rey. Ah, durante la guerra se promulgó la primera Constitución, la de Cádiz de 1812, pero bueno, Fernando VII pasará de esas cosas de constituciones. Los territorios españoles de Ultramar aprovecharon la guerra para iniciar sus movimientos independentistas. De esta forma, la mayor parte de los territorios americanos se independizan entre 1810 y 1821. El reinado absolutista de Fernando VII son posiblemente los peores años de la historia de España.

Unos años oscuros, de servidumbre, en la que España lo pierde absolutamente todo. El general Griego intentará derrocar a Fernando VII y lo consigue durante 3 años, pero Fernando VII pide ayuda a

sus amiguitos de Europa y Francia le envía un ejército para que vuelva al trono. A la muerte de Fernando VII estalla una guerra civil entre los que defendían la sucesión de su hija al trono y los que defendían que el trono debería ser para su hermano Carlos. Básicamente los seguidores de Carlos, es decir los carlistas, eran defensores

a ultranza del absolutismo, es decir, de la línea más dura del antiguo régimen, los fueros y

el dios patria y rey. Mientras que los realistas, que apoyaban a

la hija de Fernando VII, Isabel II, que por cierto de aquellas era una niña, eran partidarios de

una monarquía algo más liberal. Hasta Tres Guerras habrá por esta cuestión, conocidas como las Guerras Carlistas. Las Guerras Carlistas fueron un verdadero freno para

el país que perdió el tren de la industrialización que campaba por Europa. Y sin embargo, no sirvieron para nada, ya que en las

Tres Guerras los carlistas fueron derrotados por los realistas.

No obstante, la inestabilidad política y las crisis constantes eran ya un hecho en España. Tras el reinado de Isabel II vendrían dos cortas etapas. Una monarquía con Amadeo de Savoy al frente, al que nadie hacía ni caso, y luego, por primera vez, una república. Ninguna de las dos durará mucho y los Borbones volverán con Alfonso XII primero y con Alfonso XIII después. A final de este siglo comienza a llegar a España la revolución industrial, por fin.

Se focalizará esta sobre todo en Asturias, País Vasco y Cataluña. Sin embargo, lamentablemente la industria española se sitúa muy pero que muy lejos de las grandes potencias industriales como Reino Unido, Alemania o Bélgica. En

1898 España pierde sus últimas colonias en ultramar tras perder una guerra con Estados Unidos. Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam nunca volverán a ser españolas. El comienzo del siglo estuvo marcado por la fundación de los grandes sindicatos, la UGT y la CNT. España, que no está para muchas fiestas, permanece neutral durante la Primera Guerra Mundial.

De hecho, España aprovecha para hacer negocios y vende de todo a ambos bandos. Por fin una buena noticia para la economía española que ve como por fin su industria comienza a crecer. En 1923 un golpe de estado llevado a cabo por Miguel Primo de Rivera instauran la dictadura militar con el beneplácito del rey Alfonso XIII. La dictadura se prolongó hasta 1930. En 1931 unas elecciones municipales condenan a la monarquía, dando paso a la Segunda República.

El proyecto republicano duraría muy poco, aunque dejaría por primera vez avances como

el sufragio universal. Sin embargo, de

aquellas la sociedad española era una sociedad muy polarizada en la que las ideas más extremistas eran muy comunes. Esto provocó una desestabilidad social en la que los tiroteos, revoluciones e intentos de golpe

de estado estaban a la orden del día. Tras un intento de golpe de estado en 1934 por parte de los sectores socialistas y anarquistas más radicales, parte del ejército y los sectores más conservadores de la sociedad intentan dar un golpe de estado contra la república, que desembocó en una guerra civil en 1936. La ayuda italiana y alemana sirvió para que los sublevados, con Franco al frente, instaurasen una dictadura que duró hasta la

muerte del dictador en 1975. España destrozada no interviene en la Segunda Guerra Mundial, a pesar de enviar a la División Azul a luchar junto a los alemanes contra la Unión Soviética, algo que sin duda aseguró la supervivencia del régimen franquista. La dictadura franquista se dividió en tres etapas. La primera tiene lugar entre el año 39 y el 50. Esta etapa se caracterizó por ser durísima, llena de represión y rencores derivados de la guerra en la que España apenas comerciaba con otros países y en la que se pasaba mucho miedo y hambre.

La segunda empieza en 1950 y destaca porque España da comienzo a una progresiva apertura al exterior ayudada por la Guerra Fría, que hace que el régimen se pueda acercar cada vez más a Estados Unidos. De hecho España entra en la ONU en 1955 y comienza el proceso de descolonización del norte de África. Sin embargo, la situación económica de España sigue siendo crítica. La tercera etapa comienza precisamente en

1959,

cuando el régimen franquista comienza a quitar militares de su gobierno y a sustituirlo por tecnócratas. Además, en 1959 se firman los Pactos de Madrid con Estados Unidos, según los cuales se concede a

los norteamericanos instalar dos bases militares en España a cambio de mucho dinero que servirán para estabilizar

la economía española. Aunque eso sí, el régimen continuó siendo implacable con cualquier cosa que oliese a oposición. El caso es que

el plan de estabilización

de la economía española funciona y en los sesenta España obtiene un crecimiento económico brutal, conocido por muchos como el Milagro Español. Con la muerte de Franco llegó una etapa conocida como la Transición, que democratizó el país. En 1978 se aprobó la constitución en referéndum, que convertía a España en una monarquía parlamentaria. El 23 de febrero de 1981 un intento de golpe de estado fracasó estrepitosamente.

En el 82, un partido de Izquierdas, el PSOE, volvía a

estar en el gobierno, algo que no ocurría desde la Segunda República.

Por otro lado, España entraba en

la OTAN y en 1985 también entraba en la Unión Económica Europea, recuperando su lugar e importancia histórica en el continente. Un resurgimiento que se confirmó con la celebración de

los Juegos Olímpicos de Barcelona

en 92. En los 90 España también intervino como fuerza pacificadora en

la guerra de Bosnia. Más tarde, ya en los años 2000, España intervino militarmente en Afganistán y en la guerra de Irak contra las fuerzas de Saddam Hussein. El 11 de marzo de 2004 España sufre el mayor atentado de su historia. Poco antes, en 2002, España había adoptado el euro como moneda junto a 11 países más de

la Unión Europea. La bonanza económica de la primera década de siglo es interrumpida por una gran crisis económica. Una crisis de la que saldrá un movimiento que dará la vuelta al mundo, el 15M. Un 15M que desembocará en la ruptura del bipartidismo que se había mantenido desde 1982. También la última década nos ha traído una buena noticia.

El 20 de octubre de 2011, una ETA corralada por las fuerzas de seguridad del estado anunciaba el cese de la actividad armada. Facebook, Twitter y TikTok. Un saludo a todos y hasta la próxima.