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Ya desde 1798

el médico Sir Alexander Crichton describió personas con problemas de atención. Y el pediatra Sir George Frederick Steele, en

1902,

habla de formas en las que se manifiesta la falta de control moral en niños, una de ellas travesura desenfrenada destructividad, y advertía que estos rasgos llevaban a la delincuencia. ¡Piu! Afortunadamente ya hay mayor comprensión sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad ¿O no? ¿Qué sabemos del TDAH? El TDAH es un trastorno neuropsiquiátrico, o sea que tiene manifestaciones mentales y comportamentales.

Aunque

todavía hay personas que creen que es una enfermedad inventada. A ese niño lo que le faltan son unas nalgadas. Es así de distraído y flojo porque está muy consentido.

Las personas con TDAH tienen bajos niveles de dopamina e irregularidades en la vía mesocortical, que se encarga de llevar dopamina a la corteza prefrontal. Estas alteraciones afectan el sistema de recompensa y las funciones ejecutivas, que incluyen la planeación, la organización, el manejo del tiempo y la memoria de trabajo. Se producen signos y síntomas que originan los subtipos de TDAH, falta de atención, hiperactividad e impulsividad y combinado. Por eso el TDAH no siempre se ve igual y puede variar según la edad. La falta de atención en niños puede presentarse como bajo rendimiento académico y, en adultos, como procrastinación, acumulación y no terminar trabajos.

Un niño con hiperactividad e impulsividad corre por la casa e interrumpe, mientras que un adulto habla mucho, no mantiene relaciones ni trabajos, maneja rápido y hace compras impulsivas. ¡Ay! Pero todos tenemos problemas para enfocarnos, todos procrastinamos, todos perdemos cosas y todos podemos ser impuntuales. Entonces puedo decir, disculpenme por llegar tardísimo, ¿es que tengo TDAH? Pues no, no todos tenemos.

Entonces, ¿cómo se siente tener TDAH? Llegas tarde y ni sabes en qué se te fue el tiempo. Y te pasa siempre. Cuando te dicen que eres impuntual lo niegas. No es que seas mentiroso, es que se te olvida que siempre llegas tarde porque no pones atención y tu memoria no lo registra.

Alguien se presenta y te dice, mucho gusto, me llamo Javier. En tu cabeza piensas ¡ay, tiene una voz como la del canal de YouTube que me gusta!

Cómo disfruto esos videos, por cierto ya habrá salido uno nuevo, llegando a la casa voy a checar".

Y luego dices, mucho gusto ¿cómo te llamas? Todos los días pierdes tus llaves o cualquier objeto de uso diario y pasas varios minutos buscando. Tienes cinco tareas en el día y te parecen monumentales. Cuando por fin empiezas una, duras horas perfeccionándola. Sin darte cuenta, hiciste sólo una tarea en la cual te excediste y no hiciste ninguna de las demás.

Cuando manejas, no te fijas en el carril al cual te vas a cambiar. Es difícil seguirte las conversaciones porque saltas de un tema a otro.

¿Te sentiste identificado? Puedes buscar un test en línea. Que los tests no son un diagnóstico,

son un empujoncito para buscar ayuda. Lo más importante para saber si o alguien a tu cargo tiene TDAH es acudir con un experto. Un correcto diagnóstico en niños incluye exámenes de visión, audición e involucra a los tutores y maestros. Además se puede confundir con trastorno bipolar o trastorno del espectro autista. En el TEA y TDAH hay síntomas iguales, pero por razones diferentes.

Uno interrumpe porque le cuesta leer a las personas, el otro por impulsividad. Hay infantes que tienen un alto rendimiento escolar y parecen flojos. Suelen pasar desapercibidos y recibir comentarios como «tienes tanto potencial si solo te esforzaras más». Son niños que tienen altas capacidades y uno o más trastornos que afectan su aprendizaje o socialización, como dislexia, autismo o TDAH, y se les conoce como doblemente excepcionales o 2E. Antes de diagnosticar TDAH es necesario descartar depresión, ansiedad, problemas del sueño, estrés, burnout, cambios hormonales y problemas en la tiroides, que comparten síntomas con el TDAH.

Por eso algunos casos se detectan hasta la adultez. ¿Qué no un infante con TDAH se cura al hacerse adulto? No realmente. Lo que se cree es que algunos niños tienen un desarrollo lento y después se regularizan, otros aprenden mecanismos para sobrellevarlo y nueva evidencia parece indicar que los síntomas son cíclicos. La gran mayoría tendrá síntomas toda su vida.

¿Puede pasar que de niño no tengas y luego de adulto sí? Es poco probable. Conociendo que las causas son genéticas, por abuso de sustancias durante el embarazo, traumas al momento de nacer o infecciones tempranas, vemos que es un trastorno que se da en etapas iniciales del desarrollo del cerebro. Aunque un estudio vio

166

adultos con TDAH,

67.5%

de ellos no cumplían con los criterios para el diagnóstico en la infancia. Surge la duda de si se trata de síntomas que fueron enmascarados, malos diagnósticos o una forma de TDAH adulta. Ya vimos que no es un trastorno inventado, pero parece estar de moda. ¡Todo el mundo tiene TDAH! se ha visto un aumento de casos que puede ser por varias razones.

En parte es por cómo ha cambiado la definición del trastorno a lo largo del tiempo, así como un aumento en su visibilización. Durante la pandemia también aumentaron los casos. Esto podría deberse a las tendencias de videos en redes, la relajación del diagnóstico y prescripción, y personas con TDAH que lo habían manejado muy bien hasta

la pandemia. También pasa lo contrario,

Se ha visto que los grupos marginados y las niñas son subdiagnosticados. La buena noticia de todo esto es que, aunque es un trastorno con consecuencias negativas, puedes tener la habilidad de manejarlas.

70%

de los casos de TDAH se tratan efectivamente con estimulantes. Estos aumentan la dopamina y norepinefrina en la corteza prefrontal. Encontrar el medicamento y la dosis adecuada toma tiempo y se recomienda tomar pausas para evitar la tolerancia y abuso.

En algunos casos trae efectos secundarios y puede afectar el estado de ánimo. Además, se conoce poco de los efectos a largo plazo, por eso se recomienda que

el tratamiento sea integral. Hacer ejercicio, la meditación de atención plena e ir a terapia es tan importante como el medicamento. Algunas personas también ven mejoras al cambiar su alimentación. Y en tu día a día puedes intentar esto. Limita el uso de pantallas.

Aunque no causan TDAH, empeoran los síntomas. Busca escuelas y espacios de trabajo con adaptaciones. Estas permiten descansos para moverse, crean espacios para evitar distracciones y conceden más tiempo en los exámenes y tareas. Esto podría sonar injusto para personas sin TDAH, pero imagina que estudiaste y por más que lees y lees no puedes pasar de las instrucciones porque estás distraído. Si tienes TDAH es probable que te auto percibas como una persona nocturna que se duerme tarde, que necesita varias alarmas para despertar y despierta sumamente cansada.

Esto tiene que ver más con el TDAH que con tu cronotipo.

Lo recomendable es dormir temprano. Pon varias alarmas para avisarte que

es momento de dejar de trabajar o ver

el celular y una más unos minutos después por si te distrajiste. En clase garabatea o toma notas para no aburrirte y mantener la concentración. Crea sistemas para las cosas que sueles olvidar.

Si se te olvida que eso se te olvida,

lleva un registro para que no te sorprenda que te digan que se te olvida siempre ir por tu infante a la escuela. Para incrementar tu motivación busca métodos para agregar estos aspectos a tu trabajo. Interés, urgencia, nivel de desafío y novedad. Usa la técnica Pomodoro. Trabaja 25 minutos y toma 5 minutos de descanso.

Después de 4 ciclos toma 30 minutos de descanso. Para no interrumpir a las personas ve su boca. Si esta deja de moverse por varios segundos, ya puedes hablar. Usa un reloj que no te distraiga y pon relojes en los cuartos. Conoce cuánto tiempo te toma hacer cada cosa.

Si algo te toma más de una hora, divídelo en subtareas. Considera un colchón de tiempo. Si el trayecto es de 30 minutos, considera 5 minutos más para llegar temprano y otros 20 en lo que sales. Lleva una agenda. Al empezar el día, ve tus tareas.

Al final ve qué te faltó y ponle una nueva fecha. Revisa también las tareas del día siguiente. Asigna un lugar a cada cosa. Quizá piensas que necesitas tener todas tus cosas al alcance y vas apilando cosas en cajones o en tu escritorio. Asigna un lugar de manera consciente y comprometete a dejarlo siempre en su lugar.

La acumulación sólo roba tu atención y tu tiempo, pero sobre todo no te autodiagnostiques y busca ayuda profesional. ¡Curiosamente! Por muchísimo menos de lo que cuesta

una taza de café en esas tiendas de cadena,

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